Por: Érika Bayona López/ El encuentro comenzó con intensidad desde el primer minuto, con ambos equipos demostrando por qué llegaron a la final. Argentina, liderada por su capitán y estrella, Lionel Messi, mostró su habitual dominio en el campo. Colombia, bajo la guía de su capitán James Rodríguez, ahora conocido como el «Señor de las Asistencias» por su notable precisión en los pases que han culminado en goles, mostró su inquebrantable espíritu y cohesión, generando varias oportunidades de gol que mantuvieron a la defensa argentina en alerta constante.
Pese a las grandes cualidades técnicas y físicas de cada uno de los bandos, se notó el notable favoritismo hacia el equipo albiceleste en la selección de llaves de cuartos y octavos de final, así como en los lugares de asignación de partidos, con menos viajes y más horas de descanso.
La final de la Copa América 2024 prometía ser un partido muy cerrado, donde los detalles serían cruciales para definir al campeón. ¿Un penalti? ¿O tal vez dos? Claro, era una de las opciones, pero una de las grandes polémicas fue no sancionar un penal a favor de la Selección Colombia tras una aparente falta a Jhon Córdoba. ¡Argentina se salvó! Además, se presentaron varias jugadas dudosas en las cuales el réferi favoreció a Argentina, dando más razones para concluir, dentro de la sana crítica, el notable favoritismo hacia el equipo comandado por Messi.
Transcurría el minuto 28 del segundo tiempo cuando Johan Mojica lanzó un centro que encontró a Santiago Arias. El lateral derecho dio un pase atrás y Córdoba fue a disputar el balón. El árbitro brasileño Raphael Claus sonó el silbato y la hinchada de Colombia gritó: “¡Penal, penal!”.
Sin embargo, el árbitro de la final de la Copa América 2024 pitó una falta de Jhon Córdoba a Alexis Mac Allister. Se mostró la repetición y Rodolpho Toski, el árbitro encargado del VAR, revisó la jugada por posible penal. En la transmisión de ‘Gol Caracol’ no dudaron en decir que: “Hay penalti”.
Luego de ver la repetición una y dos veces, se pudo ver claramente cómo el delantero de la Selección Colombia llegó primero al balón y el contacto fue del volante de Argentina. No obstante, después de no más de un minuto esperando si el VAR llamaba al árbitro para revisar la jugada, Raphael Claus decidió que el partido se reanudara sin cobrar penal a favor de la Tricolor.
A medida que avanzaba el partido, el marcador seguía igualado, aumentando la tensión y la expectativa. Fue entonces cuando ocurrió el momento más controvertido del encuentro. En una jugada rápida y decisiva, un delantero colombiano fue claramente derribado en el área argentina. La falta, evidente para muchos espectadores y analistas, no fue sancionada por el árbitro, dejando a Colombia sin una oportunidad crucial de adelantarse en el marcador.
Este error arbitral no solo generó indignación entre los jugadores y el cuerpo técnico colombiano, sino que también encendió las redes sociales, donde los aficionados expresaron su frustración y descontento. La decisión del árbitro, o la falta de ella, se convirtió en el tema central de debate, eclipsando por momentos la calidad del juego y el esfuerzo de ambos equipos.
La controversia alrededor de esta jugada resalta la necesidad de una mayor precisión y justicia en la toma de decisiones arbitrales, especialmente en partidos de tanta importancia. La tecnología del VAR, que se supone ayuda a evitar este tipo de errores, parece haber fallado en este caso, generando más preguntas que respuestas sobre su eficacia. Esto permite concluir que la Conmebol, al igual que las casas de apuestas, solo intervienen ante presuntos intereses ocultos, cuyos resultados denotan que no importa el talento, sino la rosca.
Después de empatar a cero goles en el tiempo reglamentario, la final de la Copa América 2024 se definió con un gol de Lautaro Martínez al minuto siete del segundo tiempo suplementario, y Argentina venció a Colombia para coronarse campeón del torneo continental.
En cuanto al rendimiento y mejor desempeño futbolístico, el seleccionado colombiano siempre fue superior en lo técnico y táctico. Sin embargo, queda en las sombras tras el reflector de Messi y su equipo, que goza de la insignia de ser campeón del mundo, pese a no tener resultados sobresalientes.
Además de la controversia en el campo, el estadio Hard Rock de Miami fue escenario de un incidente lamentable que puso en evidencia la falta de cultura y respeto de algunos aficionados colombianos. Debido a un comportamiento inaceptable, varios hinchas derribaron las puertas del estadio, permitiendo que muchas personas ingresaran sin boletos.
Esta situación caótica resultó en que varios seguidores con boletos legítimos no pudieran acceder al estadio, causando indignación y frustración entre los verdaderos aficionados. Este tipo de comportamiento no solo mancha la reputación de los aficionados colombianos, sino que también genera serias dudas sobre la capacidad del estadio para albergar eventos de gran magnitud, como un mundial.
El incidente destacó fallas en la seguridad y en la organización del estadio Hard Rock, sugiriendo que aún no está preparado para manejar la afluencia y la presión de eventos a escala mundial. Es fundamental que se implementen mejoras significativas en los protocolos de seguridad y en la gestión de entradas para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro.
A pesar de estos reveses, el equipo colombiano mostró una gran fortaleza mental y siguió luchando hasta el final. Su desempeño en el torneo fue admirable y dejó en claro que Colombia es una potencia futbolística en ascenso. Argentina, por su parte, aprovechó la situación y logró capitalizar una oportunidad en los minutos finales, asegurando su victoria y llevándose el codiciado trofeo.
En conclusión, la final de la Copa América entre Colombia y Argentina será recordada no solo por el emocionante nivel de fútbol y las serias dudas arbitrales, sino también por la controversia arbitral y los desafortunados incidentes en el estadio que marcaron un punto de inflexión en el partido.
Los aficionados colombianos se quedaron con un sabor amargo, pero también con la esperanza y la convicción de que su selección seguirá creciendo y llegará aún más lejos en futuras competiciones. En el fútbol, como en la vida, a veces los resultados no son justos, pero siempre queda la oportunidad de luchar un día más.
Ahora, se viene el reinicio de las Eliminatorias al Mundial 2026 en septiembre y, en el doblete de partidos, se repetirá este duelo, pero en Barranquilla y con toda la hinchada colombiana en las tribunas. Esta será una nueva oportunidad para demostrar el verdadero espíritu deportivo y el apoyo incondicional a nuestra selección.
Por ello, el nuevo reto dentro de lo futbolístico y lo social deja una gran moraleja: para ser campeones, no basta con la ilusión de un triunfo, sino con construir valores sociales, donde la bandera colombiana refleje no solo un fútbol deslumbrante, sino también un civismo responsable.
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*Acount Auditor-QA / MBA y Máster en Project Management. Auditor interno BASC. Administradora de Negocios Internacionales y Especialista en Mercadeo Internacional de la Universidad Pontificia Bolivariana.
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