Por: Libardo Riaño Castro/ Y, por fin, se dio el tan esperado anuncio del exministro de salud y el ahora también, exrector de la Universidad de los Andes doctor Alejandro Gaviria Uribe, quien con bombos y platillos anuncio por medio de un video su decisión de aspirar a la jefatura del Estado en los próximos comicios presidenciales en el 2022.
Y es que para nadie es un secreto que, en esta “la tierra del olvido”, en donde en el terreno político sobreabundan las figuras desgastadas, polémicas y satanizadas de candidatos que hacen transito histórico en busca de la presidencia como un fortín para sus partidos, e intereses personales y de las fuerzas oligárquicas del país que representan; el que una figura que le apueste a la diferencia, al lenguaje ecléctico, centralizador, a un discurso fresco reconciliador y democratizador, suena a los oídos desalentados de los electores, como una luz esperanzadora que empieza a brillar la final de este oscuro túnel sin salida a la que nuestra nación venia acostumbrada en esta última veintena , en donde asistimos a dos periodos presidenciales de ocho años, (Uribe y Santos) y este último cuatrienio de Iván Duque que no aporto nada al desarrollo del país y que en estos dos últimos años estuvo tutelado por la Pandemia del Covid-19, que coloco al país al borde del declive social y económico, lo que en definitiva supone urgentemente la necesaria catarsis política que nos ayude a salir a flote de esta crisis pandémica y que nos permita sortear las aguas del mundo Poscovid que nos trae el reto de asistir al nuevo orden mundial que se esta imponiendo en este mundo globalizado.
Cabe preguntarnos: ¿Qué le aporta Alejandro Gaviria a la pugna presidencial del 2022? En primera instancia le aporta a la renovación que es necesaria frente al tradicionalismo que esta encarnado en el Uribismo y su discurso derechista, que le sirvió para sostenerse con Uribe, en ocho años, luego apoyando al Santísimo otros ocho años a pesar de que los tecnócratas sostengan que fueron gobiernos diferentes, y posteriormente gobernando bajo la piel de Duque otros cuatro años, en una tendencia ideológica que ha perdurado en los primeros dos decenios del siglo XXI, pero que sometió al país a un declive social, demarcado por la creciente brecha social, la desigualdad, la devaluación y el empobrecimiento cada día más abrumador del país.
Por otro lado, frente a la alternativa representada en los sectores de la izquierda que mantiene al senador Gustavo Petro como la variable a considerar para llegar a la presidencia, debido a la división de fuerzas que existe en los partidos de tendencia anti derecha, o socialistas, no se ve un candidato que goce de la favorabilidad de los colombianos, que en su mayoría ven a Gustavo Petro con ojos de incertidumbre ante el fantasma del socialismo del siglo XXI, y su ejemplo mas desalentador que lo observamos a diario en nuestro país vecino Venezuela, sumido cada día mas en la desgracia histórica de haber caído en una dictadura en pleno siglo de la globalización y lo que es aún peor, en una dictadura siendo un país periférico, subdesarrollado y con la historia a cuestas del peso de ser latinoamericano.
Gaviria prefirió alejarse del apoyo tradicional de un partido que lo lanzara, a pesar de su inclinación hacia el liberalismo y los partidos de izquierda, prefirió la vía de la recolección de firmas, amparado en la tesis de ser un proyecto joven y novedoso, pero esta vía le puede costar su elección, teniendo en cuenta que por fuera de la capital y su natural Antioquia, es desconocido por el resto del país, lo cual supone una campaña costosa de divulgación de sus tesis, aunque se podría afirmar que en el siglo de las nuevas tecnologías de comunicación, las redes sociales y los mega medios virtuales, pueden suplir esta necesidad y por esta vía podría llegarse a cualquier rincón del país y dar a conocer así su campaña, pero pese a que esta posibilidad es viable, igualmente tendrá que desplazarse para ponerse en contacto con sus electores y partidarios, y esta cuestión requiere de un despliegue económico amplio.
De igual forma entra en el escenario del análisis, si su nombre y campaña pueda superar a otros nombres y campañas que han sido mas conocidos y que vienen con mas tiempo en la pugna presidencial y gozan del aplauso y del abrazo de las maquinarias políticas y del conocimiento y apoyo económico de grupos de electores.
Pero si tenemos como punto de inflexión la situación actual del país, la incertidumbre del Covid-19 y la complejidad de la nación en materia social, clima económico y el sacrosanto y perenne tema del conflicto armado que siempre debe ser tenido en cuenta en toda campaña presidencial, podría afirmarse que cualquier cosa puede suceder en la política colombiana, y en ese sentido se debe fortalecer una campaña que pretenda no ser populista, sino que postule un proceso serio y transformador que pretenda construir país, como el mismo doctor Alejandro Gaviria manifestó en su lanzamiento, en el cual, reafirmo su intensión de liderar un proceso en donde se sumen fuerzas de diferentes tendencias políticas que le apunten a un proceso de adición, que consolide una sinergia política cuyo objetivo sea la transformación del país.
Sin duda al estudiar su nombre, recorrido, experticia y conocimiento, se denota que cumple con todos los requisitos académicos y de formación que se requieren para liderar una nación, pese a que no posee el bagaje y recorrido típico de la política en el país, pero eso, puede ser una fortaleza, ya que en general aquellos que sostienen en su palmarés, la experticia política, generalmente han estado en el ojo de escándalos, y en cuestionamientos por sus posiciones o por estar involucrados en procesos políticos en donde la ética no es la figura preponderante en sus currículos.
Finalmente nos llama la atención que en su discurso de lanzamiento, manifieste que su campaña no será una gesta personalista, sino más bien, una invitación al trabajo colectivo, a superar los sectarismos políticos, los odios y los rencores, y también a que la sociedad colombiana se empodere de su destino colectivo, y a luchar contra de la acumulación del poder, por medio de lo que el mismo sostiene por medio de una “pedagogía democrática”, que construya un país más justo, más decente, más digno y sostenible. En una frase que considero será su frase de campaña “Colombia tiene que tener futuro”, y en ese sentido creo que concordamos todos los colombianos, nuestro país tiene el deber, con el esfuerzo de todos los colombianos de labrar un mejor futuro para todos.
Seguiremos el recorrido de su campaña y esperemos que pueda llegar a ser el hombre que lidere los destinos de Colombia, de cara al reto de avanzar en el tercer mileno, con la firme esperanza que por fin en Colombia cese la horrible noche de la historia, que no ha podido superar y que lapidariamente nuestro himno nos lo confianza y recuerda en sus estrofas.
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*Docente, Comunicador Social, Educomunicador.
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