Por: Andrés Martínez Olave/ Aún se cree que las vacas vuelan. A pocos meses de culminar el año, el presidente electo Gustavo Petro, ha bajado su popularidad de forma acelerada a causa de promesas no hechas, dichas en campaña presidencial al pueblo con el fin de llegar a tan prestigioso cargo del país.
A su vez, empieza un juego sucio por parte de sus asesores en buscar nombrar amigos, conocidos y personas que realmente poco conocen al pueblo, sino más bien conocen otros ámbitos de sus hojas de vida llenas de títulos y experiencias fuera de la gobernanza real a un país que se va hundiendo poco a poco.
Pero todo esto no acaba pronto, cuando ahora vive criticando la susodicha Reforma Tributaria, que según ellos beneficia al pueblo, pero en análisis reales solo beneficia al gobierno electo. Ante esto recordemos al señor Iván Duque, donde con su aliado ministro pensaban radicar aquella reforma inviable para Colombia y que Petro salía con su bancada y amigos de tinto a protestar y decir no a aquella reforma, pero ahora él le dice si a la suya sin pensar en el daño que le hace a la población en general.
¿Pero las vacas vuelan? Pregunta para responder cada uno con criterios analíticos y no pasionistas.
Para aquellos ciudadanos de a pie que defienden a capa y espada las propuestas del señor presidente, con respeto se les invita analizar sus bolsillos y a ver si se quiere una Colombia llena de reformas, peajes, incrementos a la comida, y muchas cosas más; o se quiere una Colombia tranquila, pacifica, con oportunidades para todos.
Esta historia no termina, ahora buscan crear un ministerio buscando la equidad, igualdad y tan número de cosas más, cuando a la fecha no existe igualdad y equidad en oportunidad laboral, rutas viables para la discapacidad, ayuda social voluntaria, educación con lenguaje de señas y muchas cosas más que en realidad es igualdad, más no una definición de orientación sexual.
Y al hablar de eso es simplemente decir que las potencias mundiales le quieren implementar a la sociedad sus pensamientos y puntos de los cuales se debe analizar realmente para no ser idiotas útiles de la sociedad actual.
Y, ¿que nos queda? No lo sabemos, lo que sí sabemos es que el dólar crece, Petro busca culpables, los precios de la canasta familiar siguen en su alza, el peso colombiano se devalúa y nadie hace nada, ni siquiera aquellos por los cuales un día en las urnas se le dio el voto.
Que las vacas sigan volando, mientras nosotros, el pueblo, sigamos creyendo en “vivir sabroso¨.
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