Por: Diego Ruiz Thorrens/ Dice el refrán que “no muere quien se va, solo muere quien se olvida”. “Recordar” a todos aquellos que ya no están con nosotros es en sí un acto peculiar, maravilloso y sumamente potente cuando la partida del ser querido ha transcurrido en paz, sin dolor alguno o mácula de trauma.
Todo esto cambia cuando la muerte muestra su rostro más horrendo y aparece de forma repentina, abrupta, abrazada de la revictimización y de la injusticia. Sí, es cierto que los recuerdos que la persona dejó en su paso por esta tierra seguirán presentes en cuanto no sean olvidados. No obstante, el lastre de la violencia, la vida que fue arrebatada, siempre estará presente como un cáncer que silenciosamente carcome la paz y tranquilidad de las personas que aún seguimos aquí.
El 10 de marzo del 2022, Andrea Rozo “La Leona” fue asesinada en su lugar de trabajo ubicado cerca al CAI del Parque Centenario, en pleno corazón de la ciudad de Bucaramanga, sacudiendo a la población LGBTIQ de la ciudad como nunca antes había sucedido y a los, las, les líderes sociales que conocieron a La Leona desde su llegada a la ciudad de Bucaramanga hace casi 20 años, transformándose en una de las más importantes insignias y mujeres visibles de la Marcha del Orgullo LGBTIQ de Bucaramanga durante muchos años.
Andrea, lideresa social, fue la primera Mujer Trans en ser parte de una mesa de víctimas en el Nororiente Colombiano hace más de una década y un rostro visible, familiar, en medios de comunicación quienes compartieron su historia en momentos cuando buscaban hablar sobre trabajo sexual, diversidad sexual y sobre la experiencia de vida de muchas mujeres trans de aquel entonces ubicadas en el departamento de Santander.
El pasado 11 de Julio algunos medios de comunicación reportaron que “A 35 años de prisión fue condenado Emil Alfonso Martínez Jiménez por el asesinato de Andrea Rozo Rolón,‘La Leona’. El Juez Octavo Penal del Circuito de Bucaramanga encontró suficientes evidencias para hallar culpable al acusado por el delito de homicidio agravado”.
Esta sentencia generó una ola de rechazo entre aquellos que conocieron y/o fueron cercanos a La Leona. Las razones de dicho malestar han sido múltiples, aunque en todas y cada una de ellas brilló una razón principal: La Leona, por cuarta vez (primero en vida, luego durante el crimen cometido y en el juicio del agresor, posteriormente en el momento de su velación y ahora, una vez más, gracias a un juez) era revictimizada por la misma justicia que insistentemente afirma “proteger” a todas las mujeres víctimas de violencias basadas en género pero que, para el caso presente, desconoció su identidad de género como mujer trans, tomando únicamente la palabra o testimonio de aquel que sí tuvo voz para defenderse, haciendo oídos sordos de lo que el cuerpo inerte, en su silencio, tenía por decir.
A pesar de la violencia cometida contra la humanidad de La Leona y de la relación entre la víctima y el agresor, dicho Juez manifestó encontrar suficientes evidencias para hallar culpable al acusado por el delito de “homicidio agravado” y no por “feminicidio”, desconociendo la definición existente en el penal colombiano en su artículo 104A, punto b: b) Ejercer sobre el cuerpo y la vida de la mujer actos de instrumentalización de género o sexual o acciones de opresión y dominio sobre sus decisiones vitales y su sexualidad.
Con esta sentencia, la justicia de nuevo les está fallando a todas las mujeres, especialmente, aquellas con orientación sexual e identidad de género diversa. La violencia, el odio y la transfobia nos arrebataron a La Leona. Quizá, sea esta suficiente razón para preservar los recuerdos que en vida dejó Andrea Rozo junto a la imagen de su cálida sonrisa y la paz y tranquilidad que su carácter transmitía en todos y cada uno de los espacios en los que estuvo presente.
Quizá solo nos queda recuerdos, aunque suficientes como para evitar que otra mujer (transgénero o cisgénero) sea lanzada al olvido de la indiferencia social y de la injusticia que continúa siendo lejana y esquiva.
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*Estudiante de Maestría en DDHH y gestión del posconflicto de la Escuela Superior de Administración Pública – ESAP Seccional Santander
X: @DiegoR_Thorrens