Por: Holger Diaz Hernández/ “Un populista es aquel que predica doctrinas que sabe que son falsas, a personas que sabe que son idiotas”: H. L. Mencken.
Desde hace 144 años, en 1876 cuando Ulysses Grant derrotó a Rutherford Hayes no había en los Estados Unidos una elección presidencial tan reñida como esta del 2020.
Joe Biden es el senador más joven en la historia estadounidense y el de mayor edad en ser elegido como presidente de la República, pero además con la votación más alta de todos los tiempos, en una contienda que paralizó literalmente al mundo y que aún deja secuelas que difícilmente se restablecerán.
Conocidos los resultados finales en los estados de Arizona, Georgia, Carolina del Norte, Nevada y Alaska, el número de delegados electorales para Joe Biden serán 306 y para Trump 232, en las 59avas elecciones presidenciales de este país.
Una vez certificados los votos, el resultado se ratificará el 14 de diciembre en el Colegio Electoral, el 6 de enero el Congreso de Estados Unidos confirmará la elección y Joe Biden se posesionará como el 46avo presidente de la nación el 20 de enero.
Hace cuatro años Trump perdió por 2.8 millones en el voto popular con Hillary Clinton, pero ganó la elección por escasos 78.000 votos en estados claves como Michigan, Wisconsin y Pensilvania que en esta elección le dieron la espalda, el voto latino de estos estados catapultó a Biden al triunfo principalmente en Arizona y California.
El Partido Demócrata recuperó el llamado “muro azul”, los 18 estados que durante seis elecciones presidenciales consecutivas entre 1992 y el 2012 votaron demócrata, hasta la campaña de Hillary que perdió su elección por no defender el legado del partido.
Trump ha dicho no reconocer el triunfo de su opositor, pero los funcionarios encargados de la seguridad electoral han sido enfáticos en declarar que no hay evidencia de votos cambiados ni sistemas de votación alterados.
Esta elección ha sido considerada como la más segura de la historia de Estados Unidos.
A pesar de la derrota de Trump, por el votaron más de 8 millones de personas que en la elección anterior y si no es por el manejo errático y torpe de la pandemia del Covid y la crisis económica que desencadenó esta, seguramente hubiese derrotado a cualquier candidato demócrata que le enfrentasen.
Es preocupante la actuación de algunos congresistas y sectores cercanos al gobierno de Colombia en jugársela de frente con Trump, cuando las evidencias mostraban la victoria casi inminente de Biden, fue por lo menos falta de tino y de sentido común.
Ojalá esto no signifique otro traspiés para la política exterior del presidente Duque que deberá recomponer su estrategia ante el nuevo gobierno estadounidense porque desde la orilla demócrata se escuchan voces como la Dan Restrepo, exasesor de seguridad nacional del gobierno Obama quien ha criticado duramente el apoyo de un sector colombiano a Trump y las implicaciones que esto podría tener en las relaciones bipartidistas con el congreso de ese país.
Colombia indudablemente representa para Estados Unidos un aliado importante dada su posición geográfica en Suramérica y el tema del narcotráfico que sigue siendo el dolor de cabeza en la relación bilateral, tenemos mucho más que perder que ganar si no redefinimos el actuar.
Hoy está de moda otra vez el populismo, el culpar al pasado de todo, polarizar la sociedad, prometer lo que no se puede cumplir y buscar eternizarse en el poder.
Populismo de derecha y de izquierda han buscado imponerse en el mundo.
Populismo neoliberal como el de Berlusconi en Italia, clásico como el de Perón en Argentina, neoclásico de izquierda como Chávez y Maduro o de derecha como Erdogan en Turquía, afortunadamente en Estados Unidos esta vez ganó la coherencia.
Todo esto se da ante el incumplimiento de los partidos tradicionales, dejando el escenario propicio para explotar la desilusión de los votantes, pero como muchas otras cosas en la vida con frecuencia es peor el remedio que la enfermedad.
“El populismo necesita pobreza, ignorancia y fanatismo”: Anónimo.
*Médico cirujano y Magister en Administración.