Por: Andrea Guerrero/ Tengo que confesarlo, sentí un alivio cuando vi que las redes sociales estaban caídas. Se había esfumado esa necesidad absurda de tener que responder los mensajes a todo momento, de ver las nuevas publicaciones en los muros y en los estados. Por fin, ¡un respiro! Sin embargo, lo que para mí era un descanso, para otras personas fue una gran preocupación.
Alrededor de las diez u once de la mañana, Facebook, Instagram y Whatsapp se cayeron. Durante los primeros minutos, todos acudimos a Twitter u otras redes para saber qué estaba pasando. Ahí fue cuando nos dimos cuenta de que estás plataformas habían dejado de funcionar temporalmente.
Fue corto, pero dañino. Aunque en menos de siete horas ya se había resuelto el problema, muchos negocios se vieron afectados. No es raro que nuevos emprendimientos operen a través de Facebook, Instagram o Whatsapp, por lo que la caída de estas aplicaciones significó la pérdida de un día de ventas para aquellos negocios. Dentro de los testimonios, hay gente que literalmente no pudo trabajar durante toda la jornada, puesto que dependen exclusivamente de las redes sociales para gestionar su negocio.
Así mismo, estas plataformas no solo son el soporte de muchos negocios, también son la piedra angular de la comunicación. Considerando el año en que estamos, resulta muy difícil de imaginar cómo sería vivir sin estás plataformas, puesto que, aunque la idea suene tentadora y muchos queramos librarnos de una buena vez de esas redes, en la práctica es casi imposible darse el lujo de no contar con ellas. En mi caso, por ejemplo, necesito a Whatsapp para comunicarme con mis profesores de universidad, así como para estar en contacto con amigos y familiares. Les sugiero pensar cómo sería su vida sin las redes sociales, ¿se reduciría el estrés? ¿perderían todo el contacto con sus seres queridos? ¿serían más felices?
Finalmente, la razón de incidente permanece incierta. Se dice que es poco probable que fuera causa de un ciberataque. Dentro de las teorías figuran una tormenta solar, un problema con los computadores de Facebook, etc… Lo que sí se puede afirmar es que la caída de Facebook nos hizo centrarnos en una discusión que desde hace tiempo tiene a la compañía en el ojo del huracán: una exempleada de Facebook, Frances Haugen, ha acusado públicamente a Facebook y declaró ante un subcomité del Senado de EE.UU. que la compañía antepone los beneficios a la seguridad y bienestar de los usuarios. Es decir, se lucran sin importar el cómo.
Ahora bien, de forma intuitiva quizá todos sabemos las consecuencias de usar estas redes y sería como tapar el sol con un dedo el negar los efectos negativos que llegan a tener Instagram o Facebook si no sabemos controlar nuestros impulsos; sin embargo, Mark Zuckerberg – quien salió del top de las 5 personas más ricas del mundo debido a la caída – niega las acusaciones señaladas por Frances. Más allá de ello, es importante reevaluar nuestra relación con esas plataformas, ya que se han convertido en herramientas base para el funcionamiento de empresas y de la comunicación, lo cual me deja pensando si de verdad sería prudente y responsable dejar en manos de estas empresas que, como hemos podido observar, son susceptibles al fallo y que, además, parecieran no ser totalmente honestas acerca de su forma de operar.
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*Estudiante
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