Uno de los avances más importantes conseguido por las mujeres, en el concierto internacional, ha sido el reconocimiento de los derechos humanos, como parte inalienable e indivisible, esto implica una serie de obligaciones para los Estados, adoptando en sus legislaciones, los tratados internacionales.
Por: Juana Yolanda Bazán Achury/ Para analizar la justicia social tomaré planteamientos de Nancy Fraser, feminista norteamericana, quien considera que el análisis de la justicia, desde la perspectiva moderna requiere, la redistribución (donde se ubicarían los problemas relativos a las estructuras políticas y económicas) y el reconocimiento (donde se ubicarían problemas de índole cultural) En el mundo real las economías de lo cultural y político se encuentran entrelazadas y por lo tanto todas las luchas contra la injusticia implican exigencias de redistribución y reconocimiento.
Las trasformaciones culturales por lo general se mezclan con los cambios económicos. Por lo que se podrían identificar dos concepciones amplias de injusticia: la socioeconómica, arraigada en la estructura político-económica de la sociedad como la privación de bienes y servicios necesarios para una vida digna o la marginación económica propia de los trabajos indeseables.
La otra la injusticia social, arraigada en los patrones sociales de representación, interpretación y comunicación, por ejemplo, la dominación cultural de una sociedad androcéntrica y patriarcal que con frecuencia considera a las mujeres solo por sus diferencias con los varones y a su vez se define por la construcción autoritaria de normas que privilegian los rasgos asociados con la masculinidad: Encaja en lo que se ha llamado como el sexismo cultural que no es otra cosa que: la difundida devaluación de aquellas cosas que se codifican como femeninas que se expresan en un conjunto de lesiones que sufren las mujeres, entre ellas el ataque sexual, las explotación sexual y la difundida violencia doméstica e incluso el feminicidio.
El modelo citado, ha privilegiado a los varones en la toma de decisiones en los espacios públicos y privados, lo que dificulta en muchos ámbitos el acceso real de las mujeres a los servicios y la posibilidad de relaciones más igualitarias con los hombres.
Injusticia cultural es el no reconocimiento, es decir, hacerse invisibles a través de prácticas representativas, comunicativas e interpretativas propias de los varones, dejando a menudo en la marginalidad a las mujeres, tanto en el reconocimiento de sus necesidades específicas como el clásico uso que hacen las mujeres en la protección y cuidado de otros, ya de los hijos, los padres, los esposos y de todos aquellos que demandan cuidados especiales.
Tanto la justicia cultural como la económica, están difundidas en la sociedad si bien hay una franja que se ve mayormente afectada, pasa por las mujeres campesinas que en un alto porcentaje tiene un enorme atraso socio-cultural también, mujeres que no han podido acceder a la educación, y las que, pese a estar en grandes ciudades no han tenido posibilidades de incorporarse de manera real a la sociedad, permaneciendo en la marginalidad y la pobreza extrema.
Este tipo de injusticia, la cultural y la económica, se perciben a través de las normas que se institucionalizan en el Estado y su economía, estableciendo desventajas que impiden la participación igualitaria en la construcción de la cultura en las esferas públicas y en la vida cotidiana.
Uno de los avances más importantes conseguido por las mujeres, en el concierto internacional, ha sido el reconocimiento de los derechos humanos, como parte inalienable e indivisible, esto implica una serie de obligaciones para los Estados, al adoptar en sus legislaciones, los tratados internacionales.
Los Estados deben respetar, garantizar, y proteger sus derechos, enriqueciéndolos en su interpretación y alcance, de acuerdo a las expectativas de vida propias en cada una de sus regiones.
En Colombia, se expresan tales compromisos en los artículos 1 y 13 de la Constitución Política y en la ratificación y adopción de los tratados internacionales.
En las constituciones y tratados Internacionales, algunos de carácter jurídico y otros que expresan consensos internacionales sobre sus derechos: la convención sobre la eliminación de toda forma de discriminación contra la mujer, la Convención de Belén Do Para, el Plan de Acción de el Cairo y la Plataforma de Acción de Derechos Humanos Beijín, todos incluyen verdaderos compromisos de Estado para legislar en materia de equidad de forma permanente y trasversal a las políticas pública, en lo nacional y regional
Estos instrumentos ratificados por nuestro país, pretenden mejorar las condiciones de las mujeres en todos los ámbitos sociales y culturales, teniendo presente que el enfoque de los problemas de las mujeres desde los Derechos Humanos, implica que la dignidad como base de los mismos, elimine las inequidades existentes en su vida.
Ello supone que las mujeres se auto determinen, puedan tener control sobre sus cuerpos y sexualidad, y en todas las esferas de su vida desarrollando con ello, los dos elementos fundamentales de los derechos humanos: la libertad y la igualdad, superando la falta de balance entre los miembros privilegiados de la sociedad y los no empoderados, en el caso de la mujeres, parte del creciente reconocimiento de la exclusión, opresión y subordinación injusta, a través de estereotipos de género practicados desde las instituciones.
En el abordaje de los derechos humanos, es fundamental reconocer todas las necesidades de las mujeres, desde su condición de dadoras de vida, en un marco de integralidad que supone la atención durante todo el ciclo vital.
Todo lo anterior, nos lleva a una concepción compleja de la equidad de género, que supone unir los pensamientos de la igualdad y la diferencia. Debemos trabajar para erradicar la pobreza y la explotación; propugnar por la igualdad en el ingreso y garantizar el respeto, tanto en lo público como en lo privado.
En nada avanzamos sino establecemos en forma contundente, las condiciones necesarias para nuestra participación verdadera en la sociedad, aniquilando la cultura patriarcal, de lo contrario los hombres continuaran representando la norma de lo humano.
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*Exrepresentante a la cámara por Santander.