Una mujer que ha demostrado que el liderazgo, cuando se ejerce con convicción, compromiso y sensibilidad social, puede transformar realidades: Lina Barrera, expresidenta de ENTerritorio, entre otros cargos, hace parte del selecto grupo de Corrillos de las Superpoderosas 2025. Su trayectoria en el ámbito político y profesional es testimonio de una vida dedicada al servicio público, al fortalecimiento de las regiones y a la defensa de causas que tocan el corazón de nuestra sociedad: la equidad, la educación, la salud, y la inclusión. Con cada paso que ha dado, desde su labor legislativa hasta su papel en el Gobierno Nacional, ha dejado huellas profundas, no solo en las instituciones, sino en las vidas de quienes han sido impactados por su gestión.
Lina representa la fuerza de una nueva generación de mujeres líderes. Una generación que no teme abrir caminos, romper barreras y alzar la voz por quienes no siempre son escuchados. Su mirada estratégica, su capacidad de diálogo y su cercanía con la gente la han convertido en un ejemplo de lo que significa liderar con el corazón, sin perder de vista la excelencia profesional. Porque las verdaderas líderes no buscan brillar solas, sino encender la luz en los demás, hoy reconocemos a Lina Barrera como una mujer que inspira, que construye, y que deja una marca imborrable en la historia del servicio público en Colombia.
Sobre su familia dijo que “siempre ha sido el pilar más importante en mi vida. Mis padres, Tecla Rueda y Rodrigo Barrera, quienes ya no me acompañan físicamente, siguen presentes en mi corazón, me enseñaron con su ejemplo el valor del trabajo, la honestidad, a querer el campo y como un núcleo familiar se fortalece a través de la economía agropecuaria y el amor por la tierra. Soy la única mujer entre cinco hermanos, una posición que me ha dado una perspectiva especial dentro de nuestra historia familiar. Juan Carlos, a quien también recordamos con cariño, dejó una huella profunda en nosotros. Nelson, comprometido con la justicia, trabaja en la Fiscalía; Eduardo, con vocación de servicio, es Registrador Municipal en El Páramo; y José Fernando, con amor por la tierra, se dedica a las labores de la finca. Cada uno, con su camino, ha aportado a fortalecer los lazos y valores que heredamos de nuestros padres. Soy la mamá de Juan Diego e Iván Andrés, son mi mayor inspiración y motor. Ellos le dan sentido a mi vida y son la razón por la que cada día doy lo mejor de mí”.
Sus estudios, dijo Lina, fueron “en el Liceo de Los Ángeles y en el Colegio La Presentación y bachillerato lo culminé en la Normal de Señoritas de San Gil, un lugar que marcó mi vida y consolidé amistades que aun mantengo cercanas. Allí no solo adquirí conocimientos, sino que también forjé principios y valores que me han acompañado siempre. Fue en ese entorno lleno de aprendizajes y experiencias significativas donde nació mi vocación por la administración de empresas, una carrera que no solo me ha permitido crecer profesionalmente, sino también descubrir mi propósito y prepararme integralmente para los retos del mundo laboral. A lo largo de mi trayectoria académica he tenido la oportunidad de formarme en diversas áreas que han fortalecido mi perfil profesional y me han permitido asumir con responsabilidad y visión los retos del entorno laboral que siempre los he encaminado al servicio, una vocación que tengo desde pequeña. Inicié mis estudios en Administración de Empresas en la Universidad Autónoma de Bucaramanga, una elección que surgió de mi interés personal por comprender el funcionamiento de las organizaciones y contribuir a su crecimiento. Luego, motivada por mi deseo de ampliar mis conocimientos y brindar soluciones más estratégicas, realicé dos especializaciones: en Gestión Estratégica de Mercadeo en la misma universidad, y en Seguros en la Universidad Externado de Colombia, áreas que me permitieron tener una mirada más amplia del entorno empresarial y financiero. Más adelante, decidí cursar una Maestría en Administración de Negocios en la Universidad Sergio Arboleda, buscando profundizar en el liderazgo organizacional y la toma de decisiones. También realicé una maestría en Gestión Pública en la Universidad de los Andes, una decisión impulsada por mi interés en contribuir desde el sector público al desarrollo del país”.

