Por: Claudia Acevedo Carvajal/ Es pertinente resaltar que en el ámbito de la relación con la comida se reconocen a las festividades como situaciones que implican el rompimiento con la rutina en diferentes aspectos y, por ende, con la alimentación con racionalización por sentir que me “me lo merezco”, justificar comer de más diciendo “sólo es una vez al año”, “al otro día como bien y es solo por hoy”.
En la actualidad, las personas requieren un consumo una cantidad excesiva de energía, que se generaliza en una variedad de áreas. Eso lleva a la predisposición al sobrepeso y la obesidad y los efectos dañinos que surgen de este. El factor de nutrición cultural es el conjunto de habilidades y habilidades para transformar y moldear alimentos, ideas y creencias, multitud de avales y relación con los demás. Los valores que una cierta cultura le imprime al acto de comer indican sus costumbres, la educación recibida por sus miembros, las normas, tabúes, prescripciones y mitos que determinan el comportamiento alimentario, transmitidos a través de su historia. A pesar de ello, actualmente una serie de estímulos culturales y ambientales han llevado a la alteración de estas costumbres para prestarse a una mayor ingesta de vegetales y animales en general, y de aporte calórico.
Es interesante conocer y comprender la influencia cultural y social que poseen en relación con los hábitos alimentarios festivos. Las festividades constituyen un momento propicio para hacer un alto en la rutina, departir con amistades y familiares.
Relación entre la culpa y la preocupación por el peso
Las personas tienden a dejar de consumir alimentos cuando cometen excesos ante un evento, estas empiezan a tener miedo a subir de peso y empiezan a realizar dietas con el objetivo de evitar ganar de peso. Lo cual implica conductas negativas como comer en gran cantidad, para después caer en el arrepentimiento. En la actualidad tanto hombres como mujeres se preocupan por como los ven y como quieren que los vean los demás, queriendo cumplir con el estereotipo de cuerpo ideal, por tanto les preocupa cumplir con una apariencia física que sea adecuada. Y como resultado de estas condutas negativas como dietas estrictas ,toma de purgas o laxantes, toma de pastillas para bajar de peso, controlar el peso a diario, lo cual puede generar delgadez extrema, lo cual puede provocar sintomatología depresiva y malnutrición.
Las personas que han realizado este tipo de conductas tienden a comparar en gran medida su figura corporal con la de otros modelos, amigos o conocidos, presentando mayor irritabilidad y disgusto con ellos mismos, llevándolos hacia desajustes cognitivos y emocionales, y a buscar soluciones drásticas a dichos conflictos, como anorexia y/o bulimia. Estas conductas alimenticias influyen en los patrones de alimentación.
Es importante sensibilizar a la ingesta inadecuada del alimento ,la persona piensa que debe comer determinado alimento por varios días o tomar infusiones de hierbas o te para bajar de peso rápido, restringir determinadas comidas o alimentos, lo cual puede provocar ingestas voraces por la ausencia del alimento que el cuerpo no ha recibido. Estas irregularidades con la ingesta no solo afecta la relación con la comida, sino que también favorecer el consumismo a las persona querer adquirir medicamentos que prometen acelerar el metabolismo y bajar de peso en poco tiempo. Comportamientos que la sociedad naturalizo pero pueden generar repercusión en la salud mental generando también enfermedades físicas.
El riesgo de desarrollar trastornos alimenticios
Existen trastornos y patologías que se pueden generar cuando estamos pasando por eventos, festividades o situaciones estresantes, uno de ellos es la bulimia donde se presenta la atracón de comida. Uno de ellos fue la bulimia, derivada principalmente del atracón de comida. Este desorden consiste en actos repetidos de ingesta excesiva de comida seguidos de un comportamiento para evitar el aumento de peso, como puede ser provocarse el vómito, utilización de laxantes, diuréticos, enemas, ayuno o realizar ejercicios de manera excesiva para no subir de peso.
Lo que comúnmente se conoce de la bulimia es que es un trastorno que afecta principalmente a la población adolescente; sin embargo, en los últimos años se ha detectado un aumento de casos , lo cual es altamente preocupante. A diferencia del trastorno de la anorexia, estos pacientes casi nunca muestran un aspecto físico inadecuado y, por lo general, están de buen humor. Este aspecto, a pesar de que parezca beneficioso para la salud mental del paciente, es un arma de doble filo, ya que, posiblemente, sea lo que ha motivado su desapercibimiento y, consecuentemente, el retraso en acudir al especialista y comenzar un tratamiento.
Consecuencias para la salud mental y física
Las personas tanto jóvenes como adultos pueden llegar a desarrollar trastornos alimenticios como la anorexia o la bulimia, debido a un miedo infundado por engordar, la restricción alimentaria o la ingesta como castigo, aumenta significativamente en estas fechas antes mencionadas.
Los medios de comunicación y redes sociales a diario nos informan sobre las llamadas dietas milagro y las conocidas como dietas detox que circulan las cuáles generan pensamientos automáticos reforzando mitos y creencias relacionados con la alimentación, por ejemplo, con alimentos prohibidos que despiertan un gran interés. El uso de la palabra “desintoxicación” o “liberar el cuerpo de toxinas” es erróneo y puede ser malinterpretado; lo cierto es que nuestro organismo dispone de un potente sistema desintoxicante basado en el funcionamiento renal y hepático. Por lo tanto, “la dieta detox” no tiene ningún impacto para limpiar el organismo.El abordaje del paciente con trastornos de la alimentación requiere un enfoque multidisciplinario, por lo que es fundamental el apoyo del equipo terapéutico.
Estrategias para mantener una relación saludable
El mantenerte en contacto con tu hambre y la saciedad es esencial. A pesar de tener una agenda recargada, es importante que hagas espacio para alimentarte. Es importante recordar que las emociones no deben condicionarnos, pero sí, con guía, las vivimos de manera más equilibrada. Identifica qué regalos y cantidades te hacen sentir bien, en lugar de crear una exigencia de lo que tendrías que comer o dejar de comer. Por ejemplo, si estás en una cena especial y están los platillos que realmente te encantan, y recordaste que desde ayer está operando un mecanismo de hambre, abre espacio para disfrutarlos, evitando el sentimiento de culpa y el pensamiento de “descalabrar mi dieta”.
Es momento de darle espacio al resto de las cosas que brindan bienestar y satisfacción en tu vida. Es usual que en múltiples casos se vivan momentos tensos y de malestar emocional que deriven en falta de control a la hora de alimentarse. Esto es por las altas expectativas y compromisos sociales que ocurren en esta época. Es difícil, generalmente, tener control sobre las situaciones, logrando que ideas ligadas a la restricción o descontrol se desencadenen, complicando la correcta relación con la comida y conllevando a reacciones inapropiadas. No te frustres si no cumples a cabalidad tu propósito de disfrutar y tener presente lo que te hará sentir bien en fiestas de familiares, amigos, trabajo, etc. Posiblemente, a lo largo de estas festividades experimentarás un sinfín de emociones. Identifícalas, escúchalas y dales espacio. Si pasa por tu casa la ansiedad, recuerda qué es, de dónde surge y cómo manejarla, evitando que controle tu vida.
Recomendaciones para la prevención de trastornos alimenticios
Las festividades pueden tener un impacto considerable en la relación con la comida. Por un lado, hay una tendencia hacia la inestabilidad en las rutinas y una elasticidad de las mismas en la práctica del deporte o ejercicio físico. Ello dificulta el autocuidado y el manejo adecuado del hábito alimenticio, con un aumento del consumo de alimentos menos saludables. La falta de programación de la actividad nos hace más vulnerables a la sensación de aburrimiento o ansiedad y su manejo a través de la comida.
La percepción errónea del propio cuerpo ocasiona que empeore su alimentación y hábitos de vida , generando malestar emocional, con efectos sobre el bienestar y la salud física, áreas de vida como personal, familiar, social y académica. Los trastornos alimentarios aparecen asociados a niveles elevados de malestar emocional, afectando pensamientos y conductas siendo los desencadenantes de las conductas que sostienen el trastorno. Entonces debemos, estar alerta y conocer las señales de alerta de los TCA, así como promover la modificación de aspectos relacionados con los estilos de vida y fomentar nuevos hábitos saludables, fomentar la flexibilidad a la hora de afrontar la obsesión por el control del peso, talla y físico, y realizar actividades no relacionadas con la imagen. Especial atención en épocas claves como las festividades o en periodo vacacional que supongan un cambio en las rutinas habituales, así como en situaciones adversas relacionadas con la pandemia, entre otras.
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*Psicóloga, Magister en Psicología Jurídica y Forense Técnica en Investigación judicial y criminal.
LinkedIn: Claudia Acevedo