Por: Luis Carlos Heredia Ordoñez/ Aquí no hablamos de simples rateros de esquina, sino de altos funcionarios del gobierno de Gustavo Petro, quienes parecen haberse graduado con honores en la Universidad de la Trampa y el Engaño.
La confesión de Sneyder Pinilla sobre el pago de millones a congresistas para asegurar la aprobación de reformas sociales nos deja claro que la ética y la integridad son tan escasas en este gobierno como el agua potable en La Guajira.
Es que uno se queda sin palabras, viendo cómo Olmedo López, exdirector de la UNGRD y el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, están metidos hasta el cuello en este lodazal.
¡Qué bonito! Mientras los colombianos nos rompemos el lomo trabajando y pagando impuestos, estos personajes se dedican a desviar recursos destinados a la gestión del riesgo de desastres para llenar sus propios bolsillos y asegurar sus intereses políticos. ¿Así o más descarados?
Pero lo más grave de todo este circo es que la corrupción en la gestión del riesgo de desastres no solo se roba nuestro dinero, sino que también pone en peligro la vida de miles de colombianos.
¿Cómo puede uno confiar en un gobierno que, en vez de asegurar la potabilización del agua y la mitigación de riesgos, se dedica a hacer politiquería barata?
La falta de profesionales ambientales serios en todas las instituciones del gobierno Petro y de su bancada y la preponderancia de criterios políticos sobre los técnicos han resultado en una gestión deficiente y en el enriquecimiento ilícito de algunos funcionarios.
Aquí, en lugar de contratar expertos, parece que contratan al primo del amigo del cuñado, o a expertos en filosofía o política que se creen ingenieros ambientales porque «todo queda en familia».
Y no se nos olvide el escándalo de los sobrecostos en la compra de carros tanques para llevar agua a La Guajira. ¡Qué belleza! En un departamento donde la gente sufre por la falta de agua potable, el gobierno decide meterle mano al bolsillo del Estado para sacar tajada.
Estos sobrecostos no solo representan un desfalco al erario, sino una puñalada trapera a las comunidades que más necesitan estos recursos. ¿Qué clase de gobierno es este, que, en lugar de solucionar problemas, los crea?
La UNGRD debería ser un ejemplo de gestión ambiental eficiente y sostenible, pero resulta que la politiquería y la corrupción se han encargado de enterrar cualquier intento de hacer las cosas bien.
La falta de expertos ambientales en la toma de decisiones nos ha dejado una gestión mediocre, politizada y peligrosa para las comunidades vulnerables y el medio ambiente. En lugar de basarse en criterios técnicos y científicos, se han priorizado los intereses políticos y los bolsillos de unos pocos, bajo la sombra protectora de Gustavo o la complicidad de Carlos Ramon.
Es hora de que el presidente Petro demuestre que su compromiso contra la corrupción no son solo palabras bonitas para quedar bien en los discursos en Europa en donde al parecer le creen su realismo mágico de la guerra fría.
Necesitamos transparencia, rendición de cuentas y sanciones ejemplares para quienes violan la ley. La ciudadanía espera acciones firmes y decididas que muestren un verdadero compromiso con la transparencia y la justicia. ¡Basta ya de corrupción!
Mis estimados colombianos, la corrupción en la UNGRD no solo socava la confianza en el gobierno, sino que también pone en riesgo la gestión ambiental y la seguridad de todos los colombianos.
Ahora bien, que no se nos olvide, mis estimados conciudadanos, que este gobierno nos vendió la idea de un cambio, de una nueva era de transparencia y justicia.
Pero lo que tenemos es el mismo circo con diferentes payasos. ¿Dónde están las políticas ambientales eficientes y los profesionales capacitados? Ah, claro, ocupados en repartir contratos, hacer bailes en tiktok o paseando como burgueses en Panamá y llenándose los bolsillos mientras el país se desmorona.
Es imprescindible que el pueblo colombiano abra los ojos y deje de ser cómplice de este desastre. Es nuestra responsabilidad exigir una gestión ambiental honesta y competente, que ponga la vida y el bienestar de los ciudadanos por encima de los intereses mezquinos de unos pocos.
La lucha contra la corrupción no puede esperar, y menos en un sector tan crucial como la gestión del riesgo y la protección del medio ambiente. Es imperativo que el gobierno de Petro tome medidas decisivas para combatir la corrupción y asegurar que los recursos públicos sean utilizados de manera eficiente y honesta.
La lucha contra la corrupción y la implementación de estrategias ambientales efectivas no solo son necesarias, sino urgentes para evitar la falta de oportunidades para los profesionales ambientales y la falta de claridad sobre la importancia de una gestión ambiental eficiente.
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*Tecnólogo ambiental, ingeniero ambiental.
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