Tras casi una década de misión militar contra el yihadismo, Francia y sus aliados abandonan Mali.
«Hoy a las 13:00 (hora de París), la última unidad militar de la fuerza Barkhane presente en territorio de Mali cruzó la frontera entre Mali y Níger», informó en un comunicado el Ministerio de Defensa francés.
Se trata del fin de la Operación Barkhane, un despliegue castrense que inició en 2013, cuando Francia intervino para expulsar a los extremistas islámicos, en un intento para evitar que los grupos insurgentes se afianzaran en la región.
Francia completa así su retiro, seis meses después de que lo anunciara el presidente Emmanuel Macron.
La decisión se produjo en medio de fuertes tensiones entre París y la junta militar, dirigida por el coronel Assimi Goita, que controla la nación africana. Las nuevas autoridades han salido de dos sucesivos golpes de Estado, en 2020 y 2021, y se muestran renuentes a devolver el poder a los civiles.
Adicionalmente, la presencia de las tropas pareció no detener una ola de ataques terroristas mortales, mientras París luchaba por lograr que más aliados occidentales contribuyeran a la fuerza.
Francia también se retira de la misión de mantenimiento de paz de la ONU en el territorio maliense (Minusma), que el Consejo de Seguridad de la ONU había extendido hasta 2023.
El destino de Minusma no está claro después de que Bamako suspendiera las rotaciones de tropas de la misión.
La misión Barkhane se trasladada a Níger
Las fuerzas francesas ya no llevarán a cabo misiones ni perseguirán a los militantes en Mali. Sin embargo, la misión se traslada a Níger.
Macron y otros líderes europeos han dicho repetidamente que las retiradas militares del territorio maliense no darán como resultado el abandono de los habitantes de la región del Sahel, azotados por la presencia de los extremistas islámicos.
«Francia sigue comprometida con la (región más amplia) del Sahel, en el golfo de Guinea y la región del lago Chad, con todos los socios comprometidos con la estabilidad y la lucha contra el terrorismo», indicó la Presidencia francesa en una declaración.
Níger se convertirá en el centro de las tropas francesas, con unos 1.000 soldados con base en la capital, Niamey, junto a aviones de combate, drones y helicópteros, subrayaron funcionarios del Palacio del Elíseo, en julio.
Adicionalmente, serán enviados entre 300 y 400 soldados para operaciones especiales con las tropas de Níger, en las regiones fronterizas con Burkina Faso y Mali.
Entre 700 y 1.000 más se instalarán en Chad y un número no revelado de fuerzas especiales operará en otras partes de la región.
Aumenta la influencia rusa
Los golpes en Mali, Chad y Burkina Faso han debilitado las alianzas de Francia en sus antiguas colonias y han alentando a los extremistas, que controlan grandes extensiones de desierto y franjas montañosas. Además, han abierto la puerta a una mayor influencia rusa.
En 2021, cuando Goita llevó a cabo su segundo golpe, el presidente Emmanuel Macron insistió en que retiraría a las fuerzas de su nación si no se restauraba el gobierno civil en la nación de África Occidental.
Pero a medida que la situación de seguridad se deterioró, creció la ira contra la operación militar extranjera y los malienses organizaron protestas para exigir el fin de la presencia francesa en el país.
Goita ha fortalecido los lazos de su país con Moscú, especialmente mediante la presunta contratación de mercenarios rusos del Grupo Wagner.
Se trata de una organización a la que la Unión Europea acusa de cometer brutales violaciones de derechos humanos, como torturas, ejecuciones y agresiones sexuales en los países donde han sido contratados por sus gobiernos.
Mali sigue luchando por detener una insurgencia islamista que se arraigó después de un levantamiento de 2012. Los ataques terroristas se han extendido a los países vecinos, matando a miles y desplazando a millones en la región del Sahel de África occidental.