Por: Carlos Mario Gómez García/ La formación en las materias básicas como lo son el Español, el Inglés, las Ciencias Sociales, Naturales, las Matemáticas; son parte de los aprendizajes que se enseñan para que adquiera las competencias necesarias en el mundo de hoy pero complementario a ello están otras como la ética y la religión.
En torno a esta última ha venido en un proceso de transformación; antes de la Constitución de 1991 la materia de religión en la mayoría de instituciones educativas estaba enmarca en el catecismo católico esto es debido a que la escuela tenía la influencia directa de la religión.
Con el reconocimiento de la libertad de culto, las escuelas han tenido que reformular los contenidos programáticos de esta materia enfocados en aspectos de fe y espiritualidad observada desde un punto de vista amplio.
Por otra parte, algún sector de la sociedad se viene cuestionando si la materia de religión se hace indispensable en el contexto de la escuela, uno de los argumentos que tiene mayor fuerza es que esta debe ser enseñada desde la casa y no con la influencia de la escuela, obviamente es desde la perspectiva progresista, por el contrario, las líneas conservadoras quieren que se siga manteniendo para reafirmar la concepción cristiana de la vida.
Se hace necesario abrir un debate sobre la materia de religión y lo que se enseña o por el contrario evaluar su permanencia en el currículo para que se otorguen las libertades plenas en materia del culto o fe que se desea profesar.
Un elemento sustancial que ingresa en esta discusión es la concepción del ser humano, teniendo en cuenta que no se puede concebir como solo materia, los elementos intangibles como lo son el alma y el espíritu.
Según la concepción cristiana el alma es lo que se llegaría al cielo, es decir esta se alimenta de ese camino de acciones buenas que desarrolla cada ser humano teniendo como base las reglas bíblicas y morales que tiene cada fe, aunque similar a esta es el espíritu tiene que enfocarse en procesos de gratificación y recepción de dones y gracias para de esta forma tener un alma con mayor opción de alcanzar el cielo.
Colombia desde su concepción filosófica de la religión hace referencia a un estado laico, es decir que no está enmarcado en una sola profesión de fe, ahora bien, si el estado es laico que se debería enseñar en las clases de religión en las escuelas de nuestro país.
El debate puede estar abierto, y estaría a la disposición de la libertad de cátedra que tienen las mismas instituciones, por ende, que el enfoque que den los establecimientos educativos depende de su caracterización de público o privado, por sentido común las instituciones privadas pueden tener el enfoque que desee según su proyecto educativo institucional, por el contrario, en las instituciones públicas se debe tener ese enfoque laico.
El ministerio de educación desde 1994 con la expedición de la ley general de educación solo determino algunos parámetros, pero a la fecha no ha tocado para nada la religión debido a que es un tema con muchas aristas.
Pero si en vez de formar en religión se forma la parte espiritual pues esta concepción es más amplia y podría encontrarse puntos de confluencia en muchas profesiones de fe.
Que sería educar en espiritualidad, es una forma de visualizar la vida desde aspectos filosóficos, y la de cómo se fortalece mediante la interacción del ser humano con el mundo que lo rodea, el fortalecer la espiritualidad en las escuelas está ligado a la forma de como ver el mundo y los seres que en el habitan.
Dentro de los procesos de formación espiritual busca que se forme un carácter y que dentro de este recorrido el ser humano encuentre la felicidad, vista desde percepciones no tan materiales si no que enriquezcan la paz, la tranquilidad y algunos otros factores que en la sociedad actual no están tan marcados.
La enseñanza de lo espiritual debe ir ligado a pilares de acompañamiento continuo de los padres y de la escuela, a la formación en valores y comportamientos morales establecidos en la casa y en la escuela, a la formación continua de pensamiento y discernimiento.
Aquí es donde la libertad de cátedra se hace importante porque cada institución puede definir ese enfoque espiritual y mantener la concepción laica de la nación y de esta manera poder garantizar el derecho y libertades.
Entonces la espiritualidad es necesaria en las escuelas porque desde allí se forma el carácter, los valores y la noción de lo correcto e incorrecto, es desde la formación que debe hacer la familia en el proceso propio de sus funciones y responsabilidades el enfoque espiritual que desea tener.
Solo las instituciones educativas deben tener esa característica neutral en la formación espiritual, pero esto no implica que se enfatice en un solo precepto y de esta manera no vulnerar los derechos y libertades que tienen las personas.
La formación espiritual debe verse en este concepto diferente a la formación religiosa, y solo desde la concepción de un estado laico y solo desde las diferencias se puede construir una mejor sociedad, que sea espiritualmente fuerte y vivenciando cada uno su propia fe.
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*Licenciado en educación, especialista en pedagogía y didáctica, titulado en Derecho con especialización en Derecho Constitucional, 20 años al servicio de la educación pública y formador en instituciones privadas para los nuevos profesionales de la docencia.
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