El fervor se desató en el comienzo de la Semana Santa en Piedecuesta con la conmemoración de la entrada triunfal del Señor a Jerusalén que es comúnmente conocida como el Domingo de Ramos.
Habitantes del municipio y visitantes del interior del país y del extranjero, vivieron con fervor y devoción el inicio de la Semana Mayor, que abrió este domingo de Ramos con la tradicional procesión de los pasos, los Nazarenos y las bandas musicales de colegios de Piedecuesta.
La solemne eucaristía se realizó en el parque principal La Libertad colmado de asistentes.
La tradición de casi dos siglos de historia, su cultura y gastronomía, hacen de Piedecuesta uno de los mejores destinos turísticos a visitar en la Semana Mayor, dijeron los piedecuestanos.
En la mesa la lectura del Evangelio fue según San Lucas capítulo 19, de los versículos 28 al 40.
Leyó el padre que “en aquel tiempo Jesús caminaba delante de sus discípulos, subiendo hacia Jerusalén”.
“Al acercarse a Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos, mandó a dos discípulos, diciéndoles: «Id a la aldea de enfrente; al entrar en ella, encontraréis un pollino atado, que nadie ha montado nunca. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta: “¿Por qué lo desatáis?”, le diréis así: “El Señor lo necesita”». Fueron, pues, los enviados y lo encontraron como les había dicho. Mientras desataban el pollino, los dueños les dijeron: «¿Por qué desatáis el pollino?». Ellos dijeron: «El Señor lo necesita». Se lo llevaron a Jesús y, después de poner sus mantos sobre el pollino, ayudaron a Jesús a montar sobre él. Mientras él iba avanzando, extendían sus mantos por el camino. Y, cuando se acercaba ya a la bajada del monte de los Olivos, la multitud de los discípulos, llena de alegría, comenzaron a alabar a Dios a grandes voces por todos los milagros que habían visto, diciendo: «¡Bendito el rey que viene en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en las alturas». Algunos fariseos de entre la gente le dijeron: «Maestro, reprende a tus discípulos». Y respondiendo, dijo: «Os digo que, si estos callan, gritarán las piedras». Terminó el padre con la frase “Palabra del Señor”.
Y a continuación los asistentes agitaron los ramos. La mayor efervescencia se siente cuando el padre hace la bendición de los ramos y la gente lleva esa señala a su casa, como una muestra de que el Señor entró en la casa. Allí la mantendrán hasta el año siguiente.