Por: Roberto Aponte/ Desde que aparecieron los primeros seres vivos en el planeta, ha existido esa relación entre ambiente y criatura que ha moldeado el mundo en el que vivimos. Ante diferentes condiciones como temperatura, humedad, presencia de luz o presión de la atmosfera o agua algunos seres se han adaptado a estos ambientes externos, pero lo cierto es que bajo condiciones ideales y especificas una mayor cantidad de individuos tienen oportunidades, de esta forma se crean ecosistemas óptimos y más diversos.
Es claro que un desierto o paramo puede haber más fauna de la que suponemos, pero por ahora el mayor indicador de biodiversidad se ve en la capa vegetal, los entornos arbóreos facilitan refugio y ante el enrevesado cobijo de ramas que alzan los árboles aumentan las interacciones entre diferentes plantas y animales. Mayor variedad de individuos significa mayor variedad de interacciones, aunque esto mismo aumenta la vulnerabilidad cuando una de estas partes es amenazada.
La cantidad de cantos y colores, las diferentes formas de cada criatura es algo que produce fascinación por las selvas y bosques, experiencias coleccionadas por el encanto único de cada ser vivo, todo esto producto del esfuerzo de cada organismo por buscar las interacciones que más le favorezcan.
Es sencillo considerar la naturaleza el entorno más diverso, es curioso como esta belleza es producto tanto como del deseo de sobrevivir como del agradecimiento de ser acogido.
Los seres humanos son criaturas más complejas, al desligarnos de la lucha por la supervivencia a la que se ven sometidos los animales salvajes, nosotros hemos desarrollado varias dimensiones que conforman nuestra individualidad y a su vez construido sociedades que se convierten en sistemas antropológicos. De esta forma hemos generado diversidad en nuestra propia especie, una diversidad forjada por interacciones internas y externas.
Un ejemplo de esto, se puede ver en las razas de perro, todas pertenecen a la misma especie, pero siglos de manipulación genética ha creado variaciones muy diferentes del mismo animal, pero esto mismo se debe a la búsqueda de ciertas cualidades que anhela el humano en el canino, no solo en que sea una mascota ideal, sino que este destaque en determinadas tareas como cacería, carreras, guardia entre otras.
Para el caso de los perros la adaptación del oficio afecta bastante su apariencia, pero el ser humano presenta la ventaja de que su diversidad en cuanto desempeño muchas veces depende de su inteligencia. El ser humano muchas veces tiene la libertad en cuanto a las capacidades que puede realizar y lo que quiere hacer. No obstante, ya no pueden ligarse solo a los trabajos que realizan, también pueden ejercer su diversidad a partir de sus gustos y deseos sumado a las interacciones con la sociedad. El sistema antropológico y la evolución humana se vuelve un reflejo de la naturaleza y cada individuo humano se convierte en ejemplo de diversidad.
Todo lo mencionado es una muestra de fascinación por lo que permite crear, ya no es solo la naturaleza es uno de nuestros aspectos más valiosos, la mente. Esta dimensión se convierte en una nueva maraña, aquel sitio donde con mayor cuidado se procesan nuestras interacciones con el mundo, un lugar que aporta soluciones pero que también se convierte en el foco de algunas luchas internas.
Ante tantas personas en el mundo y diversidad de ideas y perspectivas son inevitables los conflictos, por eso para garantizar buenas interacciones es necesario llegar a acuerdos y acciones que involucren el desarrollo personal construyendo relaciones sanas. La mente de algunos individuos es más compleja o diferente a lo que puede considerarse lo común, pero muchas de esas mentes tienden a especializarse en determinados campos.
Los estudios de la naturaleza tienen como finalidad reconocer las utilidades de cada especie para su respectivo ecosistema, la pregunta es si estamos realizando la misma tarea para nuestro sistema antropológico. Para todo esto hay que reflexionar sobre las políticas sociales y laborales, no obstante, en cada grupo existen diversas opiniones, el ser humano ya no lucha por sobrevivir sino por cumplir los deseos, por esto el conflicto es algo presente, lo sensato no es huir sino buscar un acuerdo entre las diferencias, reconocer la individualidad del otro y de esta forma construir interacciones maravillosas entre personas al igual que las que ya existen en las naturalezas.
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*Ingeniero Ambiental y escritor
Twitter: @robustories