El banco con sede en Raleigh, Carolina del Norte, celebró un acuerdo de compra y asunción de todos los depósitos y préstamos de SVB, según informaron las autoridades regulatorias estadounidenses. Los mercados accionarios del mundo recibieron la noticia con beneplácito.
Que este lunes 27 de marzo haya surgido un comprador para la mayoría de los asediados depósitos y préstamos del Silicon Valley Bank, ayudó a inyectar algo de calma en los frágiles mercados.
Por medio de un comunicado, el Federal Deposit Insurance Corp. (FDIC por sus siglas en inglés) reveló que el First Citizens BancShares, una entidad con sede en Raleigh, Carolina del Norte, se quedará con 110.000 millones en activos del SVB, que colapsó el 10 de marzo, dejando a miles de depositantes en la incertidumbre y causando agitación en las bolsas mundiales.
Al momento de su caída, SVB contaba con unos 167.000 millones de dólares en activos y 119.000 millones en depósitos. Unos 90.000 millones de dólares permanecerán bajo administración judicial para su disposición por parte de la FDIC, indica la nota.
La volatilidad de los mercados desde entonces no es gratuita: SVB fue el banco más grande desde la crisis financiera de 2008 en quebrar y originó un colapso similar en Signature Bank. Para añadir más condimento a la convulsión bursátil, días después se sumó que el segundo banco más grande de Suiza haya tenido que aceptar un rescate de su principal rival UBS.
Pero las preocupaciones del mercado disminuyeron este lunes tras el anuncio de First Citizens, aunque la atención de los inversionistas está puesta ahora sobre el First Republic Bank, un muy asediado prestamista que intenta cerrar acuerdos potenciales de compra después de perder el 90% de su valor de mercado en lo que va del mes.
Además de vigilar de cerca al First Republic Bank, el mercado también ha estado tratando de anticipar qué otras entidades podrían ser las próximas en caer a medida que el sistema bancario tiembla bajo la presión de las tasas de interés más altas en décadas.
La preocupación más amplia ha sido que la debilidad de los bancos pueda provocar un retroceso en los préstamos a pequeñas y medianas empresas en todo Estados Unidos. Eso, a su vez, podría generar menos contrataciones, menos crecimiento y un mayor riesgo de recesión.