El pasado domingo, 26 de noviembre, los periodistas Christopher Tibble, Santiago Wills y Catalina Trujillo-Urrego, publicaron en el portal Casa Macondo una investigación periodística que auscultó en detalle y con precisión, durante más de tres meses, los muchos problemas que hoy aquejan a la otrora loable entidad estatal: Artesanías de Colombia.
La extensa y bien documentada nota periodística comienza diciendo que desde hace por lo menos un año y medio se vienen presentando situaciones bastante complicadas; no solo para los trabajadores, muchos de ellos internados en clínicas de reposo por cuenta del estrés laboral; sino también para la entidad misma y los artesanos, quienes son en últimas los que deberían mejorar sus condiciones de vida debido al correcto funcionamiento de la institución y la puesta en marcha de la política pública diseñada para ellos.
De acuerdo con el texto del artículo, desde finales de diciembre del año pasado llegaron a los correos de todos los empleados de Artesanías de Colombia y algunas dependencias del Ministerio del Trabajo, denuncias relacionadas con el comportamiento más bien hostil de Adriana Mejía Aguado para con sus subalternos en la entidad a la que llegó de la mano de Gustavo Petro.
Contratistas y funcionarios bajo amenaza
“Once meses después de esa primera denuncia, la situación en Artesanías de Colombia solo ha empeorado, según una veintena de servidores públicos actuales y pasados, tanto funcionarios como contratistas, que hablaron con Casa Macondo. Además del maltrato general, de los gritos e insultos, las fuentes acusan a la gerencia de la entidad, adscrita al Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, de, entre otras conductas, contratar personas que no cumplen con los requisitos necesarios, cobrar viáticos excesivos, hacer política en los canales de difusión y firmar contratos que desconocen el trabajo de las administraciones anteriores”, dice uno de los apartes de la nota.
Es tan complejo este tema, que, según datos del departamento de personal de Artesanías de Colombia, las licencias recomendadas en ocasión de los episodios de estrés laboral se duplicaron, pasando de un poco más de 80 en 2022 a más de 160 en lo que va de 2023.
Otro de los asuntos que mencionan los trabajadores de la entidad -considerada hace años por una consultora internacional como la entidad pública con el más alto índice de felicidad de sus trabajadores- son las constantes amenazas o alusiones a los tipos de vinculación que cada empleado tiene y sus facultades para terminar unilateralmente ese vínculo o modificar las funciones a desempeñar.
“Según Eugenio, otro servidor público, la nueva gerente solía preguntar: « ¿Usted es de planta o es contratista?». Si la respuesta era «de planta», se lamentaba: «Ay, no lo puedo botar». Pronto se empezó a respirar un ambiente de desconfianza. «Nos decía que había encontrado un nido de ratas en Artesanías», recuerda Mauricio. «La mayoría de nosotros llevamos veinte años acá, y además, no hay nada que robar». Los comentarios de Mejía Aguado rápidamente se transformaron en actos que desconcertaron a muchos de los empleados”, puede leerse en el reportaje.
Varios trabajadores resultaron afectados por la ‘reestructuración’ de la planta de personal, pues, fueron trasladados hasta dependencias de las cuales desconocían sus procesos o no se ajustaban a su perfil profesional o experiencia laboral. También dicen ahora estar preocupados con los cambios introducidos por Adriana Mejía a los procedimientos de Control Disciplinario Interno, debido a que su mano derecha José Rafael Vecino, es el encargado de atender las quejas por maltrato y acoso laboral en primera instancia y ella, en la segunda, cerrando el círculo.
“«Esto es un infierno, una pesadilla. Nadie trabaja feliz», dice Octavio, quien alude a la brecha que existe entre el discurso oficial de Mejía Aguado y el que tiene a puerta cerrada. En sus intervenciones públicas, «ella habla de la felicidad de los artesanos, del valor de la vida y de todas las políticas sociales del Gobierno. Sin embargo, para nosotros ir a la entidad es un factor de estrés laboral»”, precisan los denunciantes.
¿Adoctrinamiento al interior de las entidades públicas?
Adriana Mejía Aguado ha estado siempre vinculada al presidente Gustavo Petro, según varias personas entrevistadas por Casa Macondo, es recomendada de la primera dama, Verónica Alcocer. La hoy directora de Artesanías de Colombia, también participó del gobierno de la Bogotá Humana: durante seis meses estuvo al frente de la Corporación Gilberto Alzate Avendaño, contrariando la opinión de algunos personajes del sector cultural que reclamaron por su falta de experiencia en estos asuntos.
Aunque en su hoja de vida dice que estuvo al frente del Instituto Distrital de Artes de Bogotá (Idartes) y que tiene un diplomado en Derecho Administrativo por la Universidad La Gran Colombia, ambas instituciones la desmienten. Lo que sí es cierto es que se quemó en sus intenciones de llegar al Concejo por la Colombia Humana.
Otro hecho que parece estar debidamente probado, es el aparente ejercicio de adoctrinamiento que hoy promueve Mejía Aguado al interior de Artesanías de Colombia y los eventos donde tiene el papel protagónico. “Si antes Artesanías era una institución de carácter técnico, que se mantenía al margen de discusiones ideológicas, la llegada de la nueva gerente rápidamente la transformó en una entidad politizada y escudera del actual gobierno. «Ella llegó con muchos prejuicios de la empresa —recuerda Victoria—. Que era racista, clasista, elitista. En la primera charla que nos reunió a todos, nos dijo que quería cambiar las cosas»”, dice el artículo periodístico.
Es tan ferviente el compromiso de Adriana Mejía con el proyecto Colombia Humana, que el discurso que se venía manejando en la entidad hace más de 20 años, direccionado hacia los artesanos y sus condiciones laborales, ha quedado en el olvido para pasar a otro más activista y cargado de promesas populistas que llenan de aplausos los escenarios, pero que por muchas razones no pueden ser concretados.
“La militancia política de Mejía Aguado a veces roza con la paranoia, según los testimonios que recogió Casa Macondo. Tanto así, que clasifica a los funcionarios como aliados o enemigos del Pacto Histórico. A los que hacen parte del segundo grupo, a menudo los acusa de corruptos o los intimida con «la técnica del audio». «Cuando ella se pelea con alguien —asegura Camila—, le dice a esa persona: “Tengo un audio en donde usted está diciendo cosas en contra de nuestra política o nuestra misión””, denuncian los trabajadores de Artesanías de Colombia.
Viajando caro y sabroso en un Mercedes Benz
Casa Macondo también recepcionó testimonios de varios trabajadores que prefieren mantener en reserva su identidad por miedo a represalias, que darían cuenta de los excesivos costos de desplazamiento que asume la entidad a solicitud de su directora, quien, a la luz de sus viajes, cumple un amplio itinerario fuera de su oficina.
Desde su posesión, Adriana Mejía Aguado “no ha parado de recorrer el país. En el año que lleva al frente de la entidad, ha realizado 45 viajes con dinero público; un promedio de 3,75 al mes. Ha ido a Villavicencio, Sincelejo, Neiva, Barranquilla, Villa de Leyva e Ibagué; ha ido a Maicao, Tuchin, Pasto, Popayán, San Jacinto y San José del Guaviare. También ha viajado al exterior, a Venezuela, México, Miami (dos veces) y Madrid (dos veces)”.
Esto significa en términos económicos que, en un periodo de tiempo similar, Adriana Mejía Aguado ha gastado casi 5 veces más que su antecesora: Ana María Fríes y hecho cuatro veces más su número de viajes.
Por último, aseguran que por cuenta de su referencia por los desplazamientos por tierra en una camioneta Mercedes Benz blindada, los viáticos se aumentan, llegando a superar incluso los que se pagan por viajes aéreos. Los denunciantes esperan que se atiendan sus denuncias y que no se tiren la pelotica de un ministerio a otro, buscando el competente para tomar acciones.
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APN Noticias