Por: Wendy Vanessa Serrano/ “Siempre de acá para allá”. Como han podido percibirlo, me había tomado una pequeña pausa en escribir mis artículos quincenales para la revista, esto me permitió revisar que tan importante es para mi este ejercicio, pues no solo escribo para ustedes, también escribo porque es uno de mis hobbies favoritos, me libera, conecto con las temáticas y esto me permite fluir.
Empecemos, La palabra pausa en su origen griego (anapausis) remite a “reposo”, “interrupción”, “descanso”. En la antigüedad se entendía la pausa como un hacer creador, como una interrupción sanadora. Específicamente es interrumpir lo que se está haciendo para hacer algo totalmente diferente.
Si bien hay muchos ejercicios que pueden realizarse para descansar psicológica y físicamente, la pausa siempre debe incluir lo opuesto de lo que se hace en el trabajo.
Filón de Alejandría, filósofo judío, entendió el descanso como una actividad sin esfuerzo, como un hacer creador en un estado de calma, nos contextualiza con que, “solo el hombre irracional está agitado, mientras que el sabio sabe descansar para entrar en contacto con su propia creatividad”.
Ahora bien, hablemos del tiempo, de la percepción y por su puesto de como muchos vivimos de acá para allá y no logramos percibir como esto puede afectar nuestra cotidianidad, el arte de detenerse, de saber esperar, se debe aprender, es una habilidad necesaria para desarrollar. La virtud de vivir de forma consciente, centrados en el aquí y el ahora de forma responsable con nuestra mente y nuestro cuerpo, hoy no parece estar en el top, y nos aleja de la realidad y del verdadero significado de lo que es ser proactivo, y algunos lo ven como algo negativo.
¿Cuántas veces nos sucede que se nos imponen tiempos de espera que nos vuelven más ansiosos y no sabemos qué hacer en esos minutos?
Estas pausas casuales, no planificadas, no buscadas, que nos obligan a detenernos, son una oportunidad para enfocarnos en el presente y aprovechar esos minutos como una ocasión para el propio bienestar. Aprender a esperar enfocándose en el presente, hace la diferencia en la calidad del tiempo vivido, de las acciones y realizadas y de la plena consciencia de nuestras emociones.
La terapeuta Verónica Reyes, Ha agrupado algunos de los introyectos que más se repiten en espacios terapéuticos, esto con el fin de que identifiquemos algunas creencias que pueden estar jugando con nuestra percepción del tiempo. A esta lista le llama:
1- El tiempo bien invertido es el que pasamos ocupados.
2- Entre más ocupada, más valiosa la vida.
3- La historia la determina el pasado.
4- Solo tenemos una oportunidad.
5- Luego habrá tiempo para lo demás.
6- Podemos cambiar el pasado/futuro
Con este listado la terapeuta afirma que podemos observar cómo nuestra percepción del tiempo, varía de acuerdo a nuestras creencias y la relación que construimos con el mismo. Entonces el tiempo pasa «más rápido” cuando hay acumulación/exceso de tareas, “más lento” para quienes evitan, y “suficiente” para quienes han entrenado el darse cuenta sobre el presente.
Ahora bien, el tiempo depende de nuestra vivencia en el presente, por ende, creer que llenar más el tiempo, nos hará experimentar mayor libertad es falso. “El tiempo es nuestro espejo, aquí se reflejan vibrantes todas nuestras creencias, miedos, inseguridades, sueños, placeres, comparaciones, ausencias, riquezas, agradecimientos y la lista continúa”. Para cerrar quiero dejarles estas pequeñas palabras de Jorge Luis Borgues, de su poema, El Tiempo.
“El tiempo es la sustancia de que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río; es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre; es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego”.
*Psicóloga con énfasis clínico y enfoque holístico, Consultora de género & terapeuta individual y grupal, Directora y Fundadora del Centro de Suicidiología y Prevención del Suicidio – ECSU
Instagram: @psi.wendyserrano.co