Por: Carlos Mario Gómez García/ Al analizar los bajos niveles en competencias lectoras y observando la dificultad que tienen los estudiantes de cualquier nivel educativo en Colombia para escribir diferentes tipos de textos se hace necesario empezar a hacer una crítica sobre el tema y determinar cuáles pueden ser las falencias en estas competencias tan importantes para la vida cotidiana de cada ser humano.
A vuelo de pájaro lo que la gran mayoría podría manifestar es que las competencias lectoras y escritoras pertenecen únicamente al área de español o de lenguaje, pero es a los docentes que tienen esta especialidad tener toda la responsabilidad sobre la forma como se escribe o la forma como lee; en primer lugar, se tendría que evaluar que se enseña en esta área.
Una segunda apreciación al respecto es el espacio donde se desarrolla la escritura y la lectura es decir el contexto, esto seria el seno de un hogar, se estimula en las casas hábitos de lectura o de escritura para potencializar dichas competencias o solo se dejan a disposición del tiempo libre de los niños, niñas o adolescentes para que lo manejen sin restricciones o guías.
Otra premisa es que en los procesos escolares no se articulan o se desarrollan procesos mancomunados entre los docentes de diferentes áreas o asignaturas que permitan desarrollar actividades que fortalezcan la lectura y la escritura en los educandos y cada uno por su lado obviando la importancia de estas competencias para la vida que permitirían seres humanos con capacidades de criticidad de mayor amplitud.
La realidad son todas y ninguna de las mencionadas porque si hoy los docentes serian los primeros cuestionados en igual medida los padres deben ser cuestionados y por último una estructura educativa que no dota de las herramientas suficientes a las instituciones educativas para brindar una educación de calidad.
Viendo nuestro contexto solo en lectura el promedio anual es de 2.7 libros por año esto si lo comparamos con países como Corea la lectura en jóvenes es de 13 y en adultos de 9.8 libros y aunque se aumento los promedios no son suficientes.
En el caso de la escritura en Colombia los niveles son aún bajos pues la escritura esta ligada directamente a los niveles de lectura y como se presentó con anterioridad al estar bajos pues se escribe poco y mal, la coherencia, la cohesión y el uso adecuado de términos son poco o mal utilizadas.
Haciendo un retroceso por ejemplo se dejó de realizar producciones textuales en los colegios, los periódicos murales, las notas informativas, se pensaba con la llegada de la era digital se podría contar con publicaciones en medios de este tipo, pero no se realizó la transición a esto y de esta manera se dejo de lado la elaboración de documentos informativos.
Al igual que estos textos si a un estudiante se le pide hoy la elaboración de otros textos como cuentos, poemas, coplas, ensayos no tienen en su gran mayoría la capacidad de escribir y están limitados a media o una pagina por el poco vocabulario que utilizan.
Como se manifestó anteriormente no solo depende desde el área de lenguaje, también depende del proceso articulado con otras asignaturas, poder incorporar construcción de textos, análisis de textos, espacios de debate y criticidad harían que los procesos de lectura y escritura sean de mayor impacto.
Desde el ministerio, las secretarias de educación lideran proyectos de lectura, en años anteriores existía el Plan Nacional de Lectura y programas similares hacen cada gobierno nacional o regional, pero no son eficientes pues aun así los niveles en estas competencias no se aumentan y al parecer disminuyen o se estancan, pero que hacer ante este panorama, esto seria la pregunta a resolver.
Esta coyuntura política debe estar en una transformación real sobre los procesos lectores y escritores, esto haría que no solo se mejorara en estas competencias si no también en otras, puesto que son la base de la comunicación, generar una infraestructura digital a las instituciones educativas que permita hacer seguimiento a cada competencia, generar espacios de participación, de reconocimiento de experiencias educativas exitosas que lideran los docentes en estas competencias, comprometer a lo padres en este proceso de mejoramiento haría que la lectura y la escritura pudieran volver a tomar el rol protagónico del sector educativo y de la formación del ser humano.
En la actualidad la tecnología nos está consumiendo, nos preocupamos por lo que hacen o no hacen los tik-tokers, los influencers y demás generadores de contenido, se permitió que en lo hogares se cambiaran los libros físicos o digitales para escuchar audio libros o peor aún por videos que resumen textos, ya en los colegios no se leen las obras clásicas de la literatura y si se dejara para material de lectura se escuchan padres decir ese libro lo leí y espere se lo cuento para que no lo lea.
Si eso sucede con la lectura imagínese cuando a un estudiante se le pide que argumente sobre un tema de forma escrita, no sobre pasa los 10 renglones, se le es difícil a un estudiante que esta próximo a graduarse escribir un cuento de una página y seria muy extensa porque hacen textos de este tipo como si fueran niños en edades de primaria y ni modo de decirles un proceso tan sencillo como la transcripción, se comen palabras, signos de puntuación y su ortografía es pésima.
Las competencias lectoras y escritoras no solo son del área del lenguaje, están deben ser fortalecidas por todo el sistema educativo, un sistema en el cual interviene el estado, las instituciones educativas con sus docentes y directivos, los padres de familia, estos últimos juegan ese papel de fortalecimiento pues en cada casa debe generar un tiempo para leer y escribir y de esta manera afianzar los aprendizajes que se imparten y así se tendría una sociedad con mayores conocimientos, con mayor capacidad de pensamiento crítico y con menos violencia.
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*Licenciado en educación, especialista en pedagogía y didáctica, titulado en Derecho con especialización en Derecho Constitucional, 20 años al servicio de la educación pública y formador en instituciones privadas para los nuevos profesionales de la docencia.
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