Por: Yessica Molina Medina/ Las noticias de los últimos días parecen algo más alentadoras. Aunque las cifras diarias de contagios siguen siendo altas y también las cifras de muertos, los recuperados han alcanzado y sobrepasado los 10.000 en varias jornadas recientes (el 18 de agosto hubo 10.798, el 17 hubo 14.089, el 16 hubo 13.016). Además, en varias jornadas los recuperados han estado por encima de los nuevos contagiados (el 16 y el 17 de agosto, por ejemplo).
Por esto y por los anuncios de que en varias regiones se acerca el descenso de la curva (Medellín y Bogotá, por mencionar dos ciudades), el Gobierno nacional y algunos gobiernos locales empiezan a hacer nuevos anuncios de flexibilización para empezar a rescatar la economía.
Y es que la cifra del DANE fue un verdadero golpe: el PIB se contrajo -15,7 %, un frenazo histórico de la economía colombiana. Según el Fondo Monetario Internacional, el PIB cerrará 2020 en -7,8 %. La inmensa mayoría de sectores se ha visto afectada: el comercio se desplomó 34,3 % y el transporte 36,9 %. Y ni qué decir del turismo, cuyas pérdidas reales son incalculables, especialmente en departamentos como San Andrés o municipios como Melgar, dedicados casi exclusivamente al turismo.
En la capital del país la realidad es insostenible. La alcaldesa Claudia López ya anunció que esta quincena es la última de cuarentena estricta por localidades, pero los comerciantes cuyos locales estarán cerrados hasta el 31 de agosto salieron a protestar porque ya no aguantan más. En el Valle de Aburrá, los alcaldes anunciaron el final del modelo 4/3, por lo que los medellinenses y demás habitantes de los municipios del área metropolitana podrán salir los fines de semana, según el modelo de pico y cédula. En Santander, por el contrario, no se descarta la posibilidad de un cierra total o parcial (como los de Bogotá y Medellín) por el aumento de casos: el pasado martes tenía 6262 casos activos.
Así que el panorama es claro: las cifras muestran alguna mejora en el control de la pandemia, pero el Covid-19 está vivo. Mientras algunas regiones ya pasaron la curva y otras la están pasando, otras, como Santander, siguen subiendo hacia ella. Pero las cifras de desempleo y en general de la economía están mostrando una crisis que afecta a todo el territorio nacional sin tregua. Y no podría ser de otra manera tras cinco meses de frenazo y encierro total.
No hay discusión: tenemos que preservar la salud sin condenar al sistema económico, cuya debacle afectará siempre con mayor dureza a los más pobres. La evidencia científica ha demostrado con los cuidados básicos, ya tan repetidos (lavado de manos, tapabocas, distancia, no aglomeración), reducen el contagio a porcentajes mínimos. Por ejemplo, la posibilidad de que un contagiado asintomático que lleva su tapabocas contagie a una persona que también lleva el suyo es de alrededor del 1%.
Entonces, el equilibro perfecto es la apertura de la economía con el más estricto cumplimiento de las reglas. Los colombianos no soportamos más: empresas en quiebra, desempleo, hambre. Ni la potencia más fuerte podría resistir tanto tiempo con su economía cerrada. De hecho, es un milagro que hoy, cinco meses después, no haya ocurrido un estallido social sin precedentes en Colombia. Estamos a tiempo.
*Master en comunicación estratégica, profesional Comunicadora Social- Periodista, asesora política y relacionamiento público y experta en marketing político.
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