Por: César Camilo Hernández Hernández/ En estos momentos de reflexión y pensamiento prospectivo, he visto la necesidad de tomar hábitos primordiales para el ser humano. Uno de estos, que se convierte en una herramienta enriquecedora que he empezado a divagar, es la lectura. Los títulos abordados han sido enfocados hacia donde debe girar el mundo organizacional. El resurgir de la economía, debe ir de la mano de organizaciones más conscientes de sus procesos, el beneficio debe ser general y no particular.
El contenido que más se acomoda al norte organizacional, el cual deben optar las industrias y el mundo, es el contemplado en el best seller “Capitalismo Consciente” de Jhon Mackey y Raj Sisodia, el primero, empresario estadounidense, CEO de la cadena de supermercados Whole Foods Markets, el segundo, profesor distinguido y escritor, autor de varios escritos de emprendimiento. La transformación hacia un futuro más humano, colaborativo y esperanzador, empieza desde el líder interior y empresarial.
Este movimiento hacia un capitalismo consciente, ha sido trasmitido en varios países, aboliendo el rechazo a la práctica capitalista, donde solo se lucran los socios y dueños de las empresas. El beneficio integral del sistema ha empezado a tomar fuerza, en pro de construir nuevos paradigmas de crecimiento y desarrollo de toda la cadena de valor. La meta según los autores, es cumplir los siguientes aspectos: objetivos dignos y vinculación de las partes interesadas, con liderazgo, cultura y gestión consciente.
La evolución de las organizaciones, gira en torno de la estabilidad y participación de todos los actores, tanto interno como externo. Esto permitirá mejores sectores dentro de una mejor sociedad. Por ello, los resultados de la implementación del capitalismo consciente son sostenibles y rentables en el tiempo pues el potencial de esta práctica es tan atractivo, que facilita la bonanza mundial financiera y humana. El valor agregado social, es un triunfo de un capitalismo sensible y comprometido, resumido en la importancia de la empresa como locomotora de progreso de los países.
Las metas se estandarizarán sobre la consecución de riqueza, dentro de un marco transversal de bienestar que favorezca desde la base hasta el planeta en general. La tarea debe ser guiada por líderes sensoriales, que identifiquen la necesidad del empresariado y sus implicados. El propósito organizacional se asume en una monetización social, un aumento del valor de cada una de las piezas que engranan la empresa con la sociedad.
Desde la perspectiva de generación de valor, la información y las habilidades se convierten en insumo de trasferencia, donde explotamos positivamente a cada uno de los integrantes de la cadena horizontal y vertical. La idea es potencializar los sectores y el mundo, los propósitos mancomunados buscan un cumplimiento general; las puertas se abren hacia procesos que facilitarán la integración de la organización con el mundo, como la gestión del conocimiento, la vigilancia tecnológica y el open innovation.
El cambio comienza desde el ‘yo organizacional’ y del líder. El análisis de crecimiento y aporte de cada interesado, conlleva a crear el propósito mundial. Los resultados se visibilizarán a nivel de todos los actores y factores, donde tengamos maximizados nuestro capital humano y financiero. Necesitamos un mundo y unas organizaciones más humanas, comprehensivas y luchadoras, teniendo en cuenta que dar el paso a la práctica consciente organizacional, lleva a un camino sostenible en un mundo que necesita más sentido social.
El capitalismo consciente, se centra en hacer el bien, el servicio a todos los que aportan a la labor, generando bienestar y calidad de vida. Es tiempo de exaltar el valor del ser humano y la importancia dentro de una cadena productiva. Las organizaciones y el mundo deben ser embellecidas de conocimiento y buenas prácticas, es el momento de un mejor mundo para nosotros y nuestros hijos.
*Ingeniero Industrial, Especialista en Gerencia de Proyectos y Magister en Administración.
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