Por: Hugo Hernando Bernal Vallejo/ Miguel de Cervantes Saavedra, novelista, poeta, dramaturgo y soldado español; nació en Alcalá de Henares, el 29 de septiembre de 1547, y murió en Madrid el 22 de abril de 1616.
Cervantes Saavedra es conocido universalmente como la máxima figura de la literatura española gracias a su novela El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha (El Quijote); considerada una de las mejores obras literarias a nivel mundial.
La primera parte de El Quijote fue publicada (por primera vez) hace 416 años, para ser más exactos, a principios del año 1605 en Madrid, España. Desde ese entonces, Cervantes Saavedra impactó a sus lectores con un texto lleno de contenido cultural, es por eso por lo que antes de intentar entender esta obra literaria se debe conocer el contexto histórico del autor y tratar de ver, a través de este, el uso de la literatura como expresión cultural.
Desde la fecha de la primera fecha de publicación (1605) hasta el día de hoy (2021), hemos presenciado múltiples niveles de evolución. Pasamos del fogón de leña hasta la freidora sin aceite, pero la naturaleza humana no ha cambiado. ¡Que maldición! Es claro para mí que el mensaje de El Quijote sigue tan vigente, como lo fue en el siglo XVII. Y eso es precisamente lo que quiero que conozcamos.
El mejor ejemplo se encuentra en el capítulo XLII de la segunda parte de El Quijote, publicada en 1615. El Quijote le dio consejos a Sancho para gobernar un cantón (región). Estos consejos tenían como intención el servirle de guía y ser norte de su gestión. Este primer hecho del consejo es clave, porque para la época se hacía lo contrario. Pretende que el nuevo gobernante, haga lo que debe hacer, no lo que se estaba haciendo:
1.- Primeramente, ¡oh hijo!, has de temer a Dios, porque en el temerle está la sabiduría, y siendo sabio no podrás errar en nada. Definitivamente, la crisis de valores y la pérdida del temor a Dios, van de la mano.
2.- Lo segundo, has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. El poder cambia a las personas, uno es el candidato a una Alcaldía, por ejemplo, y otro cuando lo eligen.
3.- Así es verdad -replicó don Quijote-, por lo cual los no de principios nobles deben acompañar la gravedad del cargo que ejercitan con una blanda suavidad que, guiada por la prudencia, los libre de la murmuración maliciosa, de quien no hay estado que se escape. La imparcialidad en las decisiones, debidamente acreditada, controla riesgos ante organismos de control.
4.- Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores; porque, viendo que no te corres, ninguno se pondrá a correrte; y préciate más de ser humilde virtuoso que pecador soberbio. Recordemos que ser servidor público, es para que le sirva al público y no lo contrario
6.- Mira, Sancho: si tomas por medio a la virtud, y te precias de hacer hechos virtuosos, no hay para qué tener envidia a los que los tienen de príncipes y señores, porque la sangre se hereda y la virtud se aquista, y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale. La virtud ilumina, el vicio oscurece la gestión.
7.- Nunca te guíes por la ley del encaje, que suele tener mucha cabida con los ignorantes que presumen de agudos. [1]. No prejuzgar. Toda decisión debe tener argumentos razonables con pretensión de objetividad.
8.- Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia, que las informaciones del rico. Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico, como por entre los sollozos e importunidades del pobre. No olvidar, que el rico o el pobre son manipuladores con sus recursos para lograr decisiones a su favor.
9.- Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia. No caer en las garras del diablo, es decir, de la corrupción.
10.- Cuando te sucediere juzgar algún pleito de algún tu enemigo, aparta las mientes de tu injuria y ponlas en la verdad del caso. No te ciegue la pasión propia en la causa ajena, que los yerros que en ella hicieres, las más veces, serán sin remedio; y si le tuvieren, será a costa de tu crédito, y aun de tu hacienda. Sé imparcial en las decisiones y si no lo puedes hacer, comunícalo a tu superior.
11.- Al culpado que cayere debajo de tu jurisdicción considérale hombre miserable, sujeto a las condiciones de la depravada naturaleza nuestra, y en todo cuanto fuere de tu parte, sin hacer agravio a la contraria, muéstratele piadoso y clemente, porque, aunque los atributos de Dios todos son iguales, más resplandece y campea a nuestro ver el de la misericordia que el de la justicia. Siempre garantiza los derechos humanos. No discrimine, no hay causa que lo justifique.
12.- No te ciegue la pasión propia en la causa ajena, que los yerros que en ella hicieres, las más veces, serán sin remedio; y si le tuvieren, será a costa de tu crédito, y aun de tu hacienda. Como servidores públicos su patrimonio es la prenda de garantía ante daños que tus decisiones cause por haberse motivado con el corazón y no con la razón.
13.- Si alguna mujer hermosa viniere a pedirte justicia, quita los ojos de sus lágrimas y tus oídos de sus gemidos, y considera de espacio la sustancia de lo que pide, si no quieres que se anegue tu razón en su llanto y tu bondad en sus suspiros. La imparcialidad, base de la transparencia en la gestión.
14.- Al que has de castigar con obras no trates mal con palabras, pues le basta al desdichado la pena del suplicio, sin la añadidura de las malas razones. El respeto base de las relaciones humanas.
“Si estos preceptos y estas reglas sigues, Sancho, serán luengos tus días, tu fama será eterna, tus premios colmados, tu felicidad indecible, casarás tus hijos como quisieres, títulos tendrán ellos y tus nietos, vivirás en paz y beneplácito de las gentes, y en los últimos pasos de la vida te alcanzará el de la muerte, en vejez suave y madura, y cerrarán tus ojos las tiernas y delicadas manos de tus terceros netezuelos.”
Es increíble como la esencia del humano se mantiene entre el principio maniqueísta de la lucha entre el Bien y el Mal, donde el mal siempre es vencedor. Obsérvese el daño al cosmos, el daño al semejante y el tema de la corrupción y la pérdida del temor a Dios.
El yoismo es el discurso encubierto con palabras de solidaridad y en de la prevalencia del interés general. A esas personas que, de alguna manera, se creen el centro del universo y creen que sus propias opiniones o intereses son más importantes que los de los demás.
Para los yoistas, egotistas, egocentristas y corruptos en general: ”Dios, con tu piadoso espíritu, que caigan rayos sobre sus cabezas y que el demonio haga sopa con sus huesos. Amén.”
*Abogado, poeta e investigador cultural.
(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor).
…
[1] Ya a principios del siglo XVII Covarrubias recoge la acepción popular ‘Ley del encaje‘ para referirse a «la resolución que un juez toma por lo que a él se le ha encajado en la cabeza, sin tener atención a lo que las leyes disponen».