Por: Laura María Jaimes Muñoz/ El desorden social al que estamos siendo expuestos en la cotidianidad, con tanta facilidad es preocupante, ya que la accesibilidad es total en los medios de comunicación, redes sociales y los noticieros tradicionales que sólo replican la violencia de nuestro país, muchas familias que todavía crían a sus hijos con principios y valores, ya no saben qué hacer, porque lamentablemente estos niños y niñas se vuelven incontrolables por la tecnología.
Es allí donde los expertos recomiendan que no permitan que sus hijos estén en Internet solos, pero pregunto, ¿cómo hace un padre o madre, si este debe salir a trabajar para mantener a su familia? Y esto sin hablar de madres cabeza de familia, quienes deben dejar a sus hijos al cuidado de quien les ayude, o peor, solos.
Pero con frecuencia se habla de la salud mental y se afirma que la salud mental es lo más importante, aclaremos: ¿Qué es la salud mental? “Es la vivencia interna de bienestar y la experiencia interpersonal que se da en la relaciones afectivas y armónicas del individuo con los otros y su ambiente”.
Esto quiere decir que una buena salud mental implica que el ser humano logre manejar su propia vida, se sienta bien con su persona y tenga la capacidad para amar e interactuar con los otros armónicamente, trabajar productivamente y afrontar las dificultades que se le presentan día a día de una manera asertiva.
Entonces ¿qué afecta la salud mental de los colombianos? Colombia tiene suficientes elementos para que poco a poco se deteriore la salud mental de sus habitantes, entre ellos tenemos la crisis económica que empeora con el desempleo, los desastres naturales que aumentan con la contaminación, minería y el mal manejo de las basuras, ejemplo actual y muy conocido por los medios de comunicación, por líderes defensores del medio ambiente, el famoso Carrasco y en su mayoría, nuestros dirigentes, gobernador y alcaldes del área metropolitana, tenían el hecho muy trillado y estaba claro que este iba a colapsar, pero ninguno hizo nada, incluyendo al alcalde de Bucaramanga que habla de cuidar el medio ambiente y gran parte de su popularidad y estrategia política es hablar de la protección del medio ambiente. Tampoco hizo nada.
Y le sumamos el conflicto armado que con la paz que se firmó ya no se sabe si es mejor o es peor ya que ha generado situaciones de verdaderas emergencias con sus consecuentes repercusiones en la salud general y en la salud mental de quienes directa e indirectamente han sido afectados, pues ahora no les basta con secuestrar adultos, sino que también secuestran niños, antes eran victimarios, ahora son víctimas.
Entonces, para el Ministerio de la Protección Social la salud mental es una de sus “prioridades en salud pública”, el problema es que en esas prioridades no se han definido exactamente como podrán mitigar estas problemáticas descritas anteriormente.
Es claro que no hay atención oportuna en la salud, mucho más claro es que no hay atención oportuna en salud mental, pues para ir al psicólogo es prácticamente un lujo del cual esperan de tres a cuatro meses la atención y esta se brinda en 20 a 30 minutos que es el tiempo que las entidades prestadores dan a los profesionales, o sea, ¿qué se puede hacer en 20 minutos?
Se supone que los servicios de salud en general deben integrar la salud mental, pero si revisamos, ¿dónde están los psicólogos en las clínicas, hospitales y de los centros de atención en las provincias y demás? ¡Esto es mentira!
En definitiva, esta mirada se queda en comités, actas y demás papeles, ya que cada ente territorial en promedio tiene 30 comités uno por cada cosa a la cual tenga que responder por resolución, norma o decreto expedida por el gobierno.
Se supone que la reconstrucción de servicios apropiados a las realidades de los ciudadanos los deben proveer a sus usuarios, pero lo único que pueden hacer, es realizar un diagnóstico de sus recursos en términos de instituciones y talento humano y al ver la realidad de sus capacidades en la mayoría de los centros de atención los servicios de salud mental integral no se pueden brindar.
Remitos a las ciudades pacientes que si tienen para llegar al hospital no tienen para comer y mucho menos para hospedarse y es ahí cuando prefieren no llegar a su cita esperada por tres a cuatro meses de 20 minutos que era una esperanza para la solución en parte de su problema.
Por lo que las consecuencias de la falta de atención en salud mental no esperan, por eso vemos tantos hechos nefastos, agresiones sin límite, sin pudor, como lo vemos todos los días en nuestros noticieros y que ahora se ha vuelto las noticias que son realmente “preocupantes”.
Los hijos atacan a los padres y los padres atacan a los hijos, los esposos matan a sus esposas y así sucesivamente, consecuencias de su vida, infancia, desarrollo y crianza, consecuencias de su familia en la niñez, pero en lo único que se piensa es en condenar a cadena perpetua al victimario o peor aún, también matarlo. Pregunto: ¿Esto será suficiente para acabar con esta situación lamentable? No.
Estos hechos aberrantes son más trascendentales porque involucran a toda la familia y toda la familia es afectada, entonces, ¿la atención en salud mental para las víctimas y sus familias dónde está?, cuando en las comisarías de familias no pueden brindar atención solo remiten para que los atienda su EPS y procede al restablecimiento de derechos que terminan siendo realmente otro problema como lo es revictimización.
Pero de acuerdo al procedimiento los derechos son restablecidos y el niño o la niña si es protegido por las entidades estatales responsables, las consecuencias son más tristes todavía, ya que separar a estos niños para ser llevados a una institución donde ni siquiera se saben el nombre del menor porque allí son números a los cuales hay que darles comida, dormida y que tengan atención en salud –se supone que el que tenga esto, no es pobre, lo dice el programa de erradicación de la pobreza extrema- ¿Quién puede superar lo sucedido así?
Esta es nuestra Colombia… Empecemos por amar, respetar y cuidar a nuestros niños y niñas, que más que el futuro son nuestro presente y los padres son el molde preformado de sus hijos, no es justo que repitan la historia de quienes han tenido que sufrir las consecuencias de la violencia y la falta de atención en salud mental.
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