Por: Roberto Aponte/ Como expresé en mi columna previa, el páramo es un lugar virtuoso con muchas historias que contar. El primer contacto al subir la alta montaña va de la mano de un guía amable que con sus vivencias y conocimientos nos expone todo lo concerniente al lugar que custodia. Mi cuerpo experimenta las sensaciones propias de las grandes alturas, ya he accedido al lugar, pero lo consiguiente es apreciar sus grandes maravillas, contemplar el agua en su estado más puro, ver el lugar de origen del preciado líquido que satisface muchas de nuestras necesidades.
El páramo es uno de los lugares donde se evidencia con mayor claridad el ciclo del agua a un punto en el que es más tangible ver dicho cambio. El viento empuja raudo la densa niebla, nos encontramos rodeados por las nubes que veíamos desde abajo. Nuestra vista se ve cubierta por un velo blanco hasta que el paisaje vuelve a despejarse, este recorrido puede verse continuamente en la alta montaña. Las nubes transportan las partículas de agua, algunas de estas deciden parar su viaje celestial para reposar en el suelo, gracias a la invitación de la vegetación grisácea.
Debido a la acción de los frailejones y varias especies de musgo, la humedad se mantiene en los suelos del páramo. Este proceso es necesario para el abastecimiento de agua en las poblaciones que quedan bajo la montaña, ya que el preciado líquido surca el terreno hasta formar lagunas, en las cuales se expone en su estado más puro. Este delicado hecho realza la importancia de la protección del páramo.
Los procesos de retención de agua que realizan las plantas se ven afectados cuando existen alteraciones en el medio ambiente, por lo que se reduce su rendimiento y la cantidad de agua obtenida. Cada paso en este campo de niebla, es un paso de cuidado. Una recomendación clara es mantenernos a un metro de distancia de un frailejón, ya que la planta al florecer es por este rango que esparce sus semillas, tenaces abejitas soportan el frío para colaborar con la reproducción de este ser vivo. Lo mismo aplica con el musgo, a pesar de su minúsculo tamaño, la preservación de estos seres repercute en la conservación del agua.
La estructura y el estado del suelo también influye en la protección del recurso hídrico, el cual fluye a través de estos. Una característica de este elemento es el hecho de que, debido al clima, el proceso de descomposición es mucho más lento. Por eso la materia orgánica que se disponga allí permanecería en aquel lugar por más tiempo, sin acoplarse al suelo como si lo haría en suelos más cálidos, sumado al hecho que algunos elementos como las cascaras de cítricos toman aún más tiempo en descomponerse. El ejemplo de una situación desfavorable puede escalar, se estima que los envoltorios con plástico demoran quinientos años en descomponerse, cifra que se aumenta al ser dispuestos en estas frías tierras.
Encontrar un envoltorio en el páramo es algo escandaloso, queda admitir el hecho de que algunos son ignorantes ante estos datos establecidos, no obstante, la basura es una mancha en la obra de arte que ha establecido este paisaje, romper la armonía de este enclave virtuoso aumenta mi recelo a la presencia de personas en este lugar, pero queda el anhelo de que en las personas puede generarse la cultura ambiental que los responsabilice por las acciones cometidas.
Con pasos cuidadosos se anda por el camino que lleva a aquel lugar virtuoso, la prístina laguna de aguas gélidas. Contemplar aquella fuente de agua es un agasajo para el alma, experiencia maravillosa.
Estar sentado al frente de la laguna era una bendición, pero no dejaba de sentirme ajeno a este lugar, quizás por la complementación que implica el viento plateado, la fragilidad del suelo y la pureza del agua. Para muchos puede ser un paseo más, un lugar el cual presumir en fotos, pero la realidad es que esto es un paisaje que ha permanecido sereno por muchos años incluso ante nuestra llegada.
Quizás en el páramo sea más visible percibir como actúa la naturaleza a través del ciclo del agua, pero la naturaleza al comprenderla siempre va a estar de nuestro lado, solo queda el compromiso de ser más observadores ante los paisajes cercanos y comprender como cualquier impacto puede afectar diversos ecosistemas.
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*Ingeniero Ambiental y escritor
Twitter: @robustories