Por: Holger Díaz Hernández/ Es el momento de los reencuentros con la familia y los amigos, las vacaciones, los regalos de navidad esperados por todos, especialmente por los niños, en fin, es la época más feliz del año.
Pero en medio de las fiestas nos enfrentamos a una de las tradiciones y tragedias más antiguas, el uso de la pólvora.
Inventada por los taoístas chinos en el siglo IX de nuestra era, quienes buscando un elixir de la eterna juventud descubrieron la pólvora de manera accidental, mezclando azufre, nitrato de potasio y carbón vegetal, la cual empezaron a utilizar como arma de guerra cambiando la dinámica de estas, porque quien contaba con armas de fuego tenía la gran ventaja en el resultado final.
La pólvora se empezó a usar en la fabricación de los fuegos pirotécnicos durante dinastía Song (950 a 1279 d.C.), estos eran muy populares en los eventos culturales y religiosos de la época y los expertos en pirotecnia eran personajes respetados por su arte y ciencia, popularizándose después en la India y en el mundo árabe, en Europa la introducen hacia el siglo XIV, posteriormente llega a America y se convierte en parte de nuestra cultura en las celebraciones más importantes como espectáculos deportivos, familiares y uno de los signos distintivos de la navidad.
El uso de la pólvora recreativa además de unos pocos minutos de bello espectáculo, trae consigo miles de quemados, lesionados, amputados o muertos, de las cuales entre un 30 al 40% son niños, además de intoxicaciones por ingesta o problemas respiratorios por inhalación de sus vapores.
Durante el fin de año del 2023 ocurrieron en Colombia: 1.357 casos de quemados, 416 de ellos en menores de edad (31,3%), con un aumento del 17% con respecto al año anterior, siendo el departamento con más lesionados Antioquia, seguido de Bogotá y Norte de Santander, preocupa sobremanera que los afectados de 2024 casi igualan a los del pasado y aún faltan la Nochebuena, el Fin de año y las fiestas de Reyes Magos.
Pero las implicaciones no solo son sobre la salud y la vida de las personas, sino también sobre la economía por el costo millonario de la atención médica en el sistema de salud, que se calcula entre 10 y 15 millones por paciente, que multiplicado por los miles de afectados impacta fiscalmente de manera significativa al país, sumado a los costos del largo proceso de rehabilitación por las secuelas que quedan, las incapacidades médicas y la pérdida de capacidad laboral de muchos de quienes sufren este tipo de accidentes.
En los últimos años ha venido tomando fuerza el efecto deletéreo de la pólvora sobre el ecosistema y la afectación en la fauna de carácter acústico o visual, principalmente en las aves que como consecuencia de las explosiones pueden morir o desorientarse en el vuelo, también se afectan otras muchas especies silvestres y las mascotas que con frecuencia sufren problemas auditivos, stress, miedo e incluso pueden morir a causa de infartos. Lo que para nosotros los humanos es motivo de jolgorio, para los animales con frecuencia es un motivo de amenaza
Preocupa sobremanera que este ha sido el comportamiento año tras año, a pesar de las múltiples campañas gubernamentales y de la empresa privada invitando a que el uso de la pólvora sea solo por parte de personas expertas en su uso, las cifras muestran un crecimiento sostenido del número de afectados con sus graves implicaciones.
Es por lo tanto necesario prohibir la pólvora de manera definitiva, debe ser un espectáculo que debe ser ejecutado solo por expertos en pirotecnia, nada de lo que se ha hecho hasta ahora ha logrado un impacto positivo cierto sobre las personas, el medioambiente y los animales en general.
Está en mora el congreso de legislar en esa materia y terminar de una vez por todas, con el sufrimiento de miles de personas y de sus familias que cada año tienen que sufrir las consecuencias del uso inadecuado de la pólvora, nadie sabe lo que esto significa hasta que lo tiene que vivir en carne propia.
Y a los polvoreros profesionalizarlos para que presten un servicio técnico y asequible a la mayoría de la población.
No más quemados en Colombia, debe ser un propósito de todos.
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*Médico cirujano y Magister en Administración.