Por: Jhonathan Méndez/ El movimiento cumbiero de Bucaramanga, que surgió en las calles y se fortaleció en las minitecas de los años 80, es un claro ejemplo de cómo una expresión artística puede transformar su significado en el imaginario colectivo. Artistas como Pastor López y Rodolfo Aicardi fueron pioneros en popularizar este género, llevándolo a las fiestas de los barrios y convirtiéndolo en un sonido esencial de las celebraciones populares. Pero lo que alguna vez fue una música confinada a ciertos espacios hoy ha logrado romper las barreras sociales y resonar en toda la ciudad, incluyendo a los estratos más altos.
De los barrios a toda la ciudad
En el pasado, las cumbias se escuchaban principalmente en las periferias de Bucaramanga, en reuniones familiares, celebraciones barriales o como parte del ambiente cotidiano de los sectores populares. Pero el panorama ha cambiado. Este género, con sus ritmos vibrantes y letras llenas de historias cotidianas, ha logrado conquistar nuevos espacios y públicos.
Un momento simbólico en este proceso fue la reciente victoria del Atlético Bucaramanga, que no solo unió a la ciudad en un grito de euforia, sino que también marcó un punto de inflexión cultural. En medio de las celebraciones, era común escuchar cumbias que animaban tanto a hinchas como a ciudadanos de diferentes clases sociales. Ver a personas de alto poder adquisitivo coreando y bailando al ritmo de cumbias tradicionales demuestra cómo este género, alguna vez marginado, ha encontrado su lugar en la identidad colectiva de Bucaramanga.
La Cumbia como conexión social
Más allá de su música, la cumbia es una experiencia que trasciende generaciones. Los pasos característicos como “la mecedora” o “el básico” no solo son parte del baile, sino también un lenguaje universal que conecta a los veteranos de las minitecas con los jóvenes que la redescubren en eventos culturales. Este intercambio intergeneracional fortalece el sentido de pertenencia y celebra la riqueza de nuestras tradiciones.
En un contexto donde las expresiones culturales populares enfrentan prejuicios, el resurgir de la cumbia en Bucaramanga es un recordatorio de que estas manifestaciones son parte esencial de nuestra identidad. La cumbia nos invita a reconocer que las raíces culturales no solo son un legado del pasado, sino también una herramienta para unir a la sociedad.
Reflexión final
El viaje de la cumbia, de ser estigmatizada a convertirse en un símbolo de orgullo, es un reflejo del cambio social en Bucaramanga. Hoy, este género representa la diversidad y autenticidad de la ciudad bonita, recordándonos que nuestras tradiciones culturales tienen el poder de trascender barreras y construir comunidad.
En cada nota, en cada paso de baile, la cumbia sigue latiendo en el corazón de Bucaramanga, celebrando nuestras raíces y proyectando un mensaje: las expresiones populares no son algo que deba marginarse, sino un motivo de orgullo y unión.
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*Artista y consejero cultural santandereano.
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