Sobre su experiencia laboral Lina dijo que “como administradora de empresas inicié mi trayectoria profesional en la Contraloría Departamental de Santander. Aunque mi paso por esta entidad fue breve, representó una valiosa oportunidad que me abrió las puertas para continuar mi carrera en Colmena riesgos laborales, donde me desempeñé como ejecutiva de cuenta. Después llegué a Previsora de Seguros, gerente de la Sucursal Bucaramanga. Esta etapa marcó el comienzo de un camino lleno de aprendizajes y crecimiento. Estos roles no solo me permitieron afrontar importantes desafíos laborales, sino que también despertaron en mí el interés por asumir nuevos retos y continuar mi formación académica. Gracias a este proceso, accedí a nuevas oportunidades que enriquecieron mi experiencia y fortalecieron mis conocimientos en el ámbito de la administración pública y privada, un campo que considero fundamental para el desarrollo y fortalecimiento institucional de nuestro país”.
Reveló que “desde muy joven descubrí que mi verdadera vocación estaba en el servicio público, una enseñanza que heredé de mi madre y que ha guiado cada paso de mi vida profesional. He dedicado mis esfuerzos a servir con compromiso y responsabilidad, fortaleciendo mi formación con dos especializaciones y dos maestrías que me han permitido ejercer con mayor preparación y sensibilidad. Gracias al respaldo de los santandereanos y al trabajo constante, tuve el honor de representar a mi región en la Cámara de Representantes durante dos periodos (2010-2014 y 2014-2018) una experiencia profundamente transformadora y gratificante al servicio de los santandereanos. En seguida tuve la oportunidad de desempeñarme como Viceministra del Deporte (durante 19 meses) y, en el actual gobierno, como presidenta de la Empresa Nacional Promotora del Desarrollo Territorial Enterritorio (durante 3 años y 3 meses). Todos los cargos que he desempeñado han sido fundamentales y enriquecedores para mi vida, no solo como profesional, sino también como persona y ciudadana, permitiéndome crecer, servir y contribuir al desarrollo de mi país”.
Sobre reconocimientos dijo que “uno de los más destacados es el Premio Politika 2020 en la categoría de “Gestión y Liderazgo”, otorgado por mi labor como Viceministra del Deporte durante la pandemia. Este galardón destacó el gran trabajo que realizamos en iniciativas como el programa “Tierra de Atletas”, la implementación de la “Tasa Pro Deporte” y el desarrollo de un “Protocolo para prevenir y erradicar las violencias basadas en género” en el ámbito deportivo. Pero el que me brindaron los santandereanos al elegirme su Representante a la Cámara durante dos periodos ha sido el mayor reconocimiento y el honor más significativo que he tenido. Ese respaldo me impulsó a trabajar aún con más dedicación, permitiéndome gestionar iniciativas y proyectos que contribuyeran al desarrollo de mi querido departamento y, por supuesto, al progreso de todo el país”.
En especial sobre hacer parte de las Superpoderosas 2025 dijo Lina que “como mujer y funcionaria pública, me he caracterizado por ser una persona entregada y trabajadora, comprometida con cada una de las responsabilidades que asumo, tanto en el ámbito profesional como personal. Soy una mamá ejemplar, que encuentra en su familia la mayor motivación para seguir adelante, y una mujer disciplinada que cree firmemente en el poder del esfuerzo constante. A lo largo de mi vida he demostrado ser luchadora y resiliente, superando obstáculos con determinación y manteniendo siempre una actitud positiva. Mi empatía me ha permitido conectar con las necesidades de las personas y trabajar con sensibilidad y compromiso por el bienestar común. Me siento una mujer empoderada, segura de sus capacidades y con la firme convicción de que desde el servicio público se puede transformar realidades y construir un mejor futuro para todos los santandereanos y colombianos”.
Sobre las recomendaciones a las mujeres que apenas hoy están en ese comienzo dijo que “el mundo está cambiando y el empoderamiento de la mujer cada vez más ha logrado abrir espacios académicos y laborales que antes no contemplábamos posibles. Esta dinámica nos ha permitido llegar a altos cargos que tradicionalmente los ocupaban hombres, pero lo más importante es prepararse para no solo llegar a estos espacios sino demostrar con trabajo que un buen profesional no depende del género sino de sus capacidades; la preparación, el estudio, rodearse de las personas correctas y que nos impulsen siempre a crecer son fundamentales para alcanzar sus metas. Los errores hacen parte del camino, pero lo importante es aprender de cada uno de ellos, porque al levantarse y mirar hacia adelante se darán cuenta que todas esas vivencias fortalecen el carácter. Pero lo principal para mí, es confiar en Dios, tenerlo siempre presente en cada uno de mis proyectos, esto me ha dado fortaleza para no desfallecer en las dificultades y grandeza para seguir adelante. Invito a cada una de las mujeres a que siempre sean valientes, empáticas, firmes en sus decisiones y fieles a sus valores. Sobre todo, nunca olviden que tienen dentro de sí una fuerza inmensa que las hace capaces de transformar su vida y la de quienes las rodean. Confíen, luchen y brillen, porque el mundo necesita más mujeres decididas a dejar huella. A todas las mujeres que comienzan su camino: no duden de ustedes. Todas tenemos dentro una fuerza inmensa para transformar realidades. No esperen a sentirse ‘listas’ para asumir retos; empiecen, láncense, emprendan el camino. Van a encontrar obstáculos, sí, pero también muchas razones para seguir. Rodéense de personas que las impulsen, crean en ustedes mismas, incluso cuando nadie más lo haga. Nuestro lugar está donde tomamos decisiones, donde construimos, donde inspiramos. Y si abrimos una puerta, dejémosla abierta para que otras entren también”.

Dijo Lina que “lograr mis sueños no ha sido fácil. Cada paso que he dado en mi vida pública ha estado acompañado de decisiones difíciles, de renuncias y de sacrificios que no siempre se ven desde afuera. He tenido que sacrificar tiempo valioso con mi familia. Hay momentos que no vuelven: celebraciones, conversaciones sencillas, abrazos al final del día. La política exige presencia constante, viajes, reuniones interminables y muchas veces eso significa estar lejos de los que más amas. Aun así, mi familia siempre ha sido mi motor, mi refugio y mi mayor fuente de fuerza. También he renunciado a mi privacidad. Vivir expuesta al ojo público implica aprender a vivir con la crítica, con los juicios, y con la responsabilidad de ser coherente en cada paso. No es fácil, pero he aprendido a ser firme, a mantener mis valores, y a no perder mi esencia en medio del ruido. He tenido que posponer sueños personales, dejar de lado proyectos que me ilusionaban, porque entendí que servir a los demás también era un sueño, y uno más grande aún. Este camino me ha enseñado que la realización personal también se construye en el servicio, en la entrega y en la transformación de vidas. No ha sido sencillo. Pero cada sacrificio ha valido la pena cuando veo que una decisión tomada ayudó a una comunidad, que una voz que escuché se convirtió en una ley, o que una joven se inspira al verme para saber que también puede estar aquí, liderando con fuerza y con corazón. Si volvería a empezar, lo haría otra vez. Porque este sueño, aunque ha costado, ha sido profundamente hermoso”.
Reveló Lina que “si algo me ha enseñado la vida pública es que los sueños no solo se construyen con disciplina y esfuerzo, sino también dejando atrás lo que ya no suma. Uno de los hábitos que tuve que abandonar fue el miedo a incomodar. Al principio, como muchas mujeres, me cuidaba demasiado de lo que iba a decir, de no sonar muy fuerte o muy directa lo cual podría causar reacciones equivocas. Pero entendí que en la política no se puede avanzar con miedo. Callarse por “quedar bien” puede ser el mayor obstáculo. Hoy sé que decir lo que pienso, con respeto, pero con firmeza, es parte de lo que me trajo hasta aquí. También dejé atrás el afán de complacer a todos. Cuando uno intenta hacer feliz a todo el mundo, se pierde en el camino. Aprendí que tomar decisiones con criterio y convicción, aunque no les guste a todos, es más valioso que tratar de agradar a costa de mi propósito. Por otro lado, hay un hábito que hice completamente mío, y que ha sido clave en todo este camino: la constancia emocional. En política hay días muy buenos y otros muy difíciles. No puedes permitir que una crítica te hunda ni que un aplauso te distraiga. Mantenerme centrada, trabajar con propósito sin importar el ruido externo, y recordarme por qué empecé, me ha dado estabilidad y seguridad para no dudar de mis pasos. Y, sobre todo, adopté el hábito de escuchar con humildad. Escuchar de verdad. A la gente, a los expertos, a las mujeres en los territorios, a los jóvenes. Escuchar no para responder, sino para entender. Eso me ha dado claridad en los momentos clave y me ha permitido avanzar con decisiones firmes, sin titubeos”.