Por: Irving Herney Pinzón/ Una de las cualidades que caracteriza al Colombiano es su espíritu emprendedor, su creatividad y su amor por el trabajo, sin embargo se nota con gran admiración que pese a las incontables reformas laborales y pensionales que buscan aparentemente generar mayor número de empleos, la realidad nos muestra una situación desalentadora y contraria como lo es el Desempleo, que había bajado a un digito y que hoy en día se encuentra de forma alarmante en dos, llegando en algunos casos, y teniendo en cuenta los rangos de edad, al 20% y eso sí, descartando el mal llamado empleo informal.
¿Y porque digo de acuerdo a rangos de edad? Es porque según las estadísticas suministradas por el DANE las poblaciones con mayor porcentaje de desempleo son los jóvenes menores de 25 años y los adultos mayores de 55. El panorama laboral colombiano no es nada fácil. Y más aún cuando la ley ha permitido algunos modelos de contratación laboral que analizándolos a profundidad, no parecen ser de los más favorables.
Cada gobierno bajo el sofisma de la creación de empleo, implementa una serie de cambios y políticas a favor de las empresas y de los fondos privados de pensiones, que en últimas terminan siendo contraproducentes en cuanto que explotan, y cuando digo explotan, me refiero a que deja sin garantías, sin estabilidad, sin vacaciones, sin cajas de compensación… al trabajador.
Vale la pena destacar que quienes trabajan con contratos de prestación de servicios no tienen derecho a cesantías, que es un pago adicional equivalente al monto de un salario mensual por cada año que el empleado haya trabajado en la empresa; ni a prima, que es un salario mensual extra al mes; ni a dotación. A diferencia de un empleado por nómina, el contratista tampoco tiene derecho al auxilio de transporte. Otro de los aspectos que tienen los empleados por prestación de servicios es que no tienen la posibilidad de cobrar horas extras, pues este contrato contempla el ofrecimiento de un servicio, sin tener en cuenta en qué momento se realice, ni cuánto tiempo tome.
En la figura de prestación de servicios el periodo de vacaciones en sentido estricto no se da este espacio. Para muchos trabajadores que tienen este tipo de contratación, el periodo de descanso se da en el tiempo en el que se renueva el contrato por otra vigencia, y no le es reconocido ningún valor en este tiempo.
Otro aspecto que desdibuja la finalidad de los contratos por prestación es el aprovechamiento indebido que de él hacen algunos empleadores, o mandos intermedios que, valiéndose de la falta de conocimiento o la necesidad por parte del empleado, lo contrata bajo la figura de prestación de servicios pero le exige cumplimiento de horarios y otros compromisos que no corresponden a esa modalidad laboral, lo que desde todo punto de vista seria demandable, pero por la necesidad guardan silencio.
La corte constitucional al respecto de la modalidad laboral conocida como contrato de prestación de servicios, establece que “es una tipo de vinculación con el Estado de tipo excepcional, que se justifica constitucionalmente si es concebida como un instrumento para atender funciones ocasionales, que son aquellas que no hacen parte del “giro ordinario” de las labores encomendadas a la entidad, o que, siendo parte de ellas, no pueden ejecutarse con empleados de planta o requieren de conocimientos especializados; vinculación que en ningún caso debe conllevar subordinación” hay que tener en cuenta que al mencionar el termino ocasional lo que significa es que no es continuo, ni repetitivo, sino de vez en cuando; el problema surge cuando las empresas o instituciones públicas y/o privadas someten al trabajador a contratos que ejercen siempre la misma tarea, tarea que no es ocasional, sino continua, solo con el pretexto de no establecer una relación directa y que se convierta en otra modalidad laboral o más aun, poder disponer del puesto cuando el empleador quiera, de acuerdo a sus caprichos e intereses políticos, tanto esta que el puesto llamado ocasional se mantiene, pero el empleado es el que no continua.
Desde el punto de vista de las centrales obreras, los contratos por prestación de servicios mercantilizaron el derecho al trabajo, este tipo de contratación va en detrimento de las condiciones laborales, y de la integridad como persona, de los trabajadores colombianos. El contrato de prestación de servicios convierte la fuerza de trabajo en una mercancía. Se han montado negocios como cooperativas de trabajo asociado, las bolsas de empleo, las sociedades accionarias simplificadas para buscar y asegurar una intermediación que los libere de responsabilidad, y son esas intermediadoras las que se volvieron negociantes del derecho al trabajo.
No es posible que en Colombia el trabajo se vuelva una mercancía cuando en el resto del mundo la tendencia es hacia la formalización mediante un contrato laboral pleno, que potencializa el derecho a pensar un proyecto de vida, a tener una estabilidad emocional y no estar con la preocupación constante de saber si se les va a renovar o no, renovación que responde a todo tipo de intereses por parte del empleador.
Es lamentable como los contratos de prestación de servicios se convirtieron en un medio que instrumentaliza, y esclaviza a los trabajadores; los políticos hicieron uso de estas formas de contratación para tener en sus filas ese ejército de siervos disponibles a trabajar por ellos políticamente, a defenderlos en las redes sociales, e incluso a tener que cederle parte de su salario, o negociar hasta favores sexuales, siempre estando a merced suya, esperando que se les renueve el contrato y esta situación no permite el disfrute integral de la vida, ni establecer un proyecto, siempre con el temor de que no les renueven y tenga que cargar con el peso de todo lo que implica ser desempleado.
Muchas personas han visualizado las centrales obreras como un enemigo laboral, pero lo que se pretende es romper con esa estructura servil, porque a si suene crudo detrás de esa gran cantidad de Contratos de Prestación de Servicios existe un ejército de esclavos dispuesto a muchas cosas para que cada 3, 6, u 8 meses se le renueve su contrato. Esta modalidad laboral da herramientas al político para mantener su control y sentirse necesario e indispensable para ese sinnúmero de familias que ruega porque a su papá o mamá se le renueve el trabajo. Y lo más admirable es que muchos viven felices y resignados por esta situación, culpando a los sindicatos, a los trabajadores de nómina… desconociendo que estas políticas han sido implementadas por el mismo Gobierno.
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Magister en Educación, Docente Investigador Filosofía y Ciencias Sociales y Candidato a Doctor en Educación.
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