Por: Camilo Andrés Maldonado Bautista/ Por trabajos humanitarios, hace unos meses acudimos en varias oportunidades a la Cárcel Modelo y a las Estaciones de Policía del Área Metropolitana de Bucaramanga y para nadie es un secreto el lamentable estado de hacinamiento y de olvido estatal al que tienen sometidos a los internos, sin olvidarnos que la misma situación evidencia en todos los centros de reclusión del departamento y del país.
La Ley 1709 de 2014, establece que se podrá declarar el Estado de Emergencia penitenciaria y carcelaria cuando se presenten niveles de ocupación de uno o más centros de reclusión, que afecten severamente los derechos fundamentales de la población privada de la libertad; cuando sobrevengan graves situaciones de salud y de orden sanitario; que las condiciones higiénicas no permitan la convivencia en el lugar, o ante la inminencia o el acaecimiento de calamidad pública.
Salta de bulto esa grave realidad en las cárceles de nuestros departamento, en las cuales y según datos suministrados por el Instituto Nacional Penitenciario – Inpec, existe una sobrepoblación del 53%, pues en el mes de febrero que fue el reporte investigado, la cárcel modelo de Bucaramanga que tiene una capacidad de 1520 personas, para ese mes tenía más de 2700 detenidos, que representa un hacinamiento del 77%, de la misma manera se presenta en girón con un 26%, Barrancabermeja con un 120%, Socorro 60% y sin dejar de mencionar la cárcel de mujeres que tiene una capacidad para 247 internas y tiene una población de 429, con un hacinamiento del 73%.
Ahora bien. La Policía Nacional no tiene la función ni por qué asumir la responsabilidad de tener en sus estaciones a detenidos que deben ser trasladados a los diferentes centros carcelarios, porque el Inpec no recibe ni uno más y esto ha desbordado también su capacidad y tienen un hacinamiento del 470%. Situación que se viene presentando desde hace varios años – recordemos la crisis que se evidenció en el año 2017 con la vos de protesta del sistema judicial – por lo cual se llevaron a cabo comités carcelarios convocados por el Departamento de Santander, el Consejo Seccional de la Judicatura, Inpec, Policía Metropolitana de Bucaramanga, Tribunal Superior de Santander y los municipios más afectados, en los cuales se puso en evidencia ante el Ministerio de Justicia una voz de emergencia que hasta la fecha ha tenido oídos sordos.
La nación les bota la pelota a los municipios para que asuman la responsabilidad de la manutención de los sindicados con los pocos recursos propios que estos pueden tener, y equiparan con ciudades como Bogotá, que gozan de presupuestos más amplios y nos dejan solos en esta difícil situación.
El personal de guardias del Inpec, se encuentra totalmente expuesto a jornadas laborales extenuantes, pues no cuentan con el talento humano necesario para mantener el orden: acordémonos de los motines que se ejecutaron en diferentes cárceles del país, cuando se evidenció la alta vulnerabilidad del sistema carcelario.
Sumado a esto, con la llegada del Covid-19, fue el único lamentable acontecimiento que presiono al gobierno nacional para que sacara una norma express, que permitiera una excarcelación progresiva de miles de detenidos que cumplan ciertos requisitos, normativa que es un paño de agua tibia, pues vemos que la irresponsabilidad y el mal manejo que siempre ha tenido el sistema carcelario colombiano ya empezó a tener una gran cantidad de infectados por el virus, como ocurre en la cárcel de Villavicencio, donde hasta la directora resultó infectada.
Y se repite en otros centros penitenciarios como una crisis sin control y de nunca acabar, frente a lo cual, si el gobierno nacional no ejecuta una política pública seria, será una bomba que muy pronto explotará y las repercusiones podrían ser lamentables, afectando como siempre a los que, si bien tienen la responsabilidad de haber cometido errores por los que están purgando sus penas, también son sujetos de derechos fundamentales y colombianos como todos nosotros.
No dejar de lado que somos una sociedad que olvidamos con facilidad o nos hacemos los indiferentes de los graves problemas que nos aquejan.
*Economista y Especialista en Gerencia Pública.
Twitter: @camilo36858836