La plata escaseaba, pero el deseo no faltaba, así que estudió y trabajó. Con lo aprendido se posicionó en diferentes trabajos y fue en ascenso hasta ser reconocido para que llegara al Concejo de su natal San Vicente de Chucurí.
Gustavo Rodríguez Blanco es hoy en día una de las personas que en más elecciones ha participado, porque en ese entonces los períodos en que fue concejal o diputado eran de apenas de 2 años. En sus propias palabras esta es su historia, la de un santandereano que con apenas cuarto bachillerato logró concretar sueños que ni siquiera se había imaginado.
“Mis primeros años los llevé en el sector de Cole pato, vivíamos del platanito y del chocolate; ya en el año 58 me ubicaron en el casco urbano para estudiar en la escuela, y prestando los servicios como garitero en unas canchas de bolo me daban la comida y la dormida”.
“Ya para los años 60 a 62 con mi Mamá nos fuimos a vivir al barrio de la pesa en donde montó un piqueteadero, yo cumplía con un trabajito madrugando al matadero y cogía el pichón para venderlo, que era la sangre del ganado, de igual forma podía lavar famas y traer los caballos para los peseros, eso me daba unos centavos con los que podía sobrevivir, de igual forma vendíamos tamales y arepas”.
“Ya para el año 64 me matriculé en el Camilo Torres donde hice hasta cuarto bachillerato que era lo que existía en esa época, terminamos cinco. Buscando empleos en entidades bancarias y otros, no conseguí, habiéndome empleado como Coime en el café grande del pueblo llamado El Tibolí, ahí me levantaba todos los días a las tres de la mañana a trapear ese inmenso local, hacer tinto, limonada y atender las 8 mesas de billar, hasta la una de la tarde que me recibía el siguiente turno; yo seguía en la tarde con sacar las guías para poder matar el ganado los peseros y en las noches vendía boletas en el teatro”.
“Con el trabajo de las guías me di a conocer en la Recaudación de impuestos, y por esa época, después supe, que se estaba levantando el ELN, y el recaudador de impuestos era como uno de los cerebros de eso, y seguramente lo iban a coger preso porque no volvió a aparecer, quedando sola doña Ernestina en la Recaudación, pudiéndole demostrar a ella, que yo ya era preparado para desempeñar oficios en la oficina, quien buscó la manera y me empleó como auxiliar con la ayuda del doctor Alfonso Gómez Gómez, llegando hasta el cargo de secretario”.
“Ya una vez casado y con 2 hijos ya no nos alcanzaban los salarios con mi señora Nelly, quien era profesora, tomando la decisión de retirarme de la recaudación y montar una oficina de tinterillo como llamaban en los pueblos, para hacer declaraciones de renta, promesas de venta, yéndome muy bien, mucha gente me buscaba, me dí a conocer, y fue ahí fue cuando el doctor Alfonso Gómez Gómez y el Mayor Reynaldo Mateus me pidieron el favor de que en nombre de San Vicente de Chucurí me prestara para ser concejal, cosa que me sorprendió, porque yo no tenía ni idea de la política, que si era liberal o conservador, pero el doctor Alfonso me convenció, porque me dijo que él ya había cumplido la parte de él de traerme el aviso, y si yo no quería servir a mi pueblo era cosa mía, entonces yo dije, bueno colóqueme, e inicié esa actividad como en el año 76-77”.

“En el año 80 encabecé la lista del Directorio Liberal Oficialista, tuvimos un éxito completo, porque sacamos 9 de 11 concejales y también salí electo en esa misma elección como Diputado de Santander”.
“Hoy en día soy una de las personas que en más elecciones he participado, porque en ese entonces los períodos eran apenas de 2 años. Me mantuve durante 20 años en ambas corporaciones, siendo Presidente 10 años consecutivos en el Concejo y 5 veces lo fui en la Asamblea”.
“Ya haciendo memoria, hago un rápido repaso de mi vida, y la puedo sintetizar de una persona tan humilde tuve la oportunidad de ser recibido en Palacio por el presidente de la República, César Gaviria, a quien le llevé nuestros aguates chucureños que nos representaron mil doscientos millones para pavimentar 5 kilómetros de la vía a Bucaramanga. Igualmente me recibió el presidente Ernesto Samper, y tuvimos la oportunidad de ser anfitriones de Julio César Turbay, quien nos inauguró la casa de Mercado en san Vicente de Chucurí”.
“En el año 89 el gobernador Álvaro Cala Hederish me otorgó el título de bachiller a honoris causa, enunciándome las siguientes palabras: ‘Este reconocimiento bachiller a honoris causa se le otorga a Gustavo Rodríguez porque es el mejor dirigente que tiene Santander, y que conste que yo soy Conservador’”.