Por: Fray Andrés Julián Herrera Porras, O.P./ El mayor general Oscar Reinaldo Rey Linares, comandante de la Quinta División del Ejército Nacional, fue el encargado de dar inicio, luego del visto bueno del presidente de la república, al desfile militar realizado el 20 de julio de 2022 en la ciudad de Bogotá. El mayor general se acercó al presidente, se puso firme ante él y le dijo: —Buenos días, señor presidente (…) solicito su autorización para dar inicio al desfile militar y policial en conmemoración de los 212 años del grito de independencia.
A lo que el presidente, con una mirada seria, propia del evento en que se encontraba, le respondió: —Puede proceder, general rey. El general realizó el saludo militar y luego se desplazó marchando junto con otros militares que lo escoltaban, hasta subirse al vehículo desde donde él haría la marcha. Curioso, el general marcha desde un vehículo. Allí, a viva voz y ayudado por la tecnología, dio la orden: “Con el destacamento de las fuerzas militares y la policía nacional, para dar inicio al desfile militar y policial, en conmemoración los 212 años del grito de independencia. Con legalidad, emprendimiento y equidad y en honor al pueblo colombiano, con compás, ¡mar!”.
Se trata de una tradición que lleva años realizándose a lo largo y ancho del territorio nacional, una tradición nacida en 1905 con la intención de recobrar el amor a la patria justo después de la Guerra de los Mil Días. Un desfile conmemorando la libertad otorgada por las tropas lideradas por Simón Bolívar. Una libertad que pareciera aún no llega a buena parte de nuestro territorio nacional, que sigue esclavizado por la maldición de los cultivos ilícitos, por los grandes terratenientes y de muchos otros, que han logrado que muchos de nuestros connacionales sigan bajo el yugo de alguien más.
¡Abajo el mal gobierno y que viva el rey! Esta era la voz del pueblo que sonaba en 1781, desde Socorro, fueron ellos quienes, mucho antes de toda la campaña libertadora, se atrevieron a gritar en contra de los abusos. Es la que hoy conocemos como “Revolución de los comuneros” y que, a su vez, fue uno de los primeros llamados a la libertad. No gritaban en contra del rey, sino del mal gobierno, ya que nos reinaba el virrey Francisco Xavier Venegas, quien no hacía más sino aumentar los impuestos y otras medidas absurdas que sometían aún más a la población.
Es curioso que, aunque ya no impera el rey, el mal gobierno parece ser una condena constante en nuestros periodos presidenciales. Cada cuatro años cambiamos el gobierno, pero parece que cada cuatro años nos equivocamos nuevamente y seguimos optando por uno más malo que el anterior.
El desfile siguió avanzando, se vieron, entre otros, soldados de las tres fuerzas y policías; oficiales y suboficiales; hombres y mujeres de mucho valor. También se vieron heridos en combate, personas que dieron buena parte de su vida por defender la patria que los ha convocado, que los ha llamado. Ahora bien, brilló por su ausencia, un grupo de víctimas civiles o un acto siquiera de reparación en favor de este. Acaso, ¿ya se nos olvidó la cantidad de víctimas que ha dejado el conflicto armado?
Yo entiendo que la intención del desfile militar es conmemorar esta patria, conmemorar la libertad del yugo español. Sin embargo, es tiempo de empezar a resignificar esto y por qué no, incluir en estos desfiles a aquellos civiles víctimas de la guerra en Colombia, ellos han dado la vida por las de sus familiares, o mejor, por las de toda su familia, buscando la libertad del país. Sería interesante mostrar la presencia del Estado de forma más amplia, que desfilaran los maestros rurales, el personal sanitario que salva vidas en los rincones más apartados en puestos de salud con pésimos recursos.
Siempre, ante la tribuna principal, donde se encuentra el presidente de la república, se hace un saludo especial y allí también se hacen muestras de diferentes ejercicios marciales organizados por la tropa que va avanzando. Es un espectáculo hermoso, eso no lo podemos negar, pero es triste saber que todo está en función de la guerra. Se trata de mostrar la fuerza del Estado, fuerza que es directamente proporcional a la violencia que hemos perpetuado en el país.
Seguimos siendo un país que cree en el valor de las armas, el valor de la violencia. Yo sé que en la mayoría de países sucede lo mismo. Sea este un buen momento para cuestionarnos la necesidad de aplaudir, de alegrarnos y motivar en gran medida del uso de las armas cuando se usan solamente para exhibiciones y no como las nuestras, que regularmente sí se usan para el combate.
Apuntaciones:
-La fluctuación del dólar y culpar a Petro de está es una muestra de lo débil que es nuestra economía y de la necesidad que el nuevo gobierno y la oposición (la que es seria, no la autodenominada “tenaz”) asuman con responsabilidad el problema en favor de todos.
-Marbelle hizo un gran espectáculo para el expresidente Uribe. Sin embargo, no es capaz de poner la cara en la fiscalía para el proceso que le llevan por la presunta injuria cometida contra Francia Márquez.
-“El mejor negocio es invertir en lo social”, dijo Arturo Calle. Ojalá Mario Hernández comprendiera que necesitamos del esfuerzo colectivo para lograr erradicar la pobreza extrema del país.
-Me cuestiona mucho que la crítica que se ha dado desde algunos medios de comunicación y desde algunos congresistas de oposición a los nombramientos de Petro se han reducido a temas “estéticos”, por no decir vacuos. Hay mucho por criticar, pero se requiere pensar antes.
…
*Abogado. Estudiante de la licenciatura en Filosofía y Letras. Miembro activo del grupo de investigación Raimundo de Peñafort. Afiliado de la Sociedad Internacional Tomás de Aquino.
Twitter: @FrayGato
Instagram: @FrayGato
(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor)