Según Naciones Unidas y Estados Unidos, el veterano Saif al-Adel ha pasado de ser una mente centrada en operaciones a mandamás del grupo yihadista, en reemplazo de Ayman al-Zawahiri, muerto en 2022.
Saif al-Adel, exoficial de las fuerzas especiales egipcias y uno de los pocos miembros con vida de la ‘vieja guardia’ de Al-Qaeda, se ha convertido en el nuevo líder del grupo yihadista, según un informe de la ONU.
Sin que haya habido un nombramiento formal tras la muerte de Ayman Al-Zawahiri en un ataque estadounidense en Kabul en julio pasado, el reporte de Naciones Unidas señala que Adel –de más de 60 años– es «de facto» el nuevo mandamás.
De acuerdo a la ONU, hay dos motivos por los que Al-Qaeda no podría oficializar a Adel como su cabecilla: por un lado, el grupo tendría en cuenta la postura del Talibán, que no quiere reconocer que Al-Zawahiri murió en Kabul; por el otro, el hecho de que Adel se encuentre en Irán –así lo ubica también el Departamento de Estado de EE. UU.–, aunque Teherán ha dicho que esto es «erróneo» y «podría obstaculizar los esfuerzos para combatir el terrorismo».
Dónde está Adel es la pregunta que resuena entre los investigadores, como medida de su capacidad para manejar operaciones de Al-Qaeda (una organización de origen sunita) desde un país bajo un régimen chiíta. Otro aspecto que genera dudas es si Adel, otrora guardaespaldas de Osama Bin Laden y entrenador de militantes, puede ser un administrador efectivo cuando habría pasado la mayor parte de su trayectoria tras un rol operativo.
Estados Unidos lo busca desde 1998, después de acusarlo por los atentados contra sus embajadas en Tanzania y Kenia, que causaron la muerte de 224 civiles. Antes, en 1993, también desempeñó la emboscada de helicópteros estadounidenses en Mogadiscio, que se cobró la vida de 18 militares. El FBI lo tiene en su lista de terroristas más buscados y el Departamento de Estado ofrece diez millones de dólares por cualquier información sobre él.
A diferencia de sus predecesores asesinados, Adel ha cultivado un perfil bajo y no se conocen más que tres fotos de su rostro. Sobre su sangrienta carrera –que habría iniciado en 1981–, se conoce asimismo que en la década del 90 dispuso campos de entrenamiento en Sudán, Pakistán y Afganistán, y que estuvo vinculado con el asesinato del periodista estadounidense Daniel Pearl, ocurrido en 2002 en Pakistán.