Después de un primer periodo en el que los principales proyectos del Gobierno parecían estancados en el Congreso, hacia el final de la legislatura parte de la agenda gubernamental logró avanzar, aunque esto implicó una moderación y priorización de las propuestas.
Al final, un 33% de los proyectos radicados por el gobierno (8 proyectos: 5 radicados en esta legislatura y 3 que venían de la pasada) completaron trámite, manteniendo el mismo porcentaje de efectividad que el periodo pasado (2022-2023).
Durante la legislatura 2023-2024 se presentaron 675 proyectos de ley, de los cuales el 62,3% comenzaron su trámite en la Cámara de Representantes y el 37,7% en el Senado de la República.
Teniendo en cuenta el número total de proyectos radicados durante esta legislatura (675), solo 25 (3,7%) fueron aprobados por el Congreso de la República y convertidos en leyes (5 de origen gubernamental y 20 de origen congresional). Además, 331 fueron archivados.
De estos proyectos, 319 siguen en curso y pasan a la siguiente legislatura (309 son de origen congresional y apenas 10 son de iniciativa gubernamental). La mayoría tienen como fecha límite el 20 de junio de 2025 para convertirse en ley.
Entre los proyectos radicados entre el 20 de julio de 2023 y el 20 de junio de 2024, que siguen en trámite, los temas más legislados por los congresistas y el gobierno fueron Cultura y Honores (14,42%), Educación (10,34%), Medio Ambiente (10,3%) y Salud (7,52%). En contraste, los temas que recibieron menor atención fueron Ley 5 de 1992 (0,63%), Servicios Públicos (0,63%) y Asuntos Financieros (0,63%).
El análisis de los resultados de la legislatura 2023-2024 ofrece una visión reveladora de las dinámicas de poder entre el gobierno y el Congreso. En este período, se presentaron 637 proyectos de ley de origen congresional, de los cuales solo 18 se convirtieron en ley, lo que representa un 2,8% de éxito legislativo. Comparativamente, de los 24 proyectos propuestos por el Gobierno, 5 lograron la aprobación, lo que equivale a un 20,8% de éxito.
Este desequilibrio sugiere una capacidad significativa del gobierno para avanzar en su agenda, a expensas de las iniciativas legislativas propuestas por los congresistas individuales, revelando un claro contraste en la eficacia entre las propuestas originadas en el Ejecutivo frente a las del Legislativo.
Aunque el balance resultó en la aprobación de proyectos importantes en los objetivos del gobierno, como la reforma pensional, la ley estatutaria que define las competencias de la jurisdicción agraria y la ley de ampliación del cupo de endeudamiento, la ventana política del gobierno no fue lo suficientemente amplia y la sobrecarga de temas, junto con la dificultad para alcanzar acuerdos a tiempo, provocó que otros proyectos importantes se hundieran (la reforma del sistema de salud, la reforma educativa, la ley ordinaria sobre estructuración y funcionamiento de la jurisdicción agraria, la iniciativa para prohibir el fracking y el proyecto que busca superar la pobreza energética y promover la transición energética en La Guajira).
Para la tercera legislatura, conocida como “el año del Congreso”, es crucial para los congresistas, ya que representa el momento en el que buscan acelerar la aprobación de sus iniciativas. Este periodo es fundamental porque al finalizar la legislatura, el 20 de junio de 2025, los senadores y representantes comenzarán a rendir cuentas a sus votantes, preparando el terreno para las elecciones legislativas de 2026. Este contexto genera una intensa actividad legislativa y política, con los congresistas bajo presión para consolidar su apoyo electoral.
La gran cantidad de proyectos pendientes de segundo debate anticipa una elevada congestión en las plenarias de la Cámara y del Senado en la próxima legislatura (2024-2025). Se tratará de una dinámica tensionada con la agenda del Gobierno nacional, que también buscará impulsar sus proyectos prioritarios.
Además de los proyectos que el gobierno buscará radicar en la próxima legislatura, están aquellos que han sido salvados del archivo y han superado su primer debate, compitiendo también por espacio en la agenda congresional. Este escenario creará un ambiente entre la competencia y la colaboración entre las prioridades individuales de los congresistas y los objetivos del gobierno.
Dentro de esta dinámica, la elección de las mesas directivas resultará clave, ya que los presidentes y vicepresidentes de las comisiones y plenarias del Senado y la Cámara organizan el orden del día y la prioridad en la discusión de los proyectos.