Por: Marco Aurelio Quiroga Velazco/ La elección popular de alcaldes transformó las realidades de una sociedad autista en materia de participación política. La gente en las ciudades y los pueblos se embarcó en una travesía que, con el tiempo, no solo refundó la democracia participativa, sino que paralelamente sepultó sin aviso a los llamados “caciques”.
En ciudades capitales como Bucaramanga, dicha participación no solo ha permitido el reacomodamiento de liderazgos comunitarios de la mano de los alcaldes, sino que afortunadamente las personas comunes y corrientes han tomado la decisión de ser más visibles, más activos en las discusiones de los temas de ciudad; dejando a un lado las ideas políticas. Ahora, la gente defiende aquello que es de conversación y de interés en la sala o el comedor de sus casas. Ahora, son los temas de ciudad los que determinan en el día electoral, el voto, y no las ideas políticas, por eso las fuerzas Alternativas o partidos Independientes ganan elecciones a largo y a ancho del país, en los últimos veinte años, dejando a los partidos tradicionales una sola opción: las coaliciones.
Estos nuevos liderazgos electorales refrendados en las urnas, por nuevos ciudadanos que defienden nuevos temas de ciudad, nos ubica ahora en la figura del padrinazgo, que nos es otra cosa que la evolución formal de la participación comunitaria.
El señor alcalde de Bucaramanga, Jaime Andrés Beltrán, en días pasados presentó su estrategia “Bonita otra vez” bajo el valido interés de invitar a empresarios locales a adoptar un parque, una calle, una avenida, un sector determinado bajo la premisa de su cuidado integral.
La socialización de la estrategia es el reconocimiento tácito de una realidad: la bonita está sucia, descuidada, desordenada, dejada, sitiada, invadida. La bonita está sin padrinos. Los empresarios han contestado a lista en la medida de la invitación formal del señor alcalde, pero, resulta menester, que desde la llamada participación individual la audiencia crezca.
Necesitamos cientos de padrinos como el empresario de la gastronomía, quien tiene cinco negocios en la ciudad o el dueño de la panadería unido al vecino exitoso de la tienda de ropa que puede adoptar al parquecito en forma de triángulo que es basurero publico… Y así muchos y muchos ejemplos de padrinos unipersonales o padrinos colectivos que con sus aportes, empeño y amor por nuestra ciudad le digan “si” al gobernante que hoy los convoca a ser parte de la solución.
La elección popular de alcaldes acabó con los caciques, con el autismo ciudadano y poco a poco, con paciencia, nos entregará una Bucaramanga sin basuras en los separadores como el de la carrera 33 desde la UCC hasta el Parque San Pio, con andenes solo para el peatón, con conductores respetando las señales de tránsito, con un Paseo del Comercio listo para caminarlo, para disfrutarlo, etc.
Nuestra ciudad necesita de ciudadanos listos para votar con responsabilidad y para ser padrinos en el día a día desde nuestras propias realidades, de aquellos detalles singulares como barrer el frente de la casa hasta transformar un basurero público en un sitio agradable para conversar cualquier tarde.
En últimas es hacer la transición de habitantes a ciudadanos.
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*Abogado, sociólogo, profesor universitario
Es un llamado general que abarca un gran contenido participativo del buen ciudadano, tan escaso en muchos lugares de nuestro entorno. Que buen mensaje!! Para ponerlo todos en práctica.