Por: José Luis Arias Rey/ Como santandereano y como ambientalista, veo con suma preocupación el desprecio que desde la alcaldía de Bucaramanga se evidencia, frente a la protección de zonas que hemos decidido son de especial protección ambiental, esto a fin de garantizar un hábitat sano a las futuras generaciones, además de servir de soporte a una de la fabricas mas importantes de agua en el mundo, El Páramo de Santurbán, del cual se sirven municipios del Santander, Cesar y Norte de Santander.
La política pública de ordenamiento territorial adoptada desde hace muchos años en el municipio, ha venido incorporando al inventario ambiental del Área Metropolitana de Bucaramanga, un sinnúmero de predios, que, dicho sea de paso, no han sido adquiridos por la administración, en su gran mayoría, sobre los cuales, pesa un pasivo ambiental muy fuerte, pues dicha incorporación, limita enormemente el uso goce y disfrute que sus propietarios detentan sobre los mismos, esto en estricto acatamiento del principio constitucional de la función social y ambiental de la propiedad privada en Colombia.
Esos propietarios han entendido la enorme importancia que dichos predios tienen en el futuro de las nuevas generaciones y han aceptado las limitaciones que dicha declaratoria implica sobre los mismos.
No se compadece con esa aceptación, la actitud prepotente y desgreñada que, desde la alcaldía de Bucaramanga, se tiene frente a predios que hacen parte de ese mismo ecosistema y los cuales se intervienen sin acatamiento normativo alguno, a fin de llevar a cabo allí, un sendero de caminantes, con endurecimiento de zonas verdes, tala de arboles y afectación de un sistema ecológico que depende de ese hábitat para su subsistencia.
Mientras en ciudades como Medellín, se están reconvirtiendo zonas duras en espacios verdes, actividad que los ha hecho merecedores de premios nacionales e internacionales, en Bucaramanga, con el guiño de la administración municipal, se intervienen zonas vedadas, para satisfacer los caprichos de una clase política, que se cree ungida por Dios y que no respeta los mínimos cánones ambientales de intervención y desarrolla obras que incluso adolecen de los licenciamientos ambientales a que estamos obligados todos los ciudadanos.
Muy mal mensaje se envía a los ciudadanos, a quienes hemos procurado por años comprometer con las causas ambientales, desde una alcaldía que hace lo que quiere, contraviniendo los procedimientos preestablecidos normativamente para este tipo de obras, la administración es la primera obligada con el cumplimiento de los procedimientos ambientales de intervención de zonas de especial protección ambiental y constitucional, es la llamada a dar ejemplo a sus administrados y en el caso de Bucaramanga, lo que ocurre riñe groseramente con este principio básico de la administración Publica.
Hay quienes incluso se han atrevido a vaticinar, que dicha intervención tiene por objeto “ablandar” las restricciones ambientales existentes en esa zona, para en un futuro no muy lejano facilitar la construcción de condominios habitacionales allí, con lo cual se estaría dando un entierro de segunda a ese pulmón que hasta hoy hemos tenido los Bumangueses, me niego a pensar que esa sea la agenda paralela que se este escribiendo con este funesto proyecto auspiciado desde la administración municipal.
Pero causa mayor sorpresa que las Corporaciones Autónomas Regionales que tiene jurisdicción y competencia en el área de influencia de los cerros orientales, ni siquiera hayan efectuado un llamado de atención, ni pedido explicaciones frente a una evidente vulneración de un hábitat protegido y sobre el cual pesa una restricción muy fuerte, que es de obligatorio acatamiento para todos los asociados e incluso para la misma administración municipal, brillan por su ausencia los Procuradores ambientales destacados en este territorio, cuyo silencio sirve de aliento a la horda de usurpadores ambientales, que se lanzan sobre los cerros orientales, sin pudor alguno con una ciudadanía aletargada que no se pronuncia frente a hechos de esta naturaleza.
¿Con que autoridad en el futuro cercano estos actores ambientales, van a requerir a la ciudadanía para que respete la normatividad ambiental que existe en nuestro país?, si ellos son los primeros en violar o permitir la violación de la misma, volvemos a las épocas en las que la CDMB, sancionaba ciudadanos infractores ambientales, mientras dicha corporación era la propietaria y operadora del alcantarillado de Bucaramanga, actividad que representaba el mayor impacto ambiental en el Área Metropolitana de Bucaramanga.
Como ciudadanos debemos alzar nuestra vos en contra de estas conductas desplegadas desde la administración municipal, que olvida que hace parte de un Estado Social de Derecho, modelo de estado, que privilegia la vida humana, la felicidad y el desarrollo sostenible, se olvidan del antropocentrismo jurídico que dicho modelo implica y volvemos a épocas pretéritas de toma de decisiones a espaldas del interés comunitario y mas parecen reyezuelos que ciudadanos demócratas que representan a una ciudadanía habida de mejores condiciones de vida.
Twitter: @asjuram