Por: Ruby Stella Morales Sierra/ Si quien lee estas notas tiene un empleo fijo en el sector público o privado, un negocio que genera empleo a otros y del que deriva su sustento; o acaso es un emprendedor independiente que se ha logrado sostener; pertenece a la pequeña franja de pensionados o quizás tiene el privilegio de vivir de una renta, entonces usted se encuentra en una posición de ventaja con respecto a 21 millones de colombianos que sufren la pobreza y ya no comen tres veces al día y no tienen de dónde echar mano para su sustento ni de su familia.
La explosión social del 28 de abril, que aún no termina, es parte de la respuesta del pueblo afectado por la pobreza y la exclusión. Son las mayorías que reclaman al gobierno medidas urgentes de sobrevivencia, entre ellas, la renta básica, que abarcaría una franja poblacional de 15 millones de colombianos.
En 2020, la pobreza en Colombia llegó al 42,5% de la población, según el Dane. Este año 2021 que transitamos tiene unos 3,5 millones más de población pobre que en 2019.
Alternativas integradas
El sábado anterior tuve la oportunidad de participar en un taller nacional para la construcción de alternativas de acción políticas orientadas a servir a los colombianos en un escenario de gobierno progresista e incluyente a partir de 2022, abordadas hacia los objetivos del Pacto Histórico. Algunas de las ideas analizadas para generar empleo de emergencia son:
1- Prevalencia del valor de la vida de los seres humanos, la biodiversidad de ecosistemas y el respeto y promoción de los deberes y derechos humanos y políticos de la población y sus relaciones sociales.
2- Priorización de los segmentos focalizados de jóvenes, mujeres y población con menores niveles de educación y formación para el trabajo.
3- Convocar, agrupar y coordinar el talento humano de profesionales de las ciencias sociales, -segmento muy golpeados por el desempleo- como soporte técnico de nodos de desarrollo que promuevan y contribuyan a organizar a las comunidades productivas de las regiones.
4- Priorización de saberes comunitarios de subsistencia y producción en sectores rurales orientados a la sostenibilidad alimentaria a través de las prácticas sostenibles de la agricultura, la pesca y actividades agropecuarias para la seguridad alimentaria local y de poblaciones y ciudades vecinas con perspectivas regionales.
5- Promover la producción de bienes y servicios a través de las experiencias, saberes y conocimientos tradicionales en actividades formales como las manufacturas y tejidos, calzado y marroquinería, artes y artesanías, entre otras expresiones autóctonas.
6- Sostenibilidad económica y ambiental a partir de turismo social doméstico y preservación de recursos naturales.
7- Promoción y aplicación de planes de ordenamiento regional a partir de la cultura del cuidado del agua y el uso racional de los recursos naturales.
8- Priorizar la generación de empleo en el marco de la ‘Cuarta Revolución Industrial’, para focalizar los programas que impulsarían el empleo garantizado y la respuesta a necesidades de empleo de emergencia de corto plazo.
Según estudio del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Investigación, la cuarta revolución industrial tiene como objetivo la transformación de la industria hacia organizaciones inteligentes que usen las nuevas tecnologías como base para su desarrollo. Según los expertos, Colombia está en posición de crecimiento y cuenta con personal calificado para cumplir los retos que exige la demanda. Esta tendencia, brinda la oportunidad de potenciarse al máximo por las exigencias de la pandemia, tales como el distanciamiento social, el teletrabajo y las necesidades de información y comunicación globalizada para dinamizar la educación, salud, movilización, recreación, mercadeo y acciones político administrativas, entre otras.
9- Fortalecimiento y expansión de conectividad de internet para integración y desarrollo social local y globalización.
10- Las exigencias de la oferta de empleo de corto plazo gira alrededor de cómo se va a apoyar la implementación del programa de emergencia, si se considera que la institucionalidad colombiana lleva a que un programa de emergencia se involucre en las políticas públicas que estén incluidas en un Plan de Desarrollo.
Humanizar las cifras
La tasa de desempleo en Colombia en abril de 2021 fue 15,1%, según informe del 31 de mayo pasado, del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), correspondiente al primer trimestre del año. En el mismo periodo del año 2021 fue de 19,8%.
También se indica que la tasa global de empleo se ubicó en 59,9%, lo que significó un aumento de 8,1 puntos porcentuales respecto al mismo periodo del 2020 (51,8%). Finalmente, la tasa de ocupación se ubicó en 50,8%, lo que representó un aumento de 9,2 puntos porcentuales comparado con abril de 2020 (41,6%).
En el período de estudio, el número de personas ocupadas en el total nacional fue de 20 millones 465 mil personas. Las ramas que más aportaron positivamente a la variación de la población ocupada fueron Comercio y reparación de vehículos; Construcción e Industria manufacturera con 5,2, 3,6 y 3,0 puntos porcentuales, respectivamente.
Estas cifras nos demuestran que Colombia se rajó en la generación de empleos para la transformación de materias primas e industrialización, producto del mercado mundial neoliberal y los tratados de libre comercio. Además, como parte de la política de generación de recursos fiscales mediante la explotación de recursos naturales como la minería e hidrocarburos, actividades en crisis y cuestionamiento ético.
Así que quienes nos orientamos a creer y jalonar una posible transformación política de la sociedad colombiana, más humanizada e incluyente, estamos en la obligación de estudiar, analizar y búsqueda de alternativas para superar la brecha del hambre y la dificultad económica del país.
El reto social es elegir cuál es el modelo económico, social y político que vamos a transitar y le conviene a las mayorías durante los próximos años en Colombia. Cómo se va a frenar -y levantar- las brechas sociales, entre éstas, la caída del empleo, registrada durante los últimos 18 meses y golpeada, entre múltiples factores, también por la pandemia mundial del Covid-19.
Creemos que lo participativo es que las decisiones surjan de abajo hacia arriba, desde las comunidades hacia el gobierno.
¿Cómo revitalizar la economía y reducir el sufrimiento, carencia y desesperación de millones de familias?
Su decisión política y democrática en las urnas del 2022, puede marcar la diferencia.
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*Periodista
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