Por: Yuli Metaute Londoño/ En la historia se han levantado y derrumbado muros que en su esencia más común han representado la división, la protección, el aislamiento de reinos e imperios, también la búsqueda de la verdad…
El más famoso muro de la historia moderna, fue construido para impedir que la gente abandonara la República Democrática Alemana durante el régimen socialista; esta infame pared dividió a Berlín en dos hasta noviembre de 1989. Se calcula que más de cien personas murieron tratando de burlarlo.
Los muros de Constantinopla en Turquía; pretendían resguardar a la ciudad de posibles ataques terrestres y marítimos. Estos muros resistieron los embates de los ávaros, los árabes, los búlgaros y los nicenos durante diez siglos.
El muro de la discordia entre México y Estados Unidos donde unos 8.000 migrantes, han muerto al intentar pasar al otro lado en las últimas dos décadas.
La Muralla China; donde se empleó mano de obra esclava. Su construcción causó tantas muertes que ganó la fama de ser el mayor cementerio del mundo.
En Colombia, las murallas de Cartagena son las más reconocidas. Fue un proyecto que duró casi dos siglos, terminó en 1796 con el objeto de defender la ciudad de los continuos ataques piratas que sufría.
Pero, pasaré de muros que han contado muchas historias a lo largo de décadas; a un mural que hace un par de años nos recordó las cicatrices vivas que nos ha dejado la guerra en Colombia, que nos recordó esa ciega violencia que figura con mayúscula en los pasillos de nuestra historia, la importancia de seguir en la búsqueda de la verdad sobre qué pasó con esos jóvenes humildes de Soacha y de varios rincones del país, que fueron engañados por integrantes del Ejército, aprovechándose de sus necesidades económicas, para luego asesinarlos y hacerlos pasar como guerrilleros muertos en combate.
¿Con qué propósito tal atrocidad?
Con el objetivo de mostrar resultados de bajas en combate, por un ascenso, por unas vacaciones, por viajes… ¡Hágame el bendito favor!
Tremenda hazaña, cuando en el año 2019; artistas de diferentes organizaciones de Derechos Humanos, decidieron pintar un muro, inicialmente en la capital del país para llamar la atención y para pedir justicia frente a las ejecuciones extrajudiciales, conocidas como falsos positivos, debido a que los familiares de las víctimas seguían pidiendo a gritos la verdad, decidieron pintarlo, allí aparecía la foto del general Marcos Evangelista Pinto Lizarazo y otros oficiales del Ejército señalados de participar en esta barbaridad. Bajo su foto aparecía la pregunta, ¿quién dio la orden?
Comenzó un rifirrafe, donde el mismo Ejercito mandó a eliminarlos poniendo pintura encima, como si con eso, se pudiera esquivar la verdad, o se pudiera evitar que se fueran “destapando las ollas” de fosas comunes en Dabeiba (Antioquia) y los cementerios de Norte de Santander; en que se recuperaron más de medio centenar de cuerpos de víctimas de ejecuciones extrajudiciales o como si el fallo de la tutela del juzgado 13 civil de circuito de Bogotá el año pasado, a favor del general Marcos Evangelista Pinto Lizarazo fuera de golpe a quitarle la esperanza de justicia a las mamás de los “pelaos”.
En este caso, la luz a al final del túnel, alumbró a tal punto que este caso llegó a la Corte Constitucional, que con ponencia del magistrado Antonio José Lizarazo, tumbó este fallo y les dio la razón a las víctimas.
La Corte señaló que las víctimas de los falsos positivos al pintar el mural, no incurrieron en abuso del derecho a la libertad de expresión, ni violaron los derechos fundamentales, al buen nombre y honra del general Pinto; también explicó que los datos que se muestran en la imagen no corresponden a simples opiniones que carecen de sustento alguno, sino que, en la documentación enviada por el Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado en el estudio del caso, corresponden a investigaciones que en la actualidad adelantan la JEP y la Fiscalía.
¡Celebro la decisión de la Corte! Y espero ver el muro replicado en todas las ciudades de Colombia. Como periodista, a través de mis letras quiero seguir generando reflexión, para cambiar el orden y decirle a la gente: esto es lo que nos ha pasado, por eso es tan importante la memoria.
*Comunicadora Social y Periodista, locutora, presentadora de TV. Adscrita a la Asociación Colombiana de Periodistas de Bogotá. Actualmente labora para RCN Radio, conduciendo noticiero, programa deportivo y transmisiones del Fútbol Profesional Colombiano. Directora de Cotorra Digital.
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