Vivimos en tiempos de grandes cambios y procesos culturales, influenciados en gran medida por las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
Por: Érika Bayona López/ Las técnicas para mentir y controlar las opiniones se han perfeccionado en la era de la posverdad: nada más eficaz que un engaño basado en verdades, o envuelto sutilmente en ellas. Por ello, la realidad en Colombia no se escapa a este talentoso arte, que día a día se percibe en cualquier medio o mecanismo de comunicación.
Primero entendamos que por polarización política hacemos referencia a la divergencia de actitudes entre dos extremos políticos e ideológicos. Esto implica que la divergencia es marcada y se mantiene de manera relativa, estable en el tiempo; y que las diferencias entre las dos visiones del mundo son sustancialmente opuestas y casi irreconciliables.
Puede concentrarse en un solo tema, pero en general se refiere a grupos de ideas contrarias que se desarrollan en una ideología o plataforma de partidos políticos: “azules contra rojos”, “izquierda contra derecha”, extensamente, y con algo más de peligro, “buenos contra malos”.
La polarización nace de la radicalización en la discusión política. Supone que las posiciones ideológicas de los actores en la competencia política alcanzaron un nivel irreconciliable de divergencia. Sus protagonistas suelen ser los partidos políticos, los líderes políticos y de opinión, y los medios masivos de comunicación. Sus espacios más comunes: las elecciones, los debates formales e informales, los medios de comunicación tradicionales y, de forma reciente, internet, con sus foros de lectores, blogs y redes sociales.
¿Como se están utilizando las redes sociales para manipular la opinión pública?
En la actualidad, las noticias cada vez son más amarillistas y distorsionadas, y estas mismas se están convirtiendo en noticias de dudosa procedencia. Como ejemplo, basta mirar el retrovisor y por qué no los costados. Es decir, entre la estrategia de promesas políticas y el avance de las obras del gobierno Petro, las redes están inundadas de bodegas y se avecina la contienda electoral, y es aquí donde la gente debe ser más objetiva y crítica con todo lo que nos provee las redes sociales. ¡Hay que tener filtro!
Y si de dedo a señalar se habla, la culpabilidad de la polarización sería de manera precisa, la falta de discusión pública, de intercambio y competencia de ideas. Quizás desde la misma irresponsabilidad de la información que se pretende expresar versus su calidad y veracidad en el contenido.
¿Si no hay diferencias reales de fondo, qué tipo de polarización (si la hay) vive Colombia hoy?
Al final, el problema puede ser la falta de ideas. La polarización, en tanto enfrentamiento político, no tiene por qué ser negativa para la democracia colombiana, siempre y cuando se sustente sobre ideas políticas y no en egos personales y en apuestas políticas individuales. Por ello, sin lugar a duda, la democracia se nutre de la deliberación de ideas, no solo de la contraposición de poderes, mucho menos cuando amenaza con afectar los mismos cimientos de tolerancia y de respeto que sustentan ese sistema. Traer de nuevo las ideas al debate político podría hacer mucho para la salud de la democracia e incluso, para la supervivencia y relevancia de los proyectos y partidos políticos colombianos.
Debido a que nuestro país esta polarizado desde las fuentes de información donde no hay ni siquiera veracidad, ahora cualquier tipo se vuelve periodista. Sin confirmar las fuentes de información, solo con un celular y según el estado de ánimo.
Por ello, siendo decente y realista me atrevería a concluir, por el mismo contenido que repliegan las redes sociales, que Colombia no está polarizada, está fracturada. Y esto no se debe a las condiciones exógenas, sino históricas de la educación cuya siembra de muchos años se vislumbra en el resultado de lo que se percibe en todos los estratos sociales y medios de comunicación.
Para nadie es un misterio, que actualmente vivimos en tiempos de grandes cambios y procesos culturales, influenciados en gran medida por las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, para ir más allá influenciados también por la aparición de múltiples redes sociales.
Las redes sociales generan una masificación de contenidos o temas sociales que atañen a toda una comunidad, generando una consciencia colectiva y una presión que ni el discurso oficial puede esconder. Otro aspecto relevante relacionado con lo anterior mencionado es verificar cómo estas redes han ido forjando un sinfín de protestas que tiene como principal lema la preocupación de la situación política, económica, social y medioambiental de nuestro país y el mundo.
Respecto a las estrategias de comunicación, la investigación dice que en Colombia se usan para la creación de desinformación o el ‘troleo’, fenómeno este último al que describe como un desafío global creciente y amenaza a los derechos humanos fundamentales. Pero lo más preocupante es que día a día ser influenciador o creador de contenido, es más atractivo que estudiar un pregrado en ciencias básicas, de la salud o ingenierías.
No sabría decir si es algo positivo o negativo, pero es innegable que hoy cualquier estrategia o manejo de la comunicación por parte de una empresa, sin importar su tamaño, pasa por las redes sociales. Este fenómeno que venía en franco crecimiento se aceleró en los últimos dos años.
En el presente, todas las empresas tienen una expresión en al menos una red social. Multinacionales, compañías medianas, pymes, tiendas de barrio y hasta emprendimientos solitarios, todas, tienen una cuenta en alguna red, por no decir que en la gran mayoría.
Por tal razón, como dirían los grandes burgueses, pan y vino para el pueblo. Siendo las redes sociales la virilidad de lo etéreo y material, dejando de lado lo fundamental, es decir la resolución de conflictos y problemas desde cualquier área de complejidad, a miras de sembrar desde la supervivencia mecanismos que permitan armonía entre el desarrollo sostenible, económico y moral, sin descuidar lo realmente importante; el olvido de la esencia del ser.
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*Acount Auditor-QA / MBA y Máster en Project Management. Auditor interno BASC. Administradora de Negocios Internacionales y Especialista en Mercadeo Internacional de la Universidad Pontificia Bolivariana.
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