Es un nuevo pacto clave para la limitación del calentamiento global, pero para muchos sigue siendo claramente insuficiente. Las naciones representadas en la COP26 aceptaron a última hora un nuevo acuerdo climático global que involucra a casi 200 países del mundo.
Las negociaciones sobre el tema se habían prolongado hasta este sábado debido a la incapacidad previa que hubo para llegar a un acuerdo considerado como «realista» por parte de los países más contaminantes.
India fue el principal país que introdujo cambios de última hora en los que no se contemplaba la «eliminación» progresiva del carbón y tan solo se tenía en cuenta la «reducción» progresiva de este combustible fósil. Esta situación suscitó las quejas de varios países, especialmente los microestados insulares que tienen más en riesgo su existencia en los próximos años por la subida del nivel del mar.
«El cambio de último minuto de India al lenguaje para reducir gradualmente pero no eliminar gradualmente el carbón es bastante impactante (…) India ha sido, durante mucho tiempo, un obstáculo sobre la acción climática, pero nunca se le había visto hacerlo públicamente», dijo el científico climático australiano Bill Hare.
Las naciones asistentes tuvieron que aceptar estos cambios de última hora para al menos tener un pacto sobre la mesa que se comprometiera a mantener los niveles de calentamiento en 1,5 grados centígrados para el año 2100.
«Si no lo hubiéramos hecho, no habríamos llegado a un acuerdo. De hecho, estamos más cerca que nunca de evitar el caos climático y asegurar un aire limpio, un agua más segura y un planeta más saludable», dijo John Kerry, enviado de Estados Unidos para el clima.
Primeras reacciones negativas
Uno de los primeros en emitir una declaración sobre el acuerdo alcanzado fue el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, quien indicó que «nuestro frágil planeta pende de un hilo. Todavía estamos llamando a la puerta de la catástrofe climática», se lee en parte de un comunicado emitido.
Previo a las conversaciones de Glasgow, la ONU había establecido tres criterios para el éxito de la conferencia, pero ninguno de ellos se logró.
Los criterios se centraban en promesas para reducir las emisiones de dióxido de carbono a la mitad para el año 2030, 100.000 mil millones de ayuda financiera de las naciones ricas a los países en desarrollo y asegurar que la mitad de ese dinero se destinara a ayudar muchas naciones a adaptarse a los peores efectos del cambio climático.
“No logramos estos objetivos en esta conferencia. Pero tenemos algunos componentes básicos para el progreso», dijo Guterres.
Adicionalmente, las organizaciones ecologistas consideran el acuerdo como «demasiado pobre» y falto de «compromisos firmes y concretos» para el abandono de combustibles fósiles.
En este documento, se insta a los países más poderosos a cumplir sus compromisos sobre la financiación a los territorios menos desarrollados para alcanzar la adaptación climática. En detalle, exige “al menos doblar” los convenios económicos antes de 2025, con respecto a los niveles de 2019.
Esta ha sido una de las principales aristas que se han tratado a lo largo de las sesiones y reuniones de la conferencia y que ha demorado el acuerdo definitivo para dar por finalizada la cumbre.
Otro de los asuntos problemáticos es la eliminación de los hidrocarburos, algo que aparecía en los textos del miércoles, pero que luego fueron suavizados considerablemente el pasado viernes y que beneficia a países petroleros y contaminantes como Arabia Saudita.
«Esto da un pase libre a los países ricos que han estado extrayendo y contaminando durante más de un siglo para seguir produciendo petróleo y gas», dijo Lars Koch, director de políticas de la organización benéfica ‘ActionAid’, citado por la publicación británica ‘BBC News’.
El pacto mantiene la intención de acelerar la eliminación del carbón y de los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles e indica que, con los objetivos trazados hasta aquí para la reducción de emisiones, la temperatura subirá 13,7% en 2030, respecto a 2010.
Junto con el reconocimiento explícito de la necesidad de apurar el fin de las subvenciones a los hidrocarburos, ahora también se admite que es menester apoyar una transición justa en este rubro, algo que no cayó bien en los ambientalistas.
Alok Sharma, presidente de la COP26, destaca que el nuevo escrito les pide a las partes que “revisen y refuercen” los objetivos que trazaron para aminorar la cantidad de emisiones en los próximos diez años para alinearlos detrás de la consigna de temperaturas estipuladas en el Acuerdo de París, comprendiendo cada circunstancia particular de las naciones.
Por otro lado, un punto de conflicto extra es el referido a “daños y pérdidas”, que está relacionado con la compensación a los países desfavorecidos por catástrofes climáticas que ellos no han contribuido a provocar. En ese aspecto, el borrador apunta a un “mecanismo de diálogo” para abordar cómo serán las ayudas económicas.