Por: Luis Eduardo Jaimes Bautista (J.B.)/ En estos tiempos de efervescencia y calor, que vive “La república de Colombia”, más herencia de Santander, que de Bolívar, como anotaban en los discursos políticos en las plazas públicas, quienes sembraron la ideología de la politiquería. El Gobierno nos expidió con la aprobación de “los padres de la patria”, elegidos por nosotros en el cuatrienio (2018-2022): La Ley 1955 del 25 de Marzo de 2019, “Por el cual se expide el Plan Nacional de Desarrollo 2018 – 2022 “Pacto por Colombia, Pacto por la Equidad” (2127 Páginas que puede consultar por Google), y se darán cuenta la real situación como nos manejan en todos los aspectos: Raciales, sociales, económicos, educativos y culturales, en la telaraña de la constitución del Estado Social de Derecho, que tanto les encanta a los políticos y abogados.
Vayamos al meollo de nuestra situación, porqué protestamos, exigimos que no exista vulneración de la vida, desde que se nace hasta que se muere. Basados en la garantía universal de los “Derechos humanos” en cómo está mal repartida la economía: La gran desigualdad social.
Cuando empezamos a sentir ese dolor de patria, nos damos cuenta que el país está al revés y todos salimos a protestar, marchar y exigir derechos, cuando desde un congreso, se reparten el PGN Presupuesto General de la Nación.
Volvamos a las heridas que nos causan quienes legislan, en este caso el Centro Democrático con su mayoría a la Cabeza: Un expresidente investigado por la Corte Suprema, Álvaro Uribe Vélez y quien manipula a su discípulo Presidente, Iván Duque. ¿Qué se ha fijado en el Plan Nacional de inversiones públicas 2019-2022? El dolor de cabeza de todos los colombianos, que tenemos que contribuir para el manejo del Estado colombiano, por un valor de mil noventa y seis, coma uno ($1.096.1) billones de pesos. Con el componente Plan Plurianual de inversiones para la Paz de forma trasversal, (más para la guerra) por un valor de $37,1 billones de pesos.
Todo en las fuentes de financiación: (PGN) Presupuesto General de la Nación el 32,1%; (SGP) Sistema General de Participación el 15,4%; Territoriales, 10,6%; (EICE) Entidades Industriales y Comerciales del Estado, 5,3%; (SGR) Sistema General de Regalías, 3.1%; Cooperación, 04%; Privados, 33,1%, este último reparto es el desangre del pueblo, porque es lo que corresponde a la privatización de los Servicios Públicos. Cifras puestas por el mago de la economía Alberto Carrasquilla y la Dirección Nacional de Planeación.
¿Hasta ahora nos damos cuenta del país al revés? ¿Acaso los científicos? ¿Quizá los artistas? ¿Quizá los intelectuales? ¿Raperos letraheridos, dramaturgos desesperados a la búsqueda de personajes, ciberactivistas armados de coraje? ¿O es tanta la oscuridad que hay que llamar a adivinos, a futurólogos, a exploradores de tendencias sin brújula? ¿O es el momento de políticos iluminados, de activistas resignados, de clérigos intolerantes, de periodistas demenciados? Emborrachada de presente, la sociedad qué espera de un extraviada República de Colombia.
En todos los tiempos la política jamás ha pretendido ser el saber de tener en la picota pública a los corruptos, más la ciudadanía cuando los elige, siempre están comprados por un plato de lentejas. Siempre se ha repetido y se tienen muchas novelas, construidas con los argumentos de la violencia y la paz. En cada extremo existen los de derecha e izquierda, los del centro, las mismas posiciones en la búsqueda de quien manda y hace capitales.
Hobbes pensó en el Estado como un Leviatán, entendió que ese monstruo bíblico convenía bien a una maquinaria perfecta de construir obediencia, que podía abolir la pobreza y el hambre o levantar eficientes campos de exterminio.
Vivimos en la desmemoria de los discursos como el refugio del poder. Los partidos, los gobiernos, el Estado se alimenta de leyes y palabras, una invocación novelística en los libros no escritos de la era de las mentiras. Nos mintió el Presidente.
Twitter: @LuisEduardoJB1