Con Joe Biden como presidente de Estados Unidos, los 30 países de la OTAN discutirán este lunes 14 de junio cómo renovar el bloque y mejorar las relaciones entre Europa y América del Norte, debilitadas en el mandato de Donald Trump.
El exmandatario fue un constante crítico del organismo intergubernamental e incluso en 2018 amenazó con retirar a su país de la alianza, formada en 1949 para contener el conflicto militar soviético.
En este sentido, Biden ha prometido que su país está de vuelta. Y con ello la OTAN aspira a incrementar la financiación conjunta de operaciones militares. «Tenemos que invertir aún más, invertir juntos y cumplir nuestro alto nivel de ambición. La financiación común es un multiplicador de fuerzas y una forma eficaz de invertir», acotó Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, en una rueda de prensa previa a la cumbre.
Además de la financiación, en la llamada OTAN 2030 se discutirán las amenazas transnacionales como el terrorismo –en auge en África–, los ataques cibernéticos y las implicaciones de seguridad en el cambio climático. Allí también se discutirán las «políticas y acciones agresivas de Rusia» y «los desafíos que plantea la República Popular de China» a la seguridad de los países del organismo, según un comunicado de la Casa Blanca.
Todos estos temas estarán en la ruta que guiará las operaciones de la Alianza Atlántica durante la próxima década. Y es que la intención de los países miembros es que en la reunión del lunes se sienten las bases del «nuevo Concepto Estratégico», que servirá como borrador para el documento final que se espera se adopte en la Cumbre de la OTAN en 2022.
La ciberdefensa será un tema vital, justo ahora que Estados Unidos padeció un hackeo que bloqueó el Colonial Pipeline, el sistema de oleoductos más grandes del país. Según el FBI, los responsables son unos supuestos piratas informáticos de habla rusa, que se denominan a sí mismos como DarkSide.
En este sentido, Stoltenberg comentó que se ha planificado aprobar una nueva política, aunque no dio muchos detalles al respecto. Solo indicó que enviarán «un mensaje claro en la cumbre de que la OTAN está decidida a defenderse en el ciberespacio con la misma eficacia».
Retirar las tropas de Afganistán
Una de las particularidades de esta cumbre es que, por primera vez, la alianza militar discutirá qué acciones climáticas tomar. La información que se tiene hasta ahora es que los países miembros tienen la intención de que sus fuerzas armadas alcancen la neutralidad de carbono para 2050. Esto es que no emitan más dióxido de carbono del que el planeta puede procesar.
Dicho plan alinearía a la organización con la meta que traza el Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados. También está sobre la mesa el debate de cómo lograr que las fuerzas armadas se puedan adaptar a las amenazas planteadas por el calentamiento global.
Otro de los temas será el retiro de las tropas militares de Afganistán. En ocasiones anteriores, Biden ya había prometido la salida de todos los uniformados estadounidenses del país de Medio Oriente para el 11 de septiembre de este año, cuando se cumple el aniversario número 20 del ataque contra las Torres Gemelas.
Esta vez, la Casa Blanca enfatizó que se va con sus militares, pero continuará en el país. «A medida que la OTAN reduzca su presencia militar en Afganistán después de casi 20 años, Estados Unidos y nuestros aliados y socios de la OTAN continuarán apoyando al pueblo de Afganistán a través de asistencia civil y de seguridad», expresó la Casa Blanca.
El cómo continúe a operar la comunidad internacional es aún una discusión álgida. Turquía, miembro de la OTAN, se ha ofrecido para operar en el aeropuerto de Kabul y así asegurar el acceso al país, después de la retirada militar. Pero los talibanes están en desacuerdo, pues consideran que va en contra de la soberanía que Turquía se quede.
Rusia y China en la mira de la OTAN
Aunque estas dos potencias no hacen parte de la Alianza del Atlántico, sin duda serán dos de los grandes protagonistas, ya que los países miembros le harán un seguimiento a las acciones en materia de seguridad.
A Rusia, el bloque la ha tachado de tener un comportamiento «agresivo» hacia Ucrania y de «rechazar un orden internacional basado en reglas». Biden, por ejemplo, ha prometido investigar si el Kremlin intervino o no en las elecciones de Estados Unidos.
Sin embargo, el presidente aclaró que sí hay temas en los que buscan trabajar hombro a hombro con Rusia. «Con Putin hemos discutido trabajar juntos por el clima», indicó Biden durante la rueda de prensa del G7. El países estadounidense espera asimismo que Rusia coopere para abrir caminos y fortalecer la asistencia a las poblaciones necesitadas en Libia, además de seguir con sus labores de reconstrucción en Siria.
Aunque, en paralelo, Biden advirtió que «no hay garantías» de que la OTAN ni él ni nadie cambien los comportamientos de Putin. «Los autócratas tienen mucho poder, no tienen que responder al público», agregó.
Los dos mandatarios se encontrarán en Ginebra el miércoles 16 de junio, después de la reunión de la OTAN. Al respecto, Stoltenberg comentó que espera que la reunión entre ambos sirva para negociar con Moscú el control de armamentos. No obstante, sobre ello no pareció muy optimista pues, a su juicio, los lazos entre la OTAN y Rusia están en el punto «más bajo desde la Guerra Fría».
«Hay más trabajo que tenemos que hacer para el control de armas y esto incluye sistemas armamentísticos de corto y medio alcance», expresó el presidente del organismo de seguridad.
Por su parte, China apenas entró en la agenda de la OTAN en la cumbre de Londres de 2019 cuando el bloque celebró su 70 aniversario. Pero esta vez los 30 países agrupados en el encuentro de Bruselas pretenden que a la nación asiática se le pida participación en un pacto a futuro sobre el control de armas.
«China cada vez es más un poder global. Con ello va una responsabilidad global», añadió el jefe de la alianza.
Turquía buscaría mejorar su relación con EE.UU.
La tensión no solo está con los países que no hacen parte de la OTAN. Dentro de los mismos miembros hay fricciones y el presidente turco Recep Tayyip Erdogan quiere conversar sobre sus diferencias con Estados Unidos.
La relación no atraviesa por su mejor momento, luego de que Biden reconociera que las matanzas que cometió el Imperio Otomano contra los armenios fueron un genocidio y luego de que Turquía eliminara un programa de aviones de combate F-35 que le vendía Washington.
Pero ahora los mandatarios de ambos países se reunirán por primera vez de manera presencial y Erdogan quiere aprovechar ese momento para limar asperezas. «Hubo muchos chismes internos y externos, por lo que debemos hablar sobre cómo podemos dejar atrás estos problemas, qué podemos hacer y qué haremos. Turquía no es un país cualquiera, es un país aliado», sentenció Erdogan a los periodistas en el aeropuerto de Estambul, rumbo a Bruselas.
El mandatario también conminó a su homólogo estadounidense a pasar la página frente a los problemas del pasado, refiriéndose entre ellos al desacuerdo sobre la compra de misiles rusos S-400 que hizo Turquía en 2019 y que Estados Unidos rechazó.
La cumbre tendrá una ceremonia oficial de apertura dirigida por el secretario general para dar la bienvenida a los miembros. Se espera que cada líder haga una declaración tras la reunión, además de conferencias de prensa por separado.