De “inadmisible” califica el Gobierno británico el récord de cruces migratorios irregulares hacia su país.
Solo en las últimas 24 horas, 1.295 personas procedentes de África atravesaron en pequeñas embarcaciones el Canal de la Mancha desde Francia hacia el Reino Unido, según informó el Ministerio de Defensa.
Se trata de un registro no visto desde hace cuatro años, que despierta las alarmas en Londres y tensa las relaciones con París, a cuyo Gobierno acusa de no hacer lo suficiente para detener esos desplazamientos.
Es «inaceptable (…) No solo son un abuso manifiesto de nuestras leyes de inmigración, sino que también ponen en peligro la vida de personas vulnerables que están siendo explotadas por bandas criminales despiadadas”, aseguró un portavoz de la Administración del primer ministro saliente, Boris Johnson.
Usualmente la mayor parte de los cruces marítimos no autorizados ocurre durante los meses de verano, pero ahora es mayor a lo habitual en medio del cierre de rutas alternas.
La tasa de llegadas en los ocho meses corridos de este año se ubica en 22.670, casi el doble comparada con las 12.500 personas que fueron interceptadas el año pasado mientras realizaban el trayecto, indicó el Ministerio de Defensa.
La cifra podría aumentar a 60.000 personas a finales de 2022, advierten las mismas fuentes.
Un cruce con consecuencias potencialmente mortales
Un informe del Comité de Asuntos Internos del Parlamento británico señaló el pasado julio que el aumento de los cruces puede deberse a que los traficantes de personas «alarman» sobre la entrada en vigor de nuevas reglas y están siendo presionados para viajar lo más pronto posible.
El Canal de la Mancha es una de las rutas de navegación más transitadas del mundo, pero conlleva consecuencias potencialmente mortales. Las corrientes en el agua son fuertes, lo que hace que el viaje aparentemente corto sea muy peligroso.
En noviembre de 2021, 27 migrantes fueron encontrados muertos en la riesgosa extensión de agua en lo que se considera el peor desastre jamás ocurrido allí.
La mayoría de personas que se somete a la difícil travesía proviene de Irán, Irak, Eritrea y Siria, de acuerdo con los registros de las autoridades. Se trata de países fuertemente golpeados por conflictos armados, violaciones de derechos humanos y hambre extrema.
La respuesta de las autoridades británicas a las migraciones forzadas son objeto de fuertes críticas por parte de la oposición política y organizaciones civiles como Human Rights Watch y Amnistía Internacional.
Desafío para el polémico programa de deportación a Ruanda
En virtud de un acuerdo alcanzado el pasado abril, Reino Unido anunció el envío de miles de inmigrantes que llegan clandestinamente a sus costas a más de 6.000 kilómetros de su territorio: Ruanda. El programa prevé que sus solicitudes de asilo sean procesadas allí y, en caso de prosperar, se les permitiría permanecer en el país africano.
El Gobierno de Johnson esperaba que la amenaza de deportación a la nación de África Oriental, sumada a otros esfuerzos como otorgar a la Marina la responsabilidad de interceptar a los inmigrantes, serían un elemento disuasorio para frenar los cruces migratorios.
Pero este plan ha estado plagado de controversia y desafíos judiciales. El primer vuelo de deportación previsto para junio fue prohibido a último minuto por una orden judicial del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, lo que revirtió la decisión de una corte local y significó un duro revés para la controvertida política migratoria.
Esa directriz será objeto de un desafío legal en el Tribunal Superior de Londres a principios de septiembre, luego de que una coalición de grupos de derechos humanos y un sindicato instauraran una demanda en la que argumentan que el programa es “impracticable” y “poco ético”.
De hecho, el Consejo de Refugiados de Reino Unido subrayó que el incremento en las cifras de cruces irregulares son «una prueba más de que el cruel plan de deportación a Ruanda del Gobierno, supuestamente un elemento disuasorio de los peligrosos cruces del Canal, simplemente no está funcionando».
Pese a los bloqueos, la controvertida política migratoria del país estaría lejos de descartarse. Los dos candidatos que compiten por reemplazar a Johnson como primer ministro, Liz Truss y Rishi Sunak, prometieron seguir adelante con las deportaciones a Ruanda.