En las plantaciones de té del estado de Kerala, distrito de Wayanad, en el sur de la India, se produjo el deslizamiento de tierra mortal del martes 30 de julio. El lugar es uno de los destinos turísticos más populares de ese país.
Las laderas de las colinas se derrumbaron tras las fuertes lluvias y lanzaron ríos de lodo y agua sobre las casas de los trabajadores y los aldeanos. Se han reportado al menos 107 muertos y “cientos de personas están potencialmente atrapadas”, afirmó el Ejército en un comunicado, por lo que la cifra sigue creciendo.
Varios heridos fueron trasladadas a un hospital del distrito para recibir tratamiento.
Con la esperanza de buscar y rescatar sobrevivientes alrededor de 225 soldados fueron desplegados en la zona. En videos de la televisión nacional se ve al personal de socorro abriéndose paso entre rocas, árboles arrancados, agua lodosa y casas destruidas.
El primer ministro indio, Narendra Modi, reaccionó en X, escribiendo que sus “pensamientos están con todos aquellos que han perdido a sus seres queridos” y le aseguró al ministro jefe de Kerala “toda la ayuda posible” para hacer frente a la situación.
La situación puede empeorar
Se esperan más lluvias y fuertes vientos a lo largo del día según advirtió la agencia de gestión de desastres de Kerala, que explicó que equipos de bomberos y fuerzas de seguridad del Estado estaban participando en las operaciones de búsqueda y rescate junto con el ejército.
La catástrofe natural se presenta debido a que los monzones que azotan el sur de Asia de junio a septiembre —esenciales para reponer las reservas de agua — provocan inundaciones y deslizamientos de tierra, causando daños materiales y muertes.
El número de víctimas ha aumentado en los últimos años, sobre todo a consecuencia del cambio climático, afirman expertos. En 2021, en Kerala, 25 personas murieron en inundaciones y desplazamientos de tierra; pero hasta ahora nada ha superado el 2018 cuando casi 500 perdieron la vida en las peores inundaciones registradas en el estado en más de un siglo.
Las presas, la deforestación y los proyectos de desarrollo en India también están empeorando los riesgos.
Intensas tormentas monzónicas azotaron el país a principios de julio dejando partes de Bombay inundadas e incluso un rayo mató al menos a diez personas en el estado nororiental de Bihar.