Uno de los temas que me ronda la cabeza es como pasó The Addams Family a Los locos Addams. Mi duda no surge solamente por lo correcta o no que puede ser la traducción de la palabra Family.
Por: Fray Andrés Julián Herrera Porras, O.P/ Hace poco terminé un semestre académico que fue más pesado de lo que esperaba y pude reencontrarme con ese nuevo lugar común al que recurrimos hoy, volví a Netflix. Me encontré con sorpresa una serie de una joven de cara pálida y ropa oscura, Merlina, una serie que me conectaba directamente con la memoria de mi papá con quien tengo vagos recuerdos de haber visto algunos capítulos de Los locos Addams, seguramente en el mismo canal donde también veíamos Los Tres Chiflados.
Sí, en mi infancia vi a blanco y negro ambas comedias, ya había televisión a color desde mucho tiempo atrás, pero el humor es universal y ambos programas nos hacían gracia a los dos y nos permitían pasar lo que hoy denominan “tiempo de calidad”. Son recuerdos muy lejanos, pues tendría unos siete años cuando sucedieron; a pesar de ello, son recuerdos vividos que sin lugar a dudas fueron importantes para mi infancia y por ello los conservo.
Empecé a ver la nueva serie con cierto temor de que hubiesen dañado el personaje inicial, personaje que, en América Latina, y gracias a la traducción en Hispanoamérica, conocemos como Merlina y que pierde de entrada la referencia de su nombre original, Wednesday, qué es tomado de una canción infantil popular en Estados Unidos. Debo decir que no me decepcionó y que inmediatamente conecté con la trama, en tres días vi sus ocho capítulos y además de todo lo bueno que se podría decir en torno a su producción, es necesario decir que hoy, después de veinte años, observé en estos viejos personajes otras lecturas posibles.
Uno de los temas que me ronda la cabeza es como pasó The Addams Family a Los locos Addams. Mi duda no surge solamente por lo correcta o no que puede ser la traducción de la palabra Family, cambiar familia por locos no es solo un error en la palabra, es un cambio en el sentido mismo en que se puede ver la familia de la que se habla.
Los Addams no son una familia común, de hecho, son extremadamente extraños a primera vista. A pesar de ello, dentro del universo que habitan no son tan extraños. La intención inicial de Charles Addams con sus caricaturas en el The New Yorker era simplemente mostrar una familia promedio y exagerar sus rasgos, quizá los Addams puedan reflejar una familia promedio estadounidense de los años 30 del siglo anterior.
La caricatura no implica en sí una negación de la realidad. Por el contrario, es una forma de asumirla para referirse a la vida misma de una forma más sofisticada. La familia Addams no es la excepción, se trata de una figura que tiene mucho que decirnos, una familia cuyos integrantes muestran, en sus particularidades, algunas de las realidades que se pueden encontrar en cualquier familia y que nos pueden ayudar a reflexionar en nuestra propia familia y sus relaciones.
Ahora bien, tanto en la clásica familia Addams como en la moderna Merlina se ven reflejadas no solo la familia en sí, sino también, el entorno en el que se desarrolla la vida y la sociedad misma. Se trata entonces de una reflexión más amplia que puede, y debe, llevarnos a pensar en los que consideramos “raros”, en esos que vemos como “diferentes” y en lo que, a su vez, consideramos “normales”.
Estoy seguro que mi papá disfrutaría mucho ver a Merlina y también se sumaría a esta reflexión. Quizá me diría que además de la reflexión sobre lo normal y lo diferente, también es necesario revisar otros temas que están implícitos en la serie, como la importancia de la salud mental y otros más explícitos como los secretos de familia y sus implicaciones. Asimismo, me diría que es necesario pensar también en Los tres chiflados, la coincidencia o no de que sean contemporáneos con La familia Addams y la locura de nuestro tiempo.
Justo en este tiempo en que se nos ha pedido volver al tapabocas en lugares de aglomeración para cuidarnos del virus que no se va, es tiempo de cuestionarnos acerca de la pandemia silenciosa y poco observada de la enfermedad mental. Merlina puede ser una excusa para preguntarnos por el tema: ¿Cada cuánto acudimos a consulta psicológica? ¿Qué tan conscientes somos de nuestra salud mental? ¿Aún creemos que se trata solo de un espacio para “locos”?
La invitación es a acercarse a la serie con los ojos abiertos, pensando de forma profunda en la realidad que da nuevos horizontes de comprensión a estos personajes ya clásicos de la televisión. Es tiempo de tomarnos en serio el cuidado mental propio y de nuestros seres más cercanos. Ojalá mi papá pudiera ver la serie y leer esta columna, disfrutar de lo clásico y hacer la relación con el ahora. Dios lo tenga en su gloria.
Apuntaciones:
– El debate de moción de censura sobre la ministra Irene Vélez demostró una vez más la falta de argumentación de parte de la oposición y su alta capacidad para fracasar. Esto no quiere decir que la ministra no deba ser llamada al orden y ubicarse también en su cartera para evitar seguir cometiendo errores que ponen a tambalear al gobierno y a la economía de todo el país. Pensar antes de hablar, o de trinar, debe ser la consigna de opositores y del gobierno.
– Netflix acaba de lanzar una adaptación cinematográfica de la novela El amante de Lady Chatterley escrita por David Herbert Lawrence en 1928. Se trata de una película interesante que seguramente será vista por muchos. Ojalá no dejen de acercarse al texto original; es mucho más rico en sus diálogos.
– Quiero compartirles que, en compañía de otro fraile, hemos empezado un proyecto de podcast denominado Glosas. Allí nos dedicaremos a glosar algunos textos literarios, espero que puedan escucharnos en Spotify y otras plataformas.
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*Abogado. Estudiante de la licenciatura en Filosofía y Letras. Miembro activo del grupo de investigación Raimundo de Peñafort. Afiliado de la Sociedad Internacional Tomás de Aquino.
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