Por: Diego Ruiz Thorrens/ El 1ro de Diciembre se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el VIH/SIDA. En el mundo más de 37.000.000 de personas viven con VIH, y anualmente fallecen alrededor de 1.000.000 de personas debido al virus. Las cifras de nuevas infecciones siguen en aumento. En Colombia, a corte del primer trimestre de 2023, la cifra de personas viviendo con VIH superaba la barrera de 145.000. Según UNFPA Colombia, “por cada 3,4 casos en hombres, una mujer es diagnosticada en el país”.
La experiencia de vida de María*
María* es una mujer nacida en la ciudad de Bucaramanga quien dentro de poco estará celebrando su cumpleaños número 29. Dice que lo celebrará como ha hecho en los últimos 6 años: con la familia, sus amigos cercanos y seres queridos. Afirma, mientras responde con una sonrisa de oreja a oreja, que celebrará ‘la Vida’ (así, con V mayúscula).
Personalmente, ya había tenido la grata oportunidad de compartir espacio con ella y escucharla, más nunca había dialogado con ella de ‘tú a tú’. Tan pronto se dio la ocasión de encontrarnos una vez más, fue todo un placer escuchar su relato. Cada palabra, cada experiencia compartida (acerca de sus miedos, sus sueños, sus hijos, su trabajo, etc.) venían acompañado de un relato exquisito en detalles. Pareciera tener la virtud de transformar las palabras y darles color, siendo el conjunto de su narración el más bello lienzo. Es bastante modesta pero jocosa en sus opiniones, siempre atenta a las palabras de su interlocutor. María es profesional, amante de la lectura, mujer de carácter fuerte ‘como todas las santandereanas’, es cuidadora, confidente, excelente amiga y, desde hace 6 años, es una mujer viviendo con VIH.
Comienza su presentación manifestando estar ‘felizmente divorciada’. Me dice que hay ‘hombres de hombres’ y que, desafortunadamente, a ella le tocó el peor de todos. “¿Obstáculo superado?”, le pregunto. “Mijo, desde hace ratos. No existe nada, absolutamente nada comparable con la libertad, la tranquilidad y la paz emocional.”
Le pregunto si está dispuesta a compartir algo de su experiencia viviendo con VIH, dado que no todas las personas son abiertas respecto a su diagnóstico. ” ¿Para eso estamos aquí, verdad?”, me responde con cordialidad.
“Para mí, desde mi experiencia, hablar de VIH implica hablar de él (el papá de mis dos hijos); de la violencia de pareja y cómo sobreviví al maltrato. También, del nivel de ignorancia que tenía sobre qué era el VIH”. Decido tomar un respiro y replantear algunas las preguntas puesto que, una cosa es hablar de VIH y, otra muy distinta, de violencia de género.
No obstante, como si estuviese leyendo mi mente, me responde con una sonrisa que el pasado quedó en el pasado: “pienso que, si mi testimonio puede ser de ayuda para que otras mujeres superen y escapen de la violencia de género o, como fue en mi caso, de la violencia de pareja, cuentan conmigo. Es que la gente piensa que la violencia de género o, para el caso, la violencia de pareja, son solo gritos o golpes, abuso psicológico o emocional. La gente pareciera olvidar que también está la violencia sexual, violencia que va desde el hecho (por parte de ellos) de no respetar nuestra decisión cuando decimos ‘no’, ‘no quiero sexo’, ‘hoy no quiero estar contigo’, ‘no me siento en disposición’, o forzarnos a que debemos estar siempre disponibles para cuando ellos quieran”.
“La sociedad siempre piensa que la responsabilidad de transmitir el virus a nuestras parejas recae en nosotras, cuando es todo lo contrario. Mientras viví con él, con el papá de mis hijos, nunca tuve el deseo o el más mínimo pensamiento de estar con otra persona. Es más: cuando él se enteró que vivía con VIH toda su furia, su miedo y su frustración recayó sobre mí. Esa fue una golpiza que en mi vida olvidaré. Y ese, ese fue el momento de mi despertar, tomar decisiones drásticas, pensar en mis hijos, en mí y mi salud’.
Le pregunto cómo fue ese momento cuando el confirmaron el diagnóstico de VIH y cuál fue su reacción. “Cuando dicen que ‘la ignorancia es atrevida’, también deberían decir que ‘la ignorancia te puede matar’”. Cuando me enteré que era una mujer viviendo con VIH lo primero que pensé era que mi vida había llegado a su fin y ese es el primer error que una comete. Es que es tanta la ignorancia que yo de una ya iba pensando cómo sería mis últimos días al lado de mis hijos. Incluso llegué a pensar en aislarme de la gente que quiero y hasta de mi círculo familiar. Ahora me rio (y a veces hasta me achanto) de mis pensamientos de aquel entonces, pensamientos que estaban cubiertos de capas y capas de vacíos y miedos, pero sobre todo, de incertidumbre e ignorancia.”
Le pregunto qué les diría a todas las mujeres que viven con VIH o que hasta ahora se enteran de su diagnóstico. Después de una pausa, me dice: “primero, que el diagnóstico le pertenece únicamente a ellas y a nadie más. Es decir, que siempre van a existir personas que buscarán tomar provecho del diagnóstico para hacernos sentir menos. Esa gente es basura, y es mejor alejarlas de nuestras vidas. Que mientras sean juiciosas con la toma del medicamento, vayan a los controles médicos y pongan en conocimiento a los profesionales médicos si se presenta algún cambio o reacción al tratamiento, todo saldrá bien. Segundo, decirles que, desafortunadamente, las mujeres somos más vulnerables, no tanto al virus, sino a la violencia social, familiar y de pareja. Que ninguna mujer, ninguna persona está exenta de adquirir VIH, y que seguir pensando que éste es un tema exclusivo de población LGBTIQ, trabajadoras sexuales o de personas que consumen droga es, precisamente, validar a que algunos hombres que no entran en determinada categoría no quieran hacer uso del condón. Que sí, que existen redes de apoyo, y que si vemos que requerimos del apoyo de una, no perdamos la oportunidad de pedir ayuda. Que debemos cuidarnos entre nosotras, y que vale la pena vivir, eso no es cuestionable. Para mí, el VIH ya no es sinónimo de muerte sino de vida, VIHDA.”
Luego de varios años, María decidió emprender una nueva relación con una persona que, a diferencia de ella, no vive con VIH. Es decir, son una pareja ‘serodiscordante’. Entre sus planes a futuro no descarta quedar embarazada y formar familia: “algunas mujeres siguen pensando que vivir con VIH es impedimento para ser madres. Esto se suma a la larga lista de cosas que la gente desconoce sobre vivir con VIH. Veremos qué nos depara el futuro”, me dice con confianza.
*Nombre cambiado por solicitud de la entrevistada.
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*Estudiante de Maestría Derechos Humanos, Gestión de la Transición y Posconflicto de la escuela superior de administración pública – ESAP Santander.
X: @DiegoR_Thorrens