Por: Cirly Uribe Ochoa/ Se escucha por estos días, repetir desde distintos lados, de la gente pobre, de la clase media pobre y de la llamada “gente de bien” (término que aún, no logro entender qué denota) e incluso a periodistas, referirse como vándalos a las personas que protestan en las vías públicas. Es interesante ver cómo la gente usa términos sin siquiera averiguar, cuál es su origen o qué significan.
Los vándalos fueron uno de los pueblos germanos de origen escandinavo que habitaron la Galia, Hispania y el norte de África, construyeron un reino que durante varios siglos enfrentó al imperio romano de occidente, realizando diversas acciones militares, las cuales, aunadas a las de otros pueblos bárbaros, contribuyeron a la caída de éste en el siglo IV. Hacía el año 477 fue considerado “la gran potencia del Mediterráneo occidental”.
La transmutación del término vándalo en “persona que comete acciones propias de gente salvaje y destructiva” (RAE), se dice que tiene su origen en que sitiaron Roma en el año 455 y “Saquearon las arcas de la ciudad, pero dejaron intactos los edificios y volvieron a casa” (Blakemore, 2019). Sin embargo, Roma fue saqueada en múltiples ocasiones por distintos pueblos: galos, ostrogodos, visigodos, celtas, germanos, sarracenos e incluso por Carlos I rey de España en 1527. Entonces ¿por qué solo el pueblo Vándalo terminó cargando la mala fama?
Quizás la respuesta tenga un tinte religioso, dado que, además de apropiarse de las mejores tierras y expulsar de ellas “a los señores romanos, persiguieron duramente el catolicismo” (Martín, 2020) que los declaró herejes, por profesar el arrianismo una variante del cristianismo que niega que “Jesús tuviera la misma condición divina que Dios Padre”.
En fin, más allá de la historia del término, si por vándalo se entiende el que saquea y destruye los bienes públicos o privados, en Colombia a la llamada “clase política” le quedaría perfecto dicha denominación, pues son innumerables los desfalcos, el saqueo constante del erario público y los monumentos a la desidia y la corrupción, se extienden a lo largo y ancho del país. Acciones constantes, que tratan de tapar con escándalos sobre hechos de corrupción, uno cada vez más grande que el anterior como el ya olvidado chambacú u otros como el carrusel de la contratación, desfalco de Colpensiones, Agro ingreso seguro, Reficar, Odebrecht y los innumerables “Carteles” cuya práctica visible claro está, la inició el cartel del cemento en Barrancabermeja hacia finales de los años 80’s.
Esta “clase política” parasitaria, como afirma Racero (2018) ha “secuestrado al Estado a través de sus relaciones familiares, o a través de sus relaciones contractuales, asociadas con otros grupos” para atornillarse en el poder y poner la estructura y los recursos del Estado solo al servicio de sus intereses particulares. Por ello, esa clase política arcaica, tanto la de rancio abolengo, como la “integrada por empresarios regionales y ganaderos” pretende que el pueblo a quien la Constitución Política le confiere la soberanía, asuma pasivamente el papel legitimador cada cuatro años en elecciones en las que, a través de dádivas, chantajes, amenazas o promesas vacías, voten por los mismos de siempre o los mandaderos que ellos escogen, simulando con esto, una democracia que está lejos de serlo, máxime en los últimos 40 años en los que, se ha podido comprobar los vínculos de un alto porcentaje de esta clase política con el narcotráfico y grupos armados ilegales, quienes han asolado a sangre y fuego el campo colombiano produciendo desplazamiento forzado, el despojo de más de cuatro millones de hectáreas de tierra a las comunidades campesinas, afrodescendientes e indígenas y la victimización de más de 10 millones de colombianos y colombianas.
Una clase política que ha gobernado el país durante 200 años y que hoy, tiene a Colombia en el segundo lugar de los países más desiguales de América Latina. Así las cosas, si asumimos el término vándalo como “persona que se comporta de manera violenta, que produce daños materiales, que roba, que agrede o que genera situaciones de peligrosidad”, ¿quiénes son los vándalos?
*Ciudadana, Magister en Historia y docente.