Por: Érika Bayona López/ Su origen se dio en 1854 cuando el papa Pío IX proclamó de manera oficial que Jesús había sido concebido por obra y gracia del espíritu santo en el vientre de la Virgen María, esto teniendo en cuenta que durante varios siglos se cuestionara la veracidad de dicha versión en las sociedades antiguas y siendo este el motivo de celebración masiva en el mundo, eligiéndose el 8 de diciembre como fecha de conmoración a la inmaculada Concepción. El día en que se tomó esta decisión, creyentes de varias partes del mundo encendieron velas para celebrar el momento y, desde entonces, se ha mantenido la tradición de iluminar esta noche de diciembre.
Esta es hoy en día una tradición colombiana para celebrar el día de la virgen inmaculada que da inicio oficial a la navidad. Fecha religiosa y tradicional para todos los colombianos, ya que nos permite compartir en familia y con amigos especiales un día en donde Colombia adoptó esta tradición como símbolo de encender la esperanza y el amor en familia desde hace varias décadas.
Esta celebración nos motiva a todos los colombianos a encender una vela personal por cada deseo, sueño y meta que nos propongamos para el siguiente año. En otros países también se celebra esta fecha religiosa, pero con otras actividades.
¿Por qué es tan importante esta fecha para nosotros los colombianos?
Porque esta noche significa para nosotros, el inicio oficial de la navidad, esta noche se conmemora el momento en el que el Arcángel Gabriel anunció a María como elegida, desde su nacimiento, para ser la madre de Jesús.
En Colombia, pese a ser un estado laico, en su mayoría devotos a la religión católica, predomina esta tradición de manera histórica y sirve de eje para que muchas poblaciones en el día de velitas celebre con más empeño al ser motivo de que turistas vengan a celebrar y ser parte de nuestro país en esta época del año. Conmemorar el inicio de navidad y sus decoraciones importantes en lo largo y ancho del territorio nacional, engalanan un aire navideño a los rincones colombianos y por qué no, el fortalecimiento de lazos familiares entorno a la fé. Si bien, la bandera que conmemora a la virgen, con sus colores blanco y azul predominan esta celebración, cuyo significado destaca la pureza y castidad de la virgen maría, siendo libre de toda mancha y sin pecado original como lo señalan diferentes textos bíblicos.
Lo más especial de esta cultura tradicional es poder exaltar a todos aquellos colombianos que emigraron y han trasladado esta tradición a los países de destino, enriqueciendo a otros pueblos con su gran amor a la Virgen María y a este día tan tradicional.
Pese a los años, la tradición ha venido modificándose debido a que ya no toda la sociedad pertenece a la misma religión, la decisión de creencias existe en este país, Colombia es una nación de creyentes. En efecto, la mayoría de colombianos pertenece a un credo según su fe o dogmatiza la existencia de un ser superior. la tradición aún se ha mantenido, ya sea para celebrar las velitas de una manera más unida en esta fecha tan especial o también para solo hacer parte de esta celebración.
Hoy en día la gente también prende velitas a modo personal, ya que la tradición se ha modificado dependiendo de las creencias de cada persona. No todo el mundo prende velitas por personas, hay otras quienes que prenden velitas por deseos y peticiones particulares. No obstante, con el paso de los años, la tradición se ha convertido para muchos en algo más fraternal y familiar que religioso. Incluso, hay quienes encienden las velas en honor a sus familiares y fallecidos cercanos, también hay personas que guardan la costumbre de encender una vela de distinto color por cada uno de los deseos y peticiones que guardan para el nuevo año.
Las velas bancas se establecen como símbolo de pureza y paz, las verdes de salud y dinero y las rojas del amor.
No todos prenden las velitas a la misma hora, esta tradición ha llevado a mucha gente a hacer conjeturas sobre la hora y el lugar en que este debe hacerse. Algunas personas subliman esta celebración de diferentes maneras y en diferentes horarios. Hay quienes concuerdan en prender las velitas a las 7pm como hay otras que no tienen un horario establecido y solo lo hacen por simple tradición. En diferentes zonas del país es común que esta tradición se mantenga, aunque gran parte del territorio nacional prefiere creer en lo típico y hacer rituales a la Virgen María. Hay otras que, en su defecto, llevan la traición a querer prender las velas a las 3am ya que esto constituye al inicio del día, según la región del Atlántico. Otras, creen que prender las velitas en casa trae consigo la bendición directa a su hogar, iluminando este con la presencia de la virgen y con la unión familiar que esto representa.
La connotación espiritual va más allá de ser un día cuyo nicho comercial es evidente, siendo un mal símil, como fecha y como una fiesta de música y trago, perdiendo la verdadera esencia del Día de Velitas. Es necesario promover cambios para así inculcar un verdadero significado y no permitir que esto se salga de las manos, ocasionando daños y prejuicios en niños y adolescentes con pirotecnia, bebidas alcohólicas y sustancias psicoactivas, que en nada representa la esencia de sus celebraciones.
Es evidente que el año 2020 con la pandemia Covid-19 dejó en Colombia aproximadamente 38.000 muertos, aumentándose con ello patologías en salud mental y por qué no topes máximos de ocupación en camillas UCI del todo el país. Aunado a esto, la pólvora pese a disminuirse su consumo, ha dejado secuelas de su mala práctica en personas quemadas, daños colaterales atemorizando mascotas y dejando de lado lo realmente importante y la necesidad de cambios humanitarios donde no sólo se disfrute la navidad, sino que tengamos conciencia y prioridad en las acciones que tomamos de celebración.
La creencia en nuestras tradiciones no sirve de nada si no elevan un trasfondo social que surge desde la familia, donde compartir para encender una vela o un farol como símbolo de unión familiar y tributo a Dios, vaya más allá de un reproche económico y consumismo.
Creamos en las tradiciones, creamos en el amor, creamos en que la unión familiar y en todo lo que esto repesenta. Las culturas nos unen, por eso, permitamos que cada 7 de diciembre en esta celebración, se encienda un sueño por cada familia, por cada presente y futuro y también por aquellos que no pueden encenderla. Seamos fieles al amor, a la paz, a la prosperidad y a la serenidad que nos regala este día tradicional.
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*Account Auditor QA. Administradora de negocios internacionales y especialista en mercadeo internacional de la Universidad Pontificia Bolivariana.
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