Por: Alfonso Prieto García/ Son muchas las explicaciones que salen al paso para justificar los inequitativos incrementos en los precios de los productos agropecuarios de la canasta familiar, sin que se salven sus demás componentes; que la Pandemia, que la desmejorada oferta por inexistencia de productos, que el incremento sorpresivo e inflacionario del salario mínimo, del petróleo y sus derivados, de la afectada economía global, del cambio climático, de incremento en el costo de los insumos productivos y muchos otros que aunque algunos razonables, otros que afectan los precios de manera no precisamente real pero que deben regularse por quien debe buscar equilibrar la economía y evitar este espiral creciente de precios; solo basta con asistir a un centro de mercadeo que supone eliminación suficiente de intermediarios, como las plazas de mercado, hacer compras de estos productos y evidenciar incrementos para el último trimestre, de la siguiente magnitud:
Productos alimentarios con mayor incremento de precios
- Papa: 257%
- Aceites comestibles: 44%
- Carne de res y derivados: 41%
- Tomate de árbol: 28%
- Frutas frescas: 27%
- Zanahoria: 25%
- Carne de aves: 25%
- Yuca consumo hogar: 22%
- Cerdo y derivados: 22%
- Mora: 19%
Estos incrementos promediados en los mercados de la mayoría de los territorios, por su precio de referencia, no parecieran afectar el poder adquisitivo de algunas familias de estratos cuatro y superiores, dado que su nivel de ingresos les permite seguir adquiriendo en cantidad y con nuevos precios los productos, aun, si deben reducir consumos suntuarios para lograrlo; por el contrario, los estratos 1, 2, 3 y 4 con ingresos promedios bajos, deben ajustar en cantidad o no adquirir productos, que como las carnes los aceites y hasta la misma papa se tornan inalcanzables, o los mismos se reemplazan por productos de menor precio, nocivos para la salud como las grasas animales.
El gobierno nacional, a través de las estadísticas y proyecciones oficiales de las entidades como el DANE, Banco de la República y demás, registran indicadores económicos y proyectan para los siguientes ciclos anuales, variables tales como: incremento del salario mínimo, concertado o por decreto, incremento del índice de precios al consumidor (IPC), índice de desempleo, variación en la tasa de cambio con la moneda internacional en particular el dólar, para interpretar el escenario económico del siguiente periodo, por cierto con desfaces que generan mas causas inflacionarias, pues de su acierto dependerá también la cantidad de dinero que deben estimar y regular circule en el país, para que haya el suficiente flujo adquisitivo incluidas las otras formas de pago o transacciones como tarjetas de crédito, crédito formal e informal etc., creando medidas de reducción de circulante para evitar una sobredemanda por liquidez o sobre oferta si de cantidades de productos se trata, por ausencia de circulante.
Todo este tejido fino de políticas, medidas e intervenciones estatales, no puede decirse efectivas mientras no se controlan otros agentes externos que intervienen y desestabilizan la economía y desajustan las proyecciones que soportan las medidas económicas, vale decir: el contrabando, los mercados clandestinos de sustancias alucinógenas que además de afectar irreversiblemente la salud, introducen moneda en diferentes presentaciones y denominaciones, las operaciones encubiertas con el resto del mundo, las equivocadas políticas de protección arancelaria para facilitar las importaciones de productos que compiten de manera desigual con nuestros productores.
Las anteriores aseveraciones son solo una parte de las múltiples interacciones que se presentan en un sistema económico, afectado igualmente por las cambiantes condiciones y fenómenos, algunas veces impredecibles, que se viven y que es necesario actuar de manera inmediata para desafectar la proyección de su funcionamiento.
Y mientras trata el estado de equilibrar la economía, que pasa con los ciudadanos a los que los desorbitados precios de los alimentos, ¿les reduce la posibilidad de alimentarse adecuadamente?, A quien le favorece este estado de emergencia en el mercado? ¿Será que el productor del campo está recibiendo los dineros producto del incremento de los precios, o será que los especuladores que intervienen en el mayoreo, el transporte y el menudeo logran mejorar sus ingresos a expensas de una crisis productiva de los campesinos que ven crecer los costos de producción y se sienten impotentes frente a más prestamos, sin posibilidad de pagarlos con sus cosechas? Que buena pregunta para quienes aspiran a dirigir este país.
Al Estado se le olvido que tiene la obligación de garantizar la proveeduría de los artículos de la canasta alimentaria, interpretada desde el mismo seno de la Constitución Política, donde figuras como el Idema o cualquier otro sistema ajustado a estos nuevos días, permita garantizar al productor, los insumos, la asistencia técnica, la cosecha, la recolección, comercialización y estado salubre de los alimentos; se le olvida que tiene la facultad de regular los precios de los productos de manera objetiva, protegiendo las expensas de productos y no los intermediarios; le olvidó que un mecanismo de control lo dispone desde el mismo sistema de transporte para el control del origen, la intermediación y el uso adecuado de las centrales de abasto y acopio que finalmente quedan en manos de privados pero su objeto ahora se limita a defender los comerciantes y no a regular el mercado de estos necesarios productos de la canasta familiar.
Colombia contando con la comercialización de los productos en su estado natural, terminará buscando la optimización de los mismos en procesos tecnológicos de conservación, empaques y envases, que, como los países industrializados, terminan desapareciendo la riqueza natural del consumo de productos en su estado primario dispuesto para la venta en las plazas de mercado y super mercados de grandes superficies o comercio especializado.
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*Economista, Magister en Administración de Empresas, exconcejal de Bucaramanga, exdirector seccional UCC Bucaramanga, Asesor nacional de calidad UCC, Investigador Colciencias y Asesor de proyectos.