Cada cuatro años las figuritas juegan su propio mundial de fútbol. Tanto chicos, y ahora en particular los grandes, corren a las tiendas o a los puestos ambulantes para comprar las cajas completas, o al menos varios sobres, para llenar el álbum. Detrás del frenesí se esconde la historia de una familia que fundó este negocio hace más de 60 años.
Los hermanos Panini fundaron un imperio coleccionable que durante la más reciente Copa del Mundo facturó más de 1.000 millones de euros (al cambio 4.438 pesos por un euro da 4.438.000’000.000 pesos).
Y todo empezó en un humilde puesto de revistas en Módena, una ciudad de la región italiana de Emilia-Romaña, famosa por el vinagre balsámico y por el circuito de Misano que forma parte del Campeonato Mundial de Fórmula 1 y del Campeonato de Motociclismo.
Los hermanos Giuseppe, Benito y Umberto Panini se criaron en una pequeña localidad en Pozzo, en la región de Emilia-Romaña, aunque viajaban seguido a Módena ya que su padre trabajaba en la academia militar de dicha provincia.
En 1945 la familia consiguió la licencia para operar un pequeño puesto de diarios cerca de la catedral en el centro modenés. El trío de hermanos Panini manejaba bien el negocio, invirtió las ganancias en una agencia de distribución, pero un día se encontraron con algo que les llamaría la atención.
Uno de ellos se cruzó con una colección de tarjetas de plantas y flores que habían sobrado de una promoción de una revista. En el día a día de local habían visto cómo las tarjetas coleccionables que venían con las publicaciones eran muy populares. Así fue que las compraron y decidieron darles una vuelta de rosca: Las dividieron en paquetes de dos unidades y las vendieron por separado fuera de la colección. Al proyecto le fue muy bien, tanto que optaron por llevarlo más allá.

El nacimiento de Panini
En 1961 alquilaron un taller sobre Vía Castelmaraldo, compraron los derechos de algunas de las estrellas del fútbol italiano y empezaron ahí a imprimir tarjetas con sus imágenes. Las «figuritas» tenían más bien el tamaño de una estampita y se coleccionaban.
Tres años después compraron una planta impresora y lanzaron su primer álbum para que los compradores pudieran pegarlas en algún lugar. Luego llegarían las autoadhesivas que hoy conocemos.
El boom llegó cuando se asociaron a la FIFA para producir el álbum oficial del Mundial de México 1970. Al mismo tiempo, Giuseppe Panini diversificaba sus intereses. Compró el equipo de vóley de Módena, fundó la liga italiana de vóley y también abrió un restaurante cerca de los HQ del grupo.
El deporte se convirtió en el fuerte de la compañía, en particular durante las Copas del Mundo. Sin embargo, Panini fue sumando, creciendo también a partir de las licencias de otros personajes y temáticas para vender álbumes durante todo el año, desde superhéroes hasta programas de televisión y videojuegos.

Nuevos dueños y crisis
Los hermanos mantuvieron el control del grupo hasta 1989 cuando se lo vendieron al británico Robert Maxwell, dueño del diario Daily Mirror, por 96 millones de libras. Durante su administración la empresa perdió protagonismo. Las figuritas bajaron su calidad y el empresario utilizaba los dividendos de Panini para invertirlos en otras sociedades de su holding.
Tras su muerte en 1991, la firma pasó primero a manos del consorcio italiano Bain, Gallo, Cuneo y De Agostini y en 1994 se la vendieron a Marvel Entertainment Group. Pero la casa de comics cayó en bancarrota y cinco años más tarde Panini fue adquirida por la italiana Fineldo, que actualmente conserva su participación.

El negocio de las figuritas
Hoy el grupo Panini cuenta con siete unidades de negocio: Los coleccionables, que incluyen stickers y tarjetas; la editorial, que publica revistas, libros, comics, manga y novelas gráficas; una distribuidora para sus productos y de terceros; la pata de licencias; fascículos y colecciones; digital y el servicio de productos customizados para clientes.
Cada cuatro años Panini juega su propio mundial de fútbol. Durante los meses previos y durante la copa del mundo la empresa multiplica sus ventas ante el furor del torneo. En 2014 registró ventas por 758 millones de euros ($3.282.140’000.000) durante el Mundial de Brasil y en el de Rusia 2018 alcanzó los 1.000 millones de euros ($4.330.000’000.000).

¿Cuánto costará llenar el álbum en 2022?
Para la edición 2022 de Qatar el álbum oficial salió a la venta el 24 de agosto en los Estados Unidos y luego llegó al resto de los mercados en el mundo. Sudamérica es uno de sus principales mercados y ahí tiene plantas de producción en Argentina y Brasil. Su fábrica en San Pablo tiene capacidad para imprimir 8 millones de sobres por día (cada sobre trae cinco figuritas).
No obstante, llenar un álbum de figuritas no es una tarea sencilla ni económica. La tarea ya comenzó y los más aficionados del tema de las figuritas y del mundial de fútbol ya están a pocas figuritas de tener el álbum completo. Se espera que ni Messi, ni Ronaldo, ni el escudo de alguna Selección, ni otras figuritas se vuelvan escasas… porque pasarían a cotizarse a precios muy altos.
La empresa distribuidora aseguró que todas las figuritas están en circulación y que espera que todos logren el objetivo cumbre: Llenar el álbum y coleccionarlo, como lo hacen algunos, cada cuatro años, al adquirir el álbum de tapa dura.
