Eva María Duarte, más conocida como Eva Perón o Evita, fue actriz de teatro y cine, activista y Primera Dama de los argentinos. Este último peldaño le dio a Evita un altavoz para interceder por los pobres y defender los derechos de las mujeres.
Una figura muy querida e incluso venerada en su país, Evita y su historia de progreso inspiró un musical y una película.
Pero, ¿quién era exactamente la mujer detrás de la leyenda?
Los humildes primeros años de Eva Duarte
Nacida como «hija natural» de Juan Duarte y Juana Ibarguren el 7 de mayo de 1919 en una pequeña localidad argentina llamada Los Toldos (a unos 60 km de la ciudad de Junín), Eva María Duarte tuvo algo así como una historia de Cenicienta. Juan Duarte, su padre, era un hacendado y reconocido político de clase alta y no era raro que hombres ricos como él establecieran familias alternas con sus amantes.
La tragedia golpeó a Eva Duarte cuando apenas tenía seis años. Su padre falleció en un accidente automovilístico en Chivilcoy. Cuando la niña Perón y su familia se presentaron para asistir al velatorio de Juan Duarte, al parecer la familia «legítima» les prohibió la entrada en medio de un gran escándalo.
La familia de Eva quedó económicamente desprotegida. Su madre, Juana Ibarguren, siguió luchando para criar a sus cuatro hijos después de esto. En consecuencia, la familia tuvo que salir de los terrenos de Juan Duarte para mudarse a las afueras de Los Toldos, donde los hermanos de Eva encontraron trabajo. Ibarguren, por su parte, comenzó a trabajar como costurera.
Años más tarde, cuando Eva tenía 15 años, la adolescente soñaba con una vida mejor. Su sueño era entonces ser actriz y para ello decidió fugarse con un músico hacia la ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, la relación se esfumó rápidamente y encontró un nuevo amor: el teatro. En 1937, logró actuar por primera vez en una película.
Tiempo después, con tan solo 20 años, la intrépida joven creó su propia empresa de espectáculos, la Compañía de Teatro del Aire. Lanzó programas de radioteatro y, simultáneamente, comenzó a actuar más asiduamente en películas. Pronto, Eva se encontró con una gran demanda, asumiendo papeles en los que dramatizaba las vidas de mujeres famosas, como el que realizó en el famoso radioteatro Grandes mujeres de todos los tiempos, el cual se dice fue el preludio de su vida futura.
De Eva Duarte a Eva Perón, la Primera Dama
Entre el radioteatro y las películas, Eva finalmente pudo conseguir una estabilidad económica. De este modo, pudo dejar de vivir en las pensiones y mudarse a su propio piso.
Fundó entonces el Sindicato de la Asociación Radial Argentina (ARA), que la vio invitada a una gala a comienzos de 1944. Allí conoció al coronel Juan Domingo Perón, un prometedor funcionario del gobierno. Según los relatos, salieron juntos de la gala a las 2 am.
Para ese momento, Argentina atravesaba un momento crucial de transformaciones económicas, sociales y políticas.
El cambio inició para Eva Duarte en 1945, cuando a sus 24 años se casó con Juan Perón (de 48 años). Solo un año más tarde, Juan ganó la carrera para convertirse en presidente de Argentina.
Los Perón eran una pareja decidida. Ambos eran conscientes que los pobres de su país habían sufrido durante mucho tiempo. Con un fuerte apoyo de la clase trabajadora y los pobres, Juan Perón promovió una agenda populista. Pero su esposa, conocida entre los pobres simplemente como Evita, eclipsó al presidente en popularidad.
Como Primera Dama, Eva Perón defendió públicamente la agenda de su esposo. Poco después de la elección de Juan Perón, el 9 de septiembre de 1947, Argentina aprobó una ley que extendió el derecho al voto a las mujeres. Evita se atribuyó el mérito de esa victoria, fundó el Partido Peronista Femenino y registró nuevos seguidores para apoyar a su esposo.
Detrás de escena, Perón tenía aún más poder en la administración de su esposo. Ella dirigía dos ministerios, salud y trabajo, e instó a su esposo para elegirla como su vicepresidenta en su candidatura a la reelección.
Perón también fundó la Fundación Eva Perón, una organización benéfica que se centraría en proporcionar ayuda social y realizar obras en beneficio de los sectores más postergados. En dos años, la Fundación Eva Perón entregó donaciones a cientos de miles de argentinos pobres.
Facilitó la adquisición de viviendas para los empobrecidos y ofreció pensiones a los ancianos. La fundación abrió nuevas escuelas y bibliotecas, y consolidó la reputación de Evita como la mayor favorecedora de los pobres en Argentina.
Sin embargo, a Eva Perón no le faltaron enemigos. La clase alta de Argentina tardó en aceptar a la actriz que creció en la pobreza. También el Ejército, que no quería una mujer en la candidatura reeleccionista de Juan Perón.
Para cuando Juan Perón emprendió rumbo hacia un segundo mandato en 1951, Eva Perón ya había comenzado a luchar contra el cáncer de cuello uterino, una enfermedad que a principios de 1950 contaba con pocos tratamientos.
La tragedia de su muerte
Si bien una gran multitud aclamó a Evita, animándola a postularse de todos modos con la candidatura de su esposo, la Primera Dama se negó. Públicamente, se dedicó a los pobres. En privado, se sometió a una seria batalla contra el cáncer.
En los meses previos a su muerte, la salud de Evita se deterioró notablemente. En su última aparición pública en junio de 1952, aceptó el título de Jefa Espiritual de la Nación, otorgado por el Congreso Nacional.
Eva Perón murió el 26 de julio de 1952, con apenas 33 años.
Argentina se sumió en un profundo luto por la temprana muerte de su querida Primera Dama. Su cortejo fúnebre fue presenciado, durante una lluviosa semana, en las calles de Buenos Aires por más de dos millones de personas, y su funeral duró dieciséis días; veintiocho personas murieron en las avalanchas en las calles y más de trescientas sufrieron heridas.
El presidente de luto solicitó al doctor Pedro Ara que preservara el cuerpo de Eva Perón para que pudiera reposar en exposición. Ara momificó a Evita en preparación para un memorial que mostraría su cuerpo.
Tres años después, en 1955, Perón huyó de Argentina durante un golpe militar. El cuerpo de Evita quedó en poder de sus enemigos. Sin saber qué hacer con el cuerpo, en medio de confusos y macabros hechos, los sucesores de Perón trasladaron el cadáver a Italia, donde fue enterrado en una tumba clandestina. Los restos de Eva Perón no regresaron a Buenos Aires hasta 1971.
El legado de la Primera Dama Argentina
Eva Perón fue profundamente querida. Como recordó Clementia Beba Gill décadas después: «La vi en el ascensor del Congreso y me tomó la mano. Le dije que ella significaba todo para mí».
Gill trabajó con Evita en la campaña por el sufragio femenino en la década de 1940.
Tras la muerte de Eva Perón, su dedicación a los pobres ganó su lealtad eterna. Su fundación continuó con su misión caritativa. Y la leyenda de Evita creció tanto que amenazó con oscurecer a Eva Perón como persona.
En 1974, el escritor británico-trinitense VS Naipul viajó a Argentina para escribir un ensayo sobre Eva Perón. Frustrantemente, le resultó casi imposible separar la verdad de la ficción que rodeaba a la amada Evita. Como lo declaró Naipul luego de su viaje: «Entonces la verdad comienza a desaparecer. No es relevante para la leyenda».
Mientras los detractores de Perón la ridiculizaban como una escaladora social que no sabía cuál era su lugar, su leyenda se volvió más cegadora con el premiado musical escrito por Andrew Lloyd Webber y Tim Rice, seguido de la película de 1996 protagonizada por Madonna.
Eva Perón fue protectora, amiga, madre de la clase obrera que antes los gobiernos olvidaban. Y nunca fue política, fue Evita.