En al menos seis operaciones desde el jueves, el barco humanitario Ocean Viking ha rescatado a cientos de personas en un mar Mediterráneo olvidado por Europa, entre ellas nueve mujeres, un bebé, dos niños y 110 menores no acompañados procedentes de Egipto, Bangladesh, Libia y Eritrea, entre otros países.
El rescate, según el portavoz de la organización Francesco Creazzo, ha sido el de una «gran embarcación de madera» con «problemas en la región de búsqueda y rescate libia», que ha sido complejo y ha durado más de cinco horas.
«El último rescate resultó bien, la gente se encuentra a salvo en el Ocean Viking, pero (todos) están física y psicológicamente muy afectados, y muchos incluso tuvieron que ser evacuados en camilla porque no podían caminar», desarrolló el portavoz de la ONG.
«(Aunque fue) una operación muy complicada, era una barco de madera sobrecargado de seres humanos y se tuvo que estabilizar con unos dispositivos especiales antes de poder trasladar a los supervivientes», dijo.
Más 30.000 vidas salvadas
El Ocean Viking, uno de los pocos barcos de rescate civil que siguen activos en el Mediterráneo central, una zona de migración recurrente, también socorrió este domingo a otros 71 migrantes hacinados en una barca de madera, que huían de Libia sin comida ni agua, y que estaban extenuados en el instante de la salvación.
Hasta este 4 de julio, las cifras de rescate sumaban, según la ONG europea, al menos 132 personas en total desde que se iniciaron las operaciones el jueves, y ahora el barco cuenta con unas 572 personas a bordo.
Tras varias semanas en dique seco en Nápoles (sur de Italia) para hacer reparaciones, el último rescate del Ocean Viking del que se informó el 1 de mayo permitió rescatar a otras 236 personas de la peligrosa travesía por el Mediterráneo.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), desde inicios de 2021 se calcula que 866 inmigrantes y refugiados han perdido la vida intentando cruzar el mar y llegar a Europa con el deseo de unas condiciones de vida dignas.
SOS Méditerranée –el barco es fletado desde 2019 por la asociación– habría ayudado a más de 30.000 personas desde febrero de 2016, primero con la embarcación Aquarius y después con el Ocean Viking.
Lo que no quita que el buque marítimo-humanitario esté amenazado de inspección administrativa y bloqueo por parte de las autoridades italianas. Un temor que existe desde el año 2020, cuando la nación cambió la interpretación del derecho marítimo internacional.
«Nosotros fuimos bloqueados durante cinco meses el año pasado, aunque cumplimos con las peticiones de la Guardia Costera y el bloqueo fue revocado, pero siempre existe el temor de que pueda volver a pasar porque parece que las inspecciones están siendo utilizadas para obstaculizar la actividad de rescate en el mar», explicó el portavoz de SOS Méditerranée.
Las autoridades italianas mantienen bloqueadas bajo la justificación de presuntas irregularidades otras cinco naves humanitarias: la Sea Eye 4, el Alan Kurdi y los Sea Watch 3 y 4, a las que se sumó el sábado el Geo Barents, de Médicos Sin Fronteras.
Mientras, el Mediterráneo sigue engullendo vidas, a la par que se siguen violando los derechos humanos de decenas de miles de personas a las puertas de Europa.