Un estudio realizado por los profesores de la Universidad Industrial de Santander – UIS – Jürg Niederbacher Velásquez y Álvaro Javier Idrovo Velandia, en conjunto con Jeadran Malagón Rojas y Yesith Toloza, del Grupo de Salud Ambiental y Laboral del Instituto Nacional de Salud, demostró que al menos 59 personas han muerto en los últimos 2 años por causa del consumo de vapeadores y además se han generado 245 enfermedades asociadas.
Los mayores informes relacionados con el vapeo se presentaron en adultos mayores de 45 años residentes en Antioquia y Boyacá. Igual, hubo mayor consumo de cigarrillos electrónicos en la población de adultos jóvenes residente en Bogotá, Caldas, Antioquia, Valle del Cauca y Boyacá.
Los investigadores compilaron microdatos desde 2019 de la Encuesta Nacional Consumo de Sustancias Psicoactivas y el Sistema de Información de Prestaciones de Salud (RIPS), incluyendo sexo, edad, ubicación, y condición final (vivo o fallecido) entre enero de 2020 y julio de 2022.
“El trabajo nos permitió identificar los usuarios frecuentes, mientras que los archivos de datos del Ministerio de Salud nos permitieron decir las cifras exactas de los casos. La mayor parte de los consumidores son hombres en edades superiores y en primeras etapas de adultez, también hay antecedentes de consumo conjunto de tabaco y marihuana, de acuerdo con las cifras de las encuestas”, dijo Idrovo Velandia, profesor asociado al Departamento de Salud Pública de la UIS.
Este fue un estudio de carácter epidemiológico para concretar resultados de morbilidad y mortalidad que hay con el uso de vapeadores en Colombia.
“Es un tema relativamente nuevo para la salud pública en nuestro medio porque hay personas que están a favor del vapeo con una idea de minimización del riesgo, que consiste en que, si yo soy fumador del cigarrillo común, se reemplace esta práctica con el vapeo para disminuir el riesgo. Puede que eso minimice las consecuencias de la combustión, pero en el vapeo se producen diferentes sustancias al humo del cigarrillo que incluso pueden hacer más daño y eso nos preocupa como clínicos y más cuando manejamos niños y adolescentes, además de ver la mortalidad en adultos”, explicó Jürg Niederbacher Velásquez, director del Departamento de Pediatría de la UIS.
En la investigación se destaca que las acciones preventivas deben comenzar a una edad temprana, aunque los efectos adversos pueden no observarse hasta años más tarde. Además, es necesaria la generación de conocimiento entre los profesionales de la atención sanitaria para identificar y reportar la enfermedad.
A su vez, tener datos que permitan políticas de salud para prevenir el uso y disminuir los casos de enfermedades relacionadas con el vapeo.
“Uno siempre pretende que lo que se hace desde el punto de vista de las bases misionales de la UIS pueda tener impacto en la sociedad y esto es interesante para nosotros por el trabajo en equipo y el apoyo a la sociedad en temas de salud pública. Lo importante es replicar y buscar respuestas a este tipo de interrogantes y nosotros estamos convencidos de que es una decisión personal en consumir estos productos, pero es necesario alertar sobre las consecuencias”, agregó Niederbacher Velásquez.
Por último, los expertos afirman que es probable que en el futuro haya un aumento notable de casos de riesgo si no se toman medidas para reducir el uso de cigarrillos electrónicos